La Radiodifusión Checa bajo la sombra nazi
En esta edición de 'Legados del Pasado' recordaremos la oscura época que vivió la Radio Checoslovaca, cuando se vio obligada durante la Segunda Guerra Mundial a servir de instrumento propagandístico de la ideología nazi. A qué cambios fue sometida la organización de la Radio y qué actos valientes realizaron algunos de sus empleados serán el tema del presente programa.
Así fue y al cabo de pocas horas, el canciller imperial alemán, Adolf Hitler, se instaló en el castillo de Praga estableciendo el Protectorado de Bohemia-Moravia como parte del Tercer Reich.
Siendo los nazis conscientes del poder de ese medio de comunicación, la Radiodifusión Checoslovaca se vio obligada a formar parte del grupo Sendegruppe Böhmen und Mähren que estaba bajo el mando del ministro de Propaganda alemán, Josep Göbbels. Así se dio inicio al capítulo más oscuro de la historia de la Radio.
No todos los redactores querían someterse al poder del Tercer Reich. La primera manifestación de este desacuerdo fue trágica, cuando el primer día de la ocupación, al entrar los soldados de la SS en la sede de la Radio, el redactor eslovaco Pavol Donner se suicidó saltando por la ventana.
En abril de 1939 se llevó a cabo una limpieza étnica entre el personal siendo despedidos todos los empleados de origen judío. También se suspendieron las emisiones al extranjero a través de la Onda Corta. Éstas fueron renovadas dos días después pero solo en checo para los compatriotas residentes en el extranjero.
En cuanto a la programación, al principio no se produjeron intervenciones fundamentales, según cuenta František Hrdlička, el autor del libro 'Desde los Micrófonos hacia Radiooyentes'.
“La estructura del programa entonces casi no había cambiado. A menudo se emitían programas a fin de reforzar el sentimiento nacional. Se puede decir que al principio todo era más fácil, ya que los nazis todavía no habían llegado a controlarlo todo. Más tarde, después de la llegada de Reinhard Heydrich, se dio inicio a una rigurosa censura. Aunque en la Radio había personas que hacían la pelota a los nazis, todavía permanecían muchos redactores que se esforzaban en apoyar las esperanzas del pueblo checo, poniendo así sus propias vidas en riesgo, ya que estaba la amenaza del traslado a un campo de concentración”.
A fin de reforzar el sentimiento nacional, los redactores checos incluían en la programación sobre todo temas de la historia del país, la música checa y obras teatrales, cuyos autores a menudo aprovechaban el desconocimiento del contexto de los alemanes para emitir al éter indirectas y alusiones alegóricos a los sucesos de actualidad. Así los oyentes checos se acostumbraron a “escuchar mensajes entre líneas”.“Según los recuerdos de los redactores, lo peor fue cuando a la Radio llegaban cartas halagadoras escritas por los oyentes. Si una de esas cartas llegaba a las manos de algún confidente de los gerentes nazis, los redactores corrían mucho peligro. La mayor amenaza la representaban los alemanes de los Sudetes, que pasaron al servicio de las SS y dominaban perfectamente el checo. Éstos eran capaces de revelar los sentidos implícitos de las transmisiones y había veces que ocurrió”, indicó František Hrdlička.
Los gerentes alemanes y sus asistentes checohablantes supervisaban detenidamente los comentarios de locutores checos a fin de captar posibles indirectas, vigilando incluso sospechosos matices en sus acentos. Algunos radiooyentes alemanes que dominaban el checo advertían a la gerencia sobre alusiones sospechosas en las transmisiones y de las equivocaciones cometidas por los locutores intencionadamente.
Como un símbolo de burla y resistencia a los nazis entró en la historia un reportaje del locutor František Kocourek del 19 de marzo de 1939. Encargado de comentar un desfile del Ejército alemán en la Plaza de Venceslao, en Praga, codificó en sus comentarios divagaciones e indirectas irónicas como la siguiente.
“Todo esto parece un sueño. A quién se le hubiera ocurrido, hace una semana o dos, que veríamos un desfile así en la Plaza de Venceslao. Permítanme que mencione un detalle que no tiene nada que ver con lo militar. Desde algún lejano lugar ha llegado a Praga una gran corneja negra que ha bajado planeando desde el Museo Nacional a Můstek. Seguro que se ha extrañado de la imagen que ha visto bajo ella”.
Aquella vez František Kocourek salió impune, puesto que en los comienzos de la ocupación los alemanes pretendían jugar el papel de protectores y educadores del pueblo checo. En 1940 Kocourek rechazó seguir trabajando en la Radio bajo el mando nazi y al renunciar a su puesto comenzó a dedicarse a charlas públicas dirigidas contra Alemania. Esa actividad le resultó nefasta, y fue al final transportado al campo de concentración de Auschwitz, donde murió en 1942.Desde el mismo nacimiento del Protectorado, dentro de la Radio se fue formando un comité de resistencia ilegal conectado con la resistencia antifascista checa. A lo largo de la Guerra, sus miembros difundían materiales ilegales, organizaban colectas para comprar armas y apoyar a las familias de empleados detenidos por los nazis. Además, crearon una red de centros suplentes para transmisiones revolucionarias. Gracias a ello la Radio estuvo preparada para desempeñar un importante papel durante el Levantamiento de Praga los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.
Con la llegada de Reinhard Heydrich se refuerza la censura
La poca “autonomía” restante en la composición del programa se dio definitivamente por terminada con la llegada del subdirector de la Gestapo alemana Reinhard Heydrich, que fue declarado Protector de Bohemia y Moravia.
El 26 de febrero de 1942, la Radiodifusión Checoslovaca se convirtió en una sucursal de la Compañía Radiofónica del Tercer Reich, cediéndole todos sus fondos financieros.El nuevo intendente de la Radio llegó a ser el alemán Ferdinand Thürmer, bajo cuyo mando se intensificó la censura y el contenido de las transmisiones se adaptó todavía más a la ideología nazi. Cualquier mención sobre la existencia de la cultura checa autónoma quedaba prohibida al igual que no se podía hablar de su proximidad a las culturas eslavas. Por otro lado, se acentuaba su pertenencia a la cultura alemana. Regularmente se emitían informes desde la sede de Adolf Hitler así como programas satíricos que ridiculizaban a los enemigos del Tercer Reich como los judíos, el Gobierno de exilio del ex-presidente checoslovaco, Eduardo Beneš y a los Aliados. Escuchar transmisiones procedentes del extranjero en el territorio del Protectorado Chequia y Moravia estaba prohibido y cada radioreceptor tenía que venderse con una sello que ponía: “Recuerda que la escucha de emisiones extranjeras está prohibida y se castiga con la cárcel o incluso la muerte.” Entonces se transmitía a Chequia desde Moscú, Washington y Londres y al escucharlos, los checos tenían la esperanza de volver a vivir en un país libre.
El Levantamiento de Praga se inicia en la Radiodifusión Checa
El 5 de mayo de 1945 la guerra ya estaba a punto de terminar. Hitler se había suicidado, el Ejército Rojo había conquistado Berlin y los alemanes estaban capitulando paulatinamente.
Este día, el locutor Zdeněk Mančal introdujo la emisión matinal con una simbólica frase checo-alemana: “son las sechs horas”, (je sechs hodin) y continuó hablando en checo durante toda la transmisión, cosa hasta entonces prohibida.
El intendente nazi de la Radio, Thürmer, ordenó la vuelta de transmisiones en alemán, pero Mančal no le hizo caso, encerrándose con otros compañeros en el estudio. Thürmer convocó a 65 soldados de las SS, pero como la misma mañana los redactores habían quitado perspicazmente todas las leyendas orientantivas, no eran capaces de localizar el estudio. Fue entonces cuando en el edificio sonaron los primeros disparos de los soldados de las SS.
A las 12:33 se oyó en la transmisión un memorable llamamiento, que dio lugar al Levantamiento de Praga, en el que la Radio checa jugó un papel importante manteniendo al pueblo informado.“Hacemos un llamamiento a la Policía y al Ejército checos a que vengan a ayudar a la Radio Checa”. La Policía llegó enseguida apoyada por decenas de insurrectos civiles, que se habían enterado de lo sucedido gracias a la Radio. Muchos de ellos llegaron sin armas y lucharon con las manos vacías. Estalló una batalla por el edificio de la Radio.
A las seis de la tarde los soldados nazis capitularon tras haberse refugiado en un sótano, en el que los bomberos checos metieron mangueras llenándolo con agua. Al día siguiente, los alemanes se echaron atrás en su rendición, continuando con tiroteos y bombardeos. Por la tarde, un avión alemán lanzó una bomba sobre la sede de la Radio, consecuencia de la cual murieron varias personas. Los aparatos radiofónicos se estropearon, pero gracias a la existencia de estudios suplentes, establecidos durante la Guerra por los miembros de resistencia, las transmisiones no fueron interrumpidas.
Las luchas se prolongaron hasta el 9 de mayo cuando entró en Praga el Ejército Rojo, liberando la ciudad.
Las luchas por la Radio Checoslovaca se cobraron la vida de 89 policías e insurrectos. Gracias a su heroísmo, la capital checa se había convertido en la única ciudad liberada del poder nazi, cuya radio libre no dejó de transmitir ni durante los enfrentamientos más duros.