Un equipo checo desarrolla una sustancia que frena el desarrollo de tumores cancerígenos y metástasis
La revista Cancer Research publicó recientemente los resultados que está dando ya una investigación checa para detener el crecimiento de tumores cancerígenos. La sustancia mitoDFO evita que las células cancerosas puedan aprovechar el hierro, un elemento indispensable para su reproducción.
Expertos del Instituto de Biotecnología de la Academia de Ciencias de la República Checa, de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Carolina de Praga y de la empresa Smart Brain colaboran en un esperanzador proyecto. El equipo ya ha pedido el registro de la patente en la Unión Europea y Estados Unidos de su sustancia mitoDFO, que altera el funcionamiento de las células cancerosas con un nuevo método para que esta no pueda desarrollarse, según explicó a la Televisión Checa el director del laboratorio responsable, Jaroslav Truksa.
“Esta sustancia llega a la mitocondria y acaba con su funcionamiento normal. En la mitocondria funciona algo así como una central eléctrica de células que produce energía y para ello necesita hierro. Nuestra sustancia se adentra en la mitocondria, bloquea el hierro y no deja que funcione como lo hace habitualmente”.
El hierro es esencial para que crezcan los tumores, prosigue Truksa.
“El hierro tiene un papel importante. Todas las células que necesitan dividirse, esto es, doblar su ADN, su información genética, necesitan que crezcan todos sus elementos, como la membrana, para poder dividirse. Para estos procesos necesitan hierro y las células cancerosas más aún porque se dividen mucho más rápido y más a menudo”.
Esta nueva deferoxamina se aprovecha de las particularidades del metabolismo de las mitocondrias de las células cancerosas. Una de las cualidades de la sustancia que más destacan sus creadores es que tan solo ataca las células dañinas y respeta las sanas, algo que ya han podido comprobar en sus experimentos con ratones.
En esta fase de experimentación ya han probado sus efectos sobre varios tipos de cáncer, como explicó Jaroslav Truksa a la Televisión Checa.
“Con un cáncer de mama con un mal pronóstico, en un modelo en ratones con un sistema inmunitario funcional hemos demostrado que nuestra sustancia frena de manera notoria su crecimiento, el tumor no crece tan rápido, y en algunos animales incluso ha desaparecido. Pero lo que también hemos comprobado es que se ralentizó en gran medida la expansión de células cancerosas por el organismo, así que se retuvo notoriamente la metástasis”.
En sus experimentos han descubierto, por ejemplo, que con ratones con un sistema inmunitario deficiente los efectos de su sustancia sobre un cáncer de páncreas eran menores, por lo que creen que este descubrimiento no actúa por sí solo, sino ayudado por el propio sistema inmunitario.
En cualquier caso, desde la aplicación de mitoDFO hasta que se empiezan a notar sus efectos en las pruebas, transcurren tan solo entre 7 y 10 días, cuenta el científico.
Truksa explica que próximamente deberían avanzar a una fase de experimentación con otros animales, como cerdos o perros, sobre todo, antes de poder pasar a realizar pruebas clínicas en personas. Un proceso más largo, claro está, de lo que todo el mundo desearía, ya que calcula entre cinco y diez años cuando por fin se puedan referir a su sustancia como un medicamento apto para curar a enfermos.