Chequia es un paraíso para las ciencias ocultas

Somos una nación de ateos. A pesar de ello, o precisamente por ello, la mayoría de nosotros cree en fuerzas sobrenaturales capaces de dirigir nuestro destino. Sobre astrología, cartomancia y otras ciencias ocultas conversamos en este A Toda Marcha con tres checas, representantes de diferentes generaciones.

Los checos ocupamos el sexto puesto entre las naciones menos creyentes del mundo. Sólo Suecia, Dinamarca, Noruega, Vietnam y Japón son más ateos.

Por otro lado, estamos entre los más supersticiosos. Según un reciente sondeo realizado por la agencia Marketagent.com, casi un 60 por ciento de los checos se consideran supersticiosos. Jana, de 22 años, reconoce pertenecer a este grupo.

“Un poco sí que creo en supersticiones. Por ejemplo, si veo un gato negro cruzar el camino, escupo tres veces para evitar la maldición”, afirma la joven.

Aún más populares son los horóscopos que proliferan en la prensa checa. No hay periódico o revista que no dedique al menos media página a las previsiones astrológicas. Eva, una señora de 83 años, admite que es una de sus rúbricas preferidas.

“Claro que me gusta leer este tipo de cosas. Siempre echo un vistazo a mi horóscopo, igual que al de mis hijas y nietas, y así me hago una idea de cómo va a ser la semana. No sé si funciona o no, pero siempre lo hago”, dice Eva.

Creer que los añicos traen suerte o divertirse con los sencillos horóscopos de la prensa diaria es una cosa. Buscar a un astrólogo o una cartomántica y pagarle por sus servicios ya es distinto.

Pero basta con abrir las páginas de Internet y vemos que Chequia es un paraíso de las ciencias ocultas. Y siempre lo ha sido, afirma la señora Eva. Cuando tenía 13 años, una tarotista le adivinó el futuro. Setenta años después, la mujer recuerda con detalle todo lo que le dijo.

“Recuerdo que me dijo que me casaría bastante joven, pero que el matrimonio no sería feliz, especialmente en cuanto al dinero, que mis padres tendrían que ayudarnos económicamente. También dijo que si esperaba hasta los 28 años que me tocaría un esposo más rico. Pero yo no quise esperar tanto”, cuenta Eva.

¿Cuál es el motivo de que los checos, tan realistas y hasta escépticos en otros ámbitos, nos sintamos atraídos por las ciencias ocultas? Los expertos lo tienen claro. Dicen que, aunque lo neguemos, echamos de menos la espiritualidad cotidiana.

Y puesto que, por razones históricas, tratamos de evitar la pertenencia a cualquier comunidad que nos dicte unas reglas, incluida la Iglesia, buscamos la espiritualidad en lo sobrenatural.

“No se trata de conocer el futuro. Para la mayoría de los checos la consulta a adivinos o astrólogos es un tipo de confesión personal”, opina Daniel Herman, ex portavoz de la Conferencia Episcopal Checa. Michaela, de 32 años, comparte tal opinión.

“Me parece una explicación razonable. La fe brinda cierto tipo de seguridad o garantía de que, pase lo que pase, el Dios está allí y vigila nuestros pasos. Si uno carece de esta seguridad puede buscar otra, un punto fijo al que agarrarse”, opina Michaela.

Sea cual sea el motivo que nos trae a los consultorios de los adivinos, astrólogos y cartománticos, las preguntas que les hacemos son siempre las mismas. En primer lugar está el amor y las relaciones humanas, en segundo, el trabajo y las finanzas, coinciden los expertos en la materia.