El presupuesto estatal encara un momento decisivo para su aprobación
El primer ministro, Petr Fiala, afirmó en los últimos días que el ejecutivo podría dar el visto bueno a su presupuesto para que entre en vigor, como muy tarde, el 1 de abril.
El ejecutivo checo enfrenta un momento decisivo respecto a la aprobación del presupuesto estatal. El primer ministro, Petr Fiala, declaró en los últimos días que el gobierno pretendía cerrar el presupuesto en la primera quincena de febrero para su posterior aprobación en la Cámara de Diputados. El objetivo es que el nuevo presupuesto entre en vigor, a más tardar, el 1 de abril por lo que los próximos días se presentan decisivos.
La consigna de rebajar el déficit por debajo de 12 000 millones de euros se mantiene intacta y tanto Fiala como el responsable de Finanzas, Zbyněk Stanjura, incidieron los últimos días en ello. Stanjura incluso se refirió a una cifra algo inferior y apuntó a 11 500 millones.
Resulta evidente que aún quedan algunos flecos respecto a la concreción de una propuesta presupuestaria pero Fiala, confiado, afirmó que “en la primera quincena de febrero debería pasar por el Gobierno”.
El Ejecutivo, por ejemplo, espera ingresar 2500 millones de euros más que en sus previsiones originales, pero estos se destinarán a las pensiones, mayores asignaciones debido al aumento de los precios de la energía y cubrir los gastos derivados de las bajas de enfermedad. Además de esto, la hoja de ruta pasa por recortar en torno a 3200 millones de euros en gastos.
Los socios de Gobierno, con todo, aún cuentan con varios asuntos sobre la mesa. El ministro de Industria y Comercio, Jozef Síkela, por ejemplo, manifestó en los últimos días la voluntad del Ejecutivo de aprobar una partida de en torno a 123 millones de euros para compensar a hasta 11 000 empresarios por los efectos de la pandemia. También se refirió a la posibilidad de ayudas a los propios empresarios debido al aumento del precio de la energía.
El Gobierno también negocia con un sector agrícola que realizó un amago de protesta contra los cambios en la política de subsidios.
Conforme a las palabras del primer ministro, esta semana parece marcada en el calendario para que el Gabinete de Petr Fiala haga cuadrar las cuentas y todo se concrete ya que, para este, la reducción del déficit siempre ha sido un punto clave.
Con todo, la política de austeridad por la que apuesta el Gobierno no afectará al contribuyente. Al menos eso defendió Fiala en comparecencia parlamentaria la semana pasada. "No aumentaremos los impuestos de ninguna manera, no asusten a la gente. Podemos garantizar a los ciudadanos que la carga fiscal general no aumentará", sentenció.
El país aún opera con un presupuesto provisional debido al rechazo del proyecto anterior a finales del pasado año, que proponía un déficit algo superior a los 15 000 millones. Es por eso que, desde el Gobierno, sacar adelante la nueva propuesta se ve como una prioridad.