Las vidas paralelas de Chequia y Uruguay
Además de tratarse de dos países que tienen ciertas características en común, se acaba de cumplir un centenario de relaciones diplomáticas entre Uruguay y República Checa. Y para conmemorar el aniversario, el historiador Michal Zourek publicó un libro bilingüe que, en forma integral, da cuenta de esos cien años de vínculo.
El pasado 16 de agosto se cumplieron cien años de una de las relaciones más fructíferas que se conocen entre un país europeo y otro latinoamericano: la que supieron mantener, durante tanto tiempo, República Checa y Uruguay. Y para conmemorar este aniversario, el historiador Michal Zourek decidió realizar un libro que surgió casi de casualidad, en el contexto de una charla.
“La idea surgió espontáneamente hablando con la cónsul honoraria de Uruguay en República Checa, Adriana Dergam, de cómo conmemorar los cien años de las relaciones y tuvimos la idea de publicar un libro, lo que finalmente se hizo realidad y, a finales de agosto, salió la publicación: ‘Cien años de relaciones checo-uruguayas’ en versión bilingüe representa el primer intento de resumir de manera integral los vínculos políticos, económicos y culturales entre los dos países”.
Zourek se viene dedicando hace años a investigar las relaciones checo-uruguayas y tuvo la posibilidad de trabajar no solo con los archivos checos sino también en Uruguay, donde mantiene relaciones profesionales con varios colegas. Sin embargo, afirma que su especialidad es la época de la Guerra Fría mientras que, en este libro, aborda un período mucho más amplio por lo que tuvo que trabajar en detalle, por ejemplo, la época de entreguerras, la Segunda Guerra Mundial y el período posterior al año 1989, luego de la Revolución de Terciopelo. Zourek está muy orgulloso de que su libro cuente con una introducción tanto del canciller checo como del canciller uruguayo. Y, por supuesto, en esta publicación que, por lo tanto, tiene cierto carácter oficial, se explica el origen de esa fecha simbólica que marca el inicio de las relaciones entre ambos países.
“Históricamente no había consenso, porque Uruguay y Checoslovaquia reconocían una fecha distinta, hasta que en los años noventa ambas partes reconocieron esta fecha de agosto de 1921 como el inicio de las relaciones entre ambos países y, básicamente, tiene que ver con la entrega de credenciales del primer ministro plenipotenciario uruguayo al presidente Masaryk, lo cual pasó el 16 de agosto de 1921, y eso simbolizó el establecimiento de relaciones diplomáticas”.
Aclara Zourek que, durante muchos años, Uruguay tomó como referencia una fecha anterior, la del 30 de julio de 1920, cuando el presidente uruguayo Baltasar Brum designó a Luis Garabelli como ministro plenipotenciario en Austria, Checoslovaquia, Polonia y Hungría. Lo cierto es que, en realidad, el primer contacto entre ambos países surgiría, en efecto, un año después cuando Garabelli entregó sus credenciales a Masaryk. Más allá de ese origen simbólico, Zourek viene encontrando desde hace tiempo ciertos rasgos que hermanan a los checos con los uruguayos, empezando por la semejanza en el tamaño de ambos países.
“Chequia y Uruguay mantienen una cercanía en varios aspectos, a pesar de la gran distancia geográfica, hay que tomar en cuenta la formación específica de la sociedad uruguaya que, en gran parte, es de origen europeo y, en el marco de la región, Uruguay está visto como el país con mayor grado de alfabetización, democracia y también tiene el nivel más bajo en cuanto a la percepción de corrupción en el marco de los países latinoamericanos”.
También destaca Zourek que, en el marco de sus respectivas regiones, Chequia y Uruguay tienen una de las clases medias más fuertes y también una de las tasas de pobreza más bajas. Además, Uruguay es uno de los países menos conservadores, donde se ha legalizado el aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo y el consumo de marihuana, lo cual despertó mucha atención en el mundo. Pero como si todo eso fuera poco, agrega Zourek que Uruguay es líder regional en el uso de recursos renovables.
“Creo que Uruguay es un país un poco subestimado, es un país importante que vale la pena conocer más detalladamente porque tiene mucho para ofrecer y el proceso histórico de ambos países, República Checa y Uruguay, es parecido en algunos aspectos”.
Cuenta Zourek que los uruguayos empezaron a llegar a Checoslovaquia en los años sesenta en una primera ola inmigratoria y luego durante la dictadura militar que se extendió entre 1973 y 1985. Algunas de esas personas eran miembros importantes del Partido Comunista de Uruguay, pero también llegaron empleados sin altos cargos que trabajaron en la ciudad de Ostrava, un centro importante de la inmigración uruguaya en Checoslovaquia. Pero ese es solo uno de los muchos aspectos del vínculo entre ambos países que Zourek desarrolla en su libro.
“Se puede decir que con todos los países latinoamericanos el intercambio comercial fue el principal impulsor de la relación. Además de la carne y el cuero, para Checoslovaquia también eran muy importantes las compras de lana y, por su parte, exportaba principalmente productos de ingeniería a Uruguay. Antes de 1989 se exportaron máquinas para fabricar grúas portuarias en Montevideo. En Uruguay también tienen cierta fama los tractores Zetor, los autos Škoda, como también eran muy populares los ciclomotores Jawa, sobre todo en los setenta y ochenta”.
En definitiva, Zourek señala que la cooperación económica fue muy importante, aunque Chequia también logró consolidar un fuerte vínculo cultural con Uruguay, sobre todo en los años sesenta a partir de la industria del cine y la música clásica, que alcanzaron un éxito considerable en Uruguay. Por otro lado, aclara Zourek que, al menos en el contexto latinoamericano, resulta casi excepcional el hecho de que las relaciones entre ambos países nunca han sido interrumpidas, quizás por el simple hecho de contar con cimientos fuertes.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, Uruguay apoyó muy activamente la resistencia de Checoslovaquia y recibió decenas de refugiados políticos, una actitud que fue muy valorada por el gobierno de Praga también en la época del comunismo, y hoy día es ya casi olvidada”.
Por otro lado, Uruguay fue junto a México el primer país en reconocer al gobierno de Checoslovaquia exiliado en Londres entre 1940 y 1941. Zourek indica que, aún en las últimas décadas, en un contexto en que tal vez se redujeron los vínculos entre Chequia y los países latinoamericanos, la relación con Uruguay fue y sigue siendo importante. Zourek recuerda, por ejemplo, que el presidente Václav Havel visitó Uruguay en 1996. Incluso en la actualidad muchas empresas checas siguen mostrando interés en invertir en Uruguay, a tal punto que una de ellas, Hutní Montáže, de la ciudad de Ostrava, viene de ganar un contrato extraordinario para realizar una obra por casi cuarenta millones de euros. Se trata de una planta celulosa en Paso de los Toros que será la más grande de Uruguay y una de las más importantes del mundo.