La Legión Checoslovaca: el ejército de la futura república
El 28 de octubre de1918 se proclamó la independencia de Checoslovaquia culminando la actividad diplomática de los padres de la nueva república. El comportamiento de la Legión Checoslovaca, como el ejército de un Estado que no existía, a lo largo de la Primera Guerra Mundial y en la odisea de su retorno a casa atravesando toda Siberia en plena Guerra Civil Rusa, se convirtió también en metáfora de la lucha de un pueblo por su libertad.
Durante los años de la Primera Guerra Mundial se fueron constituyendo en el extranjero las instituciones de la que sería la futura República de Checoslovaquia, resultante de la descomposición del Imperio Austrohúngaro.
El germen del primer Gobierno del país surgió en Francia. El 14 de noviembre de 1915 se firmaba la fundación del Comité Extranjero Checo, que más tarde pasaría a llamarse Consejo Nacional.
Tomáš Garrigue Masaryk era su presidente. Josef Dürich y el eslovaco Milan Rastislav Štefánik eran vicepresidentes, y Edvard Beneš el secretario general de la organización.
A Dürich le apartaría más tarde de la dirección del país su idea de reinstaurar la monarquía checa. A Štefánik su desafortunada muerte en un accidente aéreo cerca de Bratislava, pocos meses después de conseguido el objetivo primero de una lucha de años.
Pero el Consejo Nacional fue reconocido como el gobierno legal checo en el exilio por los países Aliados de la Primera Guerra Mundial y a partir de él se formó el que dirigiría el Estado.Eso en lo que respecta al Gobierno. En cuanto al Ejército, surgió de forma algo más espontánea.
En el Ejército Austrohúngaro tuvieron que luchar la gran parte de los checos y eslovacos como correspondía al que sería el último capitulo de su sometimiento al Imperio. En sus filas se calcula que murieron entre 110.000 y 150.000 hombres.
Pero un gran número de checos y eslovacos luchaban en el frente contrario, como cuenta la historiadora Iveta Apltauerová.
"Los legionarios checoslovacos luchaban en Rusia, también en Italia y en Francia. Pero había también otros grupos de soldados checoslovacos que luchaban en toda Europa, pero esos tres sitios eran los más importantes. Eran voluntarios que vivían en esos países y que empezaron a luchar contra alemanes y austriacos".Los checos y eslovacos en el extranjero entendieron que la derrota de Austria y Hungría podría significar la disolución del imperio y la independencia de Checoslovaquia.
Estos grupos fueron creciendo rápidamente nutriéndose además de los desertores y prisioneros del Ejército Austrohúngaro, exiliados e intelectuales, entre otros, especialmente en Rusia.
La batalla de Zborov, el bautismo de fuego de la Legión
En París, Masaryk y Beneš llevaban una frenética actividad diplomática para conseguir que las potencias de la Entente tuvieran en cuenta sus pretensiones de independencia.
Masaryk se dedicaba sobre todo a Estados Unidos y Rusia, mientras que Beneš lo hacía con los representantes de Francia y Gran Bretaña. Pero Iveta Apltauerová destaca también la labor diplomática del militar, piloto, diplomático y astrónomo eslovaco Milan Rastislav Štefánik“Štefánik era muy importante para ellos, porque era general del Ejército Francés. Tenía buenos contactos con diplomáticos y políticos franceses, y los legionarios fueron reconocidos como los soldados de Checoslovaquia, pero Checoslovaquia aún no existía”.
Masaryk, para la consecución de sus pretensiones, consideró la necesidad de organizar un ejército independiente checoslovaco con las tropas de checos y eslovacos que ya luchaban por toda Europa.
Con ese propósito Masaryk y Štefánik se trasladan a Rusia tras la Revolución Rusa en febrero de 1917 (no la posterior de octubre, la comunista, sino la que destrona al zar Nicolás II y deja el país sumido en un caos de gobiernos provisionales)
Consiguen llevar a cabo su misión, y ya el 2 de julio la Legión Checoslovaca como ejército independiente al servicio de la Entente, tiene su bautizo de fuego.En la batalla de Zborov, en la actual Ucrania, los legionarios lideran una ofensiva en clara inferioridad numérica, de 3.500 hombres por parte ruso-checoslovaca y 5.500 soldados austrohúngaros, pero conseguirán una importante victoria. Más de tres mil prisioneros y un importante arsenal militar capturado fue el saldo a favor de la Legión.
La batalla, de dos días de duración, si bien no tuvo demasiada transcendencia en el devenir de la guerra, les hará ganarse el respeto del Gobierno provisional ruso de Kerensky, de los Aliados, y todo un golpe de efecto dentro de los territorios del Imperio austrohúngaro, como relata el historiador Ladislav Jouza.
“En ese momento demostraron que eran una unidad a tener en cuenta, capaz de llevar a cabo las más duras misiones militares. Y eso que era su bautismo bélico y aún no estaban del todo organizados. La sociedad checa dentro del Imperio Austrohúngaro se enteró entonces de la existencia de los legionarios checoslovacos, porque de Rusia llegaron las noticias que hablaban de checos luchando en el lado ruso”.Iveta Apltauerová recuerda también una curiosidad que se dio en la batalla de Zborov.
“Es interesante que en la batalla cerca de Zborov, se dice que lucharon dos presidentes checoslovacos, dos futuros presidentes checoslovacos: Klement Gottwald, que luchaba en el ejército austriaco, y Ludvík Svoboda, con los legionarios”.
La Revolución de Octubre y la ‘anábasis’ de la Legión por Rusia
La Revolución bolchevique de octubre (noviembre según el calendario de Europa occidental) complicó bastante la vida a la Legión Checoslovaca. Masaryk seguía en Rusia. Había llegado para terminar sus gestiones en unas semanas y terminó por quedarse casi un año.
El Tratado de paz de Brest-Litovsk, firmado por Trotsky con las Potencias Centrales, saca de la Primera Guerra Mundial a Rusia en marzo de 1918. La Legión Checoslovaca que sí sigue en guerra contra ellas, se queda dentro de un país enorme y caótico, inmerso en una Guerra Civil, donde no pueden continuar la lucha que a ellos atañe.
La orden de Masaryk es clara: no hay que mezclarse en las cuestiones que son solo de los rusos. La Legión, que en ese país cuenta con unos 60.000 soldados, tendrá que abandonar el país y llegar a Francia para continuar la guerra, pero no puede hacerlo a través de Europa. Tendrán que atravesar toda Rusia para llegar al mar primero.
Masaryk seguirá el mismo camino para llegar a Estados Unidos. El tiempo se echa encima, corre el año 1918 y necesita llegar cuánto antes allí donde se decidirá si checos y eslovacos tendrán su propio Estado.
En un vagón de tercera clase del transiberiano, tardará tres semanas en llegar desde Moscú a la ciudad portuaria de Vladivostok, desde donde pudo continuar su ruta a América a través de Japón.
Pero antes de montarse en el tren, acordó con el entonces comisario del pueblo soviético, Iósif Stalin, que entregarían una parte de sus armas a los soviets, pero se quedarían con otra para protegerse de los “contrarrevolucionarios”, en palabras del futuro mandatario de la Unión Soviética.
Cuando las potencias extranjeras entraron en la Guerra Civil Rusa, ya acabado el conflicto en el continente, quisieron contar con la Legión Checoslovaca, cuenta la historiadora Iveta Apltauerová.
“Después de 1917, de la Revolución comunista en Rusia, había un caos en el país que le llevó a la guerra civil. Los checoslovacos estaban muy bien organizados y armados. Así que los Aliados (Francia, Inglaterra y Estados Unidos) querían que se quedaran para ayudar al Ejército Blanco, y luchar contra los comunistas”.
Sin embargo prevalecían las directrices de Masaryk. Pero su planeada marcha neutral a través de toda Siberia se vio alterada sin remedio tras el incidente de Cheliábinsk, al sur de los montes Urales.
La escalada de tensión que daba a entender que el Gobierno soviético finalmente no iba a cumplir su compromiso de respetar la salida de la Legión Checoslovaca, desembocó en la toma por la fuerza de la estación de tren y de toda la ciudad de Cheliábinsk por parte de checoslovacos, que tendrán que luchar hasta el final para volver a su patria. Lo harán de parte del Ejército Blanco.
Los legionarios se hicieron fuertes en grandes áreas al este de la región del río Volga y de toda Siberia, demostrando ser una de las pocas unidades capaces de organizarse en la caótica Rusia de la Guerra Civil.
De hecho, se dice que la presencia de la Legión a solo un día de marcha de la ciudad de Yekaterimburgo, en los montes Urales, fue el detonante para que el Ejército Rojo se decidiera a pasar por las armas al zar Nicolás II y a toda la familia Romanov.Mientras esto sucedía, en mayo de 1918, en la ciudad estadounidense de Pittsburgh, se fraguaba el acuerdo con el que nacería meses después la República de Checoslovaquia.
En ese momento, la legión se pone a las órdenes del almirante blanco Aleksandr Kolchak, con el que sin embargo el entendimiento será siempre una cuestión frágil. El distanciamiento y la desconfianza de los checoslovacos hacia el almirante será inevitable, algo que solo irá en aumento con el tiempo.
La única prioridad de la legión era financiar a toda costa el viaje de vuelta a Europa. En sus operaciones militares de esos años, se hicieron acopio de grandes cantidades de armamento y otros bienes, con los que comerciaban. La situación de guerra propició toda clase de negocios. El profesor de la Universidad Carolina de Praga, Ivan Šedivý lo comenta.
“La Legión Checa tenía una amplia infraestructura económica. Tenían un departamento financiero que llevaba negocios a gran escala tanto con productos como con divisas y oro. Estuvieron tres años en Siberia, y tenemos que tener en cuenta que comerciaron con los rusos, con los chinos y con los japoneses, sobre todo, pero no solo. Además, también obtenían dinero directamente de los soldados”.Entre las diversas “operaciones” financieras de la Legión, siempre se tuvo la sospecha, y hasta la fecha prevalece, de que se quedaron con uno de los ocho vagones de oro de la familia zar como parte del trato con los comunistas para financiar su vuelta a casa. Continúa el profesor Šedivý.
“Actualmente podemos leer en muchos periódicos rusos que ese oro fue robado por Checoslovaquia. A decir verdad, no existe ninguna evidencia de que eso fuera así. Por otro lado, tampoco hay argumentos que lo puedan negar”.
El éxodo a la nueva patria
La Legión Checoslovaca en la ciudad rusa de Vladivostok, en el Mar del Japón, desde donde debía zarpar hacia Europa, llegó a gobernar durante un tiempo, pero el caos de la Guerra Civil rusa seguía en aumento.
Las deudas contraídas por el zar Nicolás II con los países occidentales durante años para, por ejemplo, dotar al país de infraestructuras, y que ahora Lenin no quería asumir, hacían que cada vez más países se involucraran en la Guerra Civil Rusa.Solo en la ciudad de Vladivostok había tropas de Francia, Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, pero las más numerosas, al lado de las checoslovacas eran las de los japoneses.
La dura lucha de los blancos y las tropas Aliadas contra el Ejército Rojo, que llegará a contar con unos tres millones de efectivos y que terminará ganando la guerra en 1923, solo seguirá dificultando la marcha de los checoslovacos.
Pero al fin, después de tener que atravesar toda Rusia, después de luchar a lo largo de miles de kilómetros, en diciembre de 1919 zarpa el primer barco con legionarios desde Vladivostok. Alrededor de un año después terminará la evacuación de la Legión.
Por supuesto, su destino ya no era Francia, sino su nuevo país, con recién estrenada independencia. La vuelta a casa no dejó de ser larga y tediosa, pero eso si, no tuvieron que volver a entrar en batalla durante el viaje.
Los legionarios siguieron dos rutas principalmente. Una les llevó a la costa oeste de los Estados Unidos, país que cruzaron en tren, para volver a embarcar con destino a Europa.
Con la otra fueron bordeando la costa china hasta Singapur, siguiendo por el golfo de Bengala hasta Ceilán (actual Sri Lanka), y después por el mar Rojo hasta llegar al Mediterráneo a través del Canal de Suez y desembarcar en Trieste, que tras la guerra era una ciudad de Italia y no de Austria.
Los legionarios después de la guerra
Para muchos, esa travesía fue solo un paréntesis antes de volver a los campos de batalla. De vuelta ya en Checoslovaquia, los últimos retoques del nuevo mapa de Europa tras los cambios que supuso la Guerra Mundial, requirieron también de su participación.
Países vecinos de Checoslovaquia no quedaron satisfechos con las nuevas fronteras establecidas y se produjeron enfrentamientos armados en el nuevo país, como cuenta Iveta Apltauerová.
“Después, cuando volvieron de Rusia, la mayoría de los legionarios tuvieron que luchar otra vez. Por una parte en Eslovaquia, contra los húngaros, y también contra Polonia por la provincia de Těšín”.
Pero los legionarios disfrutaron desde su vuelta en adelante de toda una serie de privilegios con el que el Estado les agradecía y reconocía su sacrificio de seis años.
Altos cargos en el Ejército, en la guardia del Castillo, puestos de funcionario, pensiones, además de la autoridad moral en la que se convirtieron para la sociedad. Pero no dejaron de levantar envidias y antipatías también debido al duro carácter guerrero que los años pasados entre batalla y batalla había dejado en muchos de ellos.Los legionarios eran sin duda una institución de la Checoslovaquia de los años 20 y 30. Pero tras la Segunda Guerra mundial, como cuenta Iveta Apltauerová, muchos tuvieron que pagar por su lucha contra el Ejército Rojo en Siberia tres décadas atrás.
“La situación cambió por supuesto después de 1948, porque los comunistas tenían miedo de los legionarios por su fama. Muchos de ellos pasaron mucho tiempo en prisión. Los legionarios habían luchado durante mucho tiempo en Rusia contra los comunistas, pero ellos solo querían volver a Checoslovaquia”.
Es difícil determinar la cantidad exacta de checos y eslovacos que lucharon en la Primera Guerra Mundial en la Legión. Pero juntando las tropas de Rusia, las de Francia, Italia y otros países, éstos superaron sin duda los 100.000 hombres.
Entre 4.000 y 5.000 no sobrevivieron para ver la nueva Checoslovaquia independiente dirigida por Masaryk. Pero todos ellos se ganaron su sitio en la historia, mientras desde sus muchos frentes por Europa y Siberia, vencían la batalla que libró el país por su independencia, y que pudo celebrar hace ya 92 años.