Las terrazas de verano de la capital checa
Los restaurantes de verano o terrazas tienen una larga tradición en la capital checa. Cada verano hay más y más. Son verdaderos oasis para descansar y relajarse en los meses más cálidos del año. En nuestra edición de Radioviajes de hoy no les presentaremos los lugares que estuvieron de moda hace un año o los que se espera estén el próximo verano. Haremos un recorrido por algunos de los restaurantes veraniegos más famosos del pasado.
Entre los restaurantes más famosos de la época destacó sin duda el conocido como Terrazas Barrandov, seguido de otros como Klamovka, Šlechtovka, entre muchos otros.
Para conocer más detalles sobre estos restaurantes pedimos ayuda a la persona más indicada, a Tomáš Dvořák, que es el comisario de una exposición sobre los restaurantes de verano capitalinos abierta en el Museo de la Capital.
Gracias a fotografías, esquemas y maquetas, los visitantes podrán hacerse una clara idea de lo que fueron y representaron las terrazas en la Praga del siglo pasado.Muchas terrazas se mantienen, otras están en proceso de restauración y algunas son ya solo recuerdos de antaño.
Y como muestra un botón, en el propio Museo de la Capital han reproducido una de las antiguas terrazas, con todo y la oferta de la época. Así que, por ejemplo, podemos pedir un queso de untar con sabor a chicharrones, goulash o el ya mencionado pan con mantequilla y un vaso de jugo de pera.
Este tipo de pedidos eran algo normal y corriente en las famosas Terrazas Barrandov en un día soleado. El público se deleitaba, por ejemplo, con la música de la orquesta de R.A. Dvorský, uno de los más famosos de entonces. Y dicho sea de paso el restaurante Trilobite, en las terrazas Barrandov, era uno de los más buscados por los directores de cine para ambientar sus escenas veraniegas.
Las Terrazas Barrandov ofrecían una serie de ambientes tanto interiores como exteriores, pero dejemos que sea Tomáš Dvořák, el director de la muestra, quien nos ofrezca los detalles.
“Debo decir que Terrazas Barrandov era un local muy ambicioso y generoso a la vez. En lo que se conocía como el Café de la Terraza cabían 3.000 personas, a ello debemos sumar el Restaurante Francés, el Bar Trilobite, algunos salones para actividades privadas y la piscina. Era una especie de resorte turístico, y su eslogan era algo así como ‘En las afueras, pero todavía en Praga’”.
Trabajar como camarero no fue cosa fácil en un lugar de semejantes dimensiones, según reveló Tomáš Dvořák.
“Sin duda no fue fácil. En los meses de verano se contaba con un equipo de 70 experimentados camareros. El edificio central tiene un mirador en lo alto de la torre. Los camareros tenían que coordinar muy bien sus viajes para no toparse a mitad de camino, uno bajando y otro subiendo. Pero lo más difícil era atender a los clientes de la piscina, porque había que bajar una escalera metálica que copiaba las rocas del cerro donde descansaba el complejo gastronómico y de entretenimiento”.
Otro dato curioso es que las Terrazas Barrandov fueron construidas en 1924 por el padre del ex presidente checo Václav Havel. Se inspiró en el pabellón Cliff House, que se erguía en una roca sobre el Océano Pacífico en San Francisco, Estados Unidos.El proyecto fue llevado a cabo por el arquitecto Max Urban, autor de los estudios de cine Barrandov y el barrio de lujo de la misma localidad. La fama de las Terrazas Barrandov es ya algo del pasado. Los últimos huéspedes disfrutaron a sus anchas del lugar en 1974.
Del Bar Trilobite, refugio de estrellas de cine y personalidades de aquella época, quedó tan solo un poco de maderos quemados. Recientes informaciones del mundo de las finanzas sostienen que hay inversores interesados en darle un nuevo impulso y volver a abrir las otrora famosas Terrazas Barrandov.
Nos despedimos de las Terrazas Barrandov para trasladarnos a otro de los restaurantes emblemáticos de Praga: El Restaurante Šlechta o Šlechtovka, como le quieran llamar.Arrasado por un terrible incendio en los años 70, fue uno de los lugares más buscados por los praguenses y los visitantes del parque Stromovka. Se dice que sus inicios datan del siglo XVII, como indica Tomáš Dvořák.
“Su aspecto data del año 1855. Pero su época de oro, por llamarla de alguna manera, es a partir del año 1900, con la llegada de la familia Šlechta. El lugar en general invitaba a pasear, a escuchar bajo la sombra de algún árbol el concierto de la tarde. Un afiche de la época invita a un concierto de verano, que empezaban a las 6 de la mañana”.
La recuperación del restaurante Šlechta requiere una inversión de millones de euros. Y todo parece indicar que todavía no ha llegado el momento de revivir ese bello y romántico lugar de la capital checa.A los restaurantes de verano se les conocía como “refugios verdes” de la capital. En el propio centro de Praga surgieron importantes lugares para el descanso y deleite de los capitalinos, recuerda Tomáš Dvořák.
“Podemos decir que este tipo de establecimiento apareció en el momento en que Praga empezó a cambiar. Dejó de ser una ciudad provincial y empezó a convertirse en una metrópoli europea en los años 60 y 70 del siglo XIX. Pero el mayor auge se dio a principios del siglo XX”.
Los restaurantes de verano empezaron a ocupar grandes espacios, con muchas mesas y un gran número de empleados. Aquellos días los menús no eran muy ricos todavía, dice Tomáš Dvořák.“Además del mencionado pan con mantequilla y el café con leche se servía cerveza. Los comensales más exigentes pedían carne empanada al estilo vienés, entonces era un plato de lujo”.
Otro restaurante con mucha historia es Klamovka. Situado en la frontera de los barrios Košíře y Smíchov, fue todo un desafío para su dueño, subraya Tomáš Dvořák.
El restaurante funciona hasta la fecha. Su nombre viene del dueño anterior, el conde Clam-Gallas, Clam pasó a la voz checa Klamovka y fue construido en 1897."El nuevo dueño, Matěj Hlaváček, fue un ambicioso y astuto hombre de negocios. Empezó de cero y poco a poco amasó una gran fortuna. Adaptó el inmueble hasta convertirlo en un bello restaurante de verano. El problema era que se encontraba un poco lejos. Su plan fue llevar hasta el restaurante una línea de tranvía. El proyecto fue mayor de lo esperado y Hlaváček quebró, y ya arruinado y con deudas, optó por suicidarse”.
(Repetición del 12/3/2011)