Baja temporalmente el número de presos en las cárceles checas

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Las medidas contra la propagación del coronavirus han ayudado a reducir el número de reclusos en las cárceles checas. Según han indicado fuentes del Servicio Penitenciario se trata de la cifra más baja de los últimos cinco años.

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La epidemia de coronavirus ha llevado a la aplicación de nuevas restricciones en los centros correccionales del país. Los presos deben llevar mascarillas cuando estén en contacto con otros reclusos y cumplir las normas de higiene que rigen a nivel nacional.

A la mayoría de los presos no les gusta llevar mascarillas, pero no tienen otra alternativa. Pero en realidad lo que más les molesta es que desde hace casi tres meses no pueden recibir visitas.

Según dijo a Radiožurnál, emisora de la Radio Checa, una antigua convicta que pidió anonimato, no se tiene contacto con nadie de afuera, el único canal posible es Skype y la comunicación escrita.

Si bien es cierto que desde el comienzo de la pandemia los Tribunales han optado por posponer las condenas de cárcel, lo que ha reducido el número de convictos, la imposibilidad de visitar las prisiones afecta a los trabajadores de las ONG que ayudan a los condenados con programas de reintegración a la sociedad.

Foto: archivo Vězeňská služba ČR
Petr Schneedörfler, presidente de la asociación Lighthouse, que ayuda a las personas a cumplir sus condenas, confirma que trabajar con los condenados es más complicado debido a la prohibición de las visitas.

“Tratamos de aconsejarlos, les ayudamos a buscar trabajo, vivienda etc., pero la interrupción del proceso por dos, tres o incluso cuatro meses representa una gran complicación. En la mayoría de los casos resulta imposible preparar bien a la persona para su reintegración”.

Debido a la declaración del estado de emergencia por la epidemia de coronavirus, el número de personas tras las rejas ha disminuido significativamente. De acuerdo con un informe del Servicio Penitenciario, en este momento hay 700 presos menos, lo que representa el mayor bajonazo desde 2015. Sin embargo, no ha disminuido la sobrepoblación de las cárceles del país.

Poco tiempo después del brote del coronavirus, el Servicio Penitenciario pidió a los tribunales que pospusieran el internamiento de nuevos presos por temor a introducir el coronavirus en las cárceles. Libor Vávra, Presidente del Tribunal Municipal de Praga, dijo a la Radio Checa que se trató de un paso lógico.

"La solicitud del Servicio Penitenciario fue lógica. Por eso pedí a los tribunales de distrito que fueran lo más complacientes posible. Cuando una persona no estaba procesada bajo custodia, era necesario que los jueces estudiaran a fondo si realmente era indispensable enviarla a prisión en plena crisis de coronavirus”.

Se espera que en el momento que la epidemia lo permita, el número de presos vuelva a las cifras de antes de la crisis. En términos generales el descenso de la población penitenciaria ha sido positivo, pero las autoridades saben que se trata de algo temporal y extraordinario.

Las consecuencias del cierre hermético de las cárceles para las personas de afuera tendrán que ser analizadas a profundidad por representantes del Servicio Penitenciario, ONG y políticos. Las medidas restrictivas han impedido a las personas puestas en libertad, en este periodo de crisis, realizar una serie de trámites, porque su documentación ha quedado en la prisión y no pueden acceder a la misma, porque en su calidad de visitantes no pueden ingresar en la prisión.

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