Cuando el régimen comunista apostó por una vida sexual satisfactoria para las mujeres
El estado comunista totalitario de Checoslovaquia contribuyó paradójicamente a la emancipación de la mujer a través de la liberación de su sexualidad.
¿Cómo influyó el régimen socialista a la liberación sexual de la mujer? Esta es la pregunta que ha intentado responder la socióloga Kateřina Lišková, autora de un vasto estudio publicado por Cambridge University Press sobre la liberación sexual bajo el régimen comunista.
Ante los micrófonos de Radio Praga Internacional, Lišková nos ha explicado como, especialmente durante los años 50, asociados con los peores años de represión, el estado comunista totalitario contribuyó paradójicamente a la emancipación de la mujer.
Según explica la autora checa, fue durante su investigación doctoral cuando descubrió que la sexología checoslovaca era una ciencia establecida ya en 1921 y que fue claramente influyente. En sus propias palabras, para entender como funciona una sociedad es necesario interesarse por temas íntimos como es el caso de la sexualidad. Su intención con el trabajo de investigación fue responder cuestiones como: ¿Cómo vivían las personas sus relaciones íntimas? ¿Cómo se les dijo que tenían que vivirlas? ¿Qué era 'normal' o 'anormal' en esa época?
Igualdad, amor y orgasmo, la receta para un matrimonio pleno
El golpe de Estado de 1948 en Checoslovaquia está asociado a un cambio totalmente radical de la sociedad, con represión, juicios políticos y persecuciones. El régimen que se instauró también fue el responsable de la educación forzada de la población para ser buenos trabajadores productivos. En este contexto, el lugar de la intimidad y la liberación sexual, tal como explica Lišková, fue determinante.
La década consiguiente fue dura. Sin embargo, al mismo tiempo y desde el punto de vista legal, las mujeres y los hombres se encontraban en una situación de mayor igualdad que antes de la guerra, apunta la investigadora. En esos años 50 entró en vigor un nuevo Código de Familia que establecía que hombres y mujeres eran iguales en el matrimonio.
En muchos países, incluida Checoslovaquia, hubo un interés creciente en cuestiones de reproducción y nacimiento con la intención de garantizar que sobrevivieran los niños nacidos con bajo peso o de ayudar a las parejas a tener hijos. Estos eran asuntos de importancia nacional, destaca Lišková, porque el estado tenía que asegurar una futura generación de trabajadores después de un conflicto como la Segunda Guerra Mundial. La investigación los llevó a darse cuenta de que si querían una sociedad sana y una buena tasa de natalidad, una sexualidad femenina satisfactoria era esencial.
“Después de la guerra hubo interés en aumentar la tasa de natalidad. De los miles de mujeres que recibieron tratamiento para concebir hijos, el 9% no tenía ningún problema fisiológico. Los ginecólogos recurrieron a expertos del Instituto de Sexología que lanzaron un importante estudio. Se dieron cuenta de que las mujeres que no podían quedar embarazadas no se habían casado por amor, no amaban a su marido. Resulta que el socialismo original enfatizaba el amor. Todas estas cuestiones de igualdad necesarias para un buen matrimonio se pueden encontrar en las instrucciones publicadas para los recién casados”.
Los expertos tomaron en cuenta el amor y la satisfacción sexual de la mujer como factores para un matrimonio exitoso. Ya en ese momento, pues, el Instituto de Sexología nacional estudiaba el orgasmo femenino, algo pionero y mucho anterior a lo que hicieron Masters y Johnson en Estados Unidos a mediados de los 60.
Los expertos tomaron en cuenta el amor y la satisfacción sexual de la mujer como factores para un matrimonio exitoso. Ya en ese momento, pues, el Instituto de Sexología nacional estudiaba el orgasmo femenino, algo pionero y mucho anterior a lo que hicieron Masters y Johnson en Estados Unidos a mediados de los 60.
Su investigación fue el detonante de muchos otros estudios sobre el tema como el de los médicos de Františkovy Lázně, que vieron claramente que las mujeres que se creían infértiles estaban en realidad en uniones sin amor, sin igualdad y sin una sexualidad plena. Además, y a diferencia de las mujeres del estudio que estaban embarazadas, estas nunca habían tenido un orgasmo e intentaban evitar el sexo con sus maridos.
Por ello, se argumentó que había un problema con la igualdad de género, ya que las mujeres no eran seres emancipados ni tan siquiera en época socialista. Con su trabajo en el hogar junto con el asalariado, las mujeres estaban cansadas y eran infelices en su matrimonio. El Estado, pues, instó a los hombres a implicarse en la gestión del hogar y en la educación de los hijos, afirma Lišková.
Emancipación de la mujer antes de 1968
La mujer en Checoslovaquia experimentó grandes cambios en su realidad con el derecho al divorcio o al aborto. No obstante, explica la socióloga, ciertas tendencias y dinámicas de la sociedad patriarcal se mantuvieron mucho más tiempo.
“Cada vez que se impone una reforma radical en una sociedad, siempre se necesita un cierto tiempo para que se acepte. En el presente caso, el de las relaciones conyugales, vemos emerger ciertos argumentos en los casos de procedimientos de divorcio. He consultado muchas sentencias relacionadas con divorcios en Bratislava, Eslovaquia. Vemos que en la década de 1950, los viejos hábitos todavía se mantuvieron durante mucho tiempo. En ese momento, la infidelidad seguía siendo un argumento importante para disolver una unión”.
No obstante, en la década de 1960 hubo un gran cambio: Hay casos de mujeres que llevaban mucho tiempo casadas y que se quejaban de la violencia o del alcoholismo del marido. Los tribunales empezaron a aceptar numerosos divorcios por estas razones, relata Lišková. En los 70 y 80 ya empiezan a documentarse divorcios por falta de amor y satisfacción de las mujeres.
Esta liberación de género quedó truncada en Checoslovaquia por la era de la normalización. Aunque la revolución sexual ya era una dinámica que no pudo detenerse, la ‘estalinización’ lo frenó. En los países vecinos, comenta la socióloga, especialmente en Hungría, hubo un verdadero boom en cuanto a sexualidad, mientras que aquí el régimen de normalización puso mucho énfasis en la familia. De repente, volvió a germinar la idea de que madre e hijos eran una entidad inseparable. Además, el padre desapareció del discurso oficial, así como la idea de involucrarse en el hogar.
“El régimen de normalización empezó a dar muchas asignaciones al tener hijos para promover la natalidad. A medida que la curva de divorcio seguía ascendiendo, había cada vez más mujeres divorciadas con hijos que recibían esas asignaciones. Por aquel entonces el estado estaba fomentando la familia nuclear, papá, mamá e hijos, pero en la práctica las mujeres que querían divorciarse podían hacerlo sin temor a la precariedad económica gracias a estos subsidios que se habían creado para fomentar la familia. Fue un resultado extraño y contradictorio de una política estatal”.
En muchos sentidos, las mujeres checas tenían una mejor vida sexual bajo el socialismo, relata Lišková. Pone de ejemplo este subsidio económico, que tuvo una consecuencia diferente a la prevista en un principio, pero ayudó claramente a que las mujeres pudieran divorciarse, ya que no tenían miedo de encontrarse en una situación de precariedad financiera. Según la socióloga, bajo un sistema capitalista esto no es tan fácil porque muchas veces el divorcio implica no tener dinero para vivir.
Además, explica Lišková, la presión estética también aumentó mucho con la caída de la Unión Soviética. Antes de este acontecimiento, no había coacción con respecto a la apariencia física de las mujeres, algo que era, por tanto, liberador. En los años 90, y con el cambio de régimen, aparecieron nuevos problemas relacionados con el consumo y el cuerpo perfecto.
La investigadora publicará su investigación en checo a finales de este año, y concluye que ayudará a la sociedad actual a entender todos los aspectos del régimen comunista, de la dinámica que operaba y de sus contradicciones.