La jardinera de Reinhard Heydrich recuerda los días del atentado contra el cabecilla nazi
Reinhard Heydrich, el odiado protector nazi de Bohemia y Moravia, fue víctima de un atentado el 27 de mayo de 1942. Su jardinera, Helena Vovsová, de 92 años, recuerda los sucesos de aquellos días.
Los territorios de Bohemia y Moravia fueron ocupados por la Alemania nazi el 15 de marzo de 1939, en base al Pacto de Múnich. Fue creado el Protectorado de Bohemia y Moravia, bajo la supervisión de un protector nazi. Desde septiembre de 1941 ese cargo lo asumió Reinhard Heydrich, quien sustituyó a Konstantin von Neurath. De acuerdo con documentos de la época, el entonces presidente checo, Emil Hácha, se enteró del nombramiento de Heydrich, el segundo hombre de las SS, solo un día antes de su llegada a Praga, la tarde del 27 de septiembre de 1941.
En los archivos de la Radio Checa se han conservado grabaciones con información sobre la llegada de Heydrich a la capital checa, al Castillo de Praga, donde se iba a alojar.
De inmediato Heydrich impuso la ley marcial en el Protectorado, cada día tenían lugar arrestos y ejecuciones de ciudadanos checos que se oponían a los ocupantes, muchos eran enviados a campos de concentración.
Con su esposa Lina y sus tres hijos, Heydrich se asentó en el palacio de Panenské Břežany, a unos 15 kilómetros al este de la capital checa. Aquellos tiempos los recuerda la señora Helena Vovsová, de más de 90 años de edad, quien durante la Segunda Guerra Mundial trabajó de jardinera ayudante en el llamado palacio inferior de Panenské Břežany.
Vovsová nació en Praga el 12 de febrero de 1926, pero pasados pocos años se fue a vivir con sus padres a Panenské Břežany. Tenía 15 años cuando comenzó a trabajar en el palacio local y fue allí donde en primavera de 1942 vio a Heydrich, según contó a la Radio Checa.
“Nos dijeron que en el palacio iba a vivir Reinhard Heydrich con su familia. Que llegarían después de Pascua y que había que recibirlos debidamente. A mí, que era la más joven allí, se me encargó decorar la entrada al jardín palaciego. Me fui a buscar unas ramas de pino al bosque cercano y de regreso cerré la puerta de entrada al jardín. Miré en dirección a la carretera todavía y vi allí a dos soldados a caballo. Era Heydrich con su ayudante, que llegaron antes de lo que se había anunciado”.
A Vovsová le hablaron en alemán, idioma que no dominaba, pero entendió que le decían que abriera la puerta. Lo hizo porque, aunque no conocía a Heydrich, algo le decía que era él. Y enseguida avisó de su llegada a los demás. El acto de bienvenida no alcanzó a prepararse, porque él ya estaba allí y su familia le siguió pronto.
Helena Vovsová recordó que a Heydrich lo vio muy poco. Mucho más se encontraba con su esposa Lina que, según sostuvo, fue una mujer de mal carácter, gritona y que casi siempre estaba enojada.
“Yo vi a Heydrich muy pocas veces, más bien fue siempre por casualidad, cuando tuve que realizar alguna labor en las habitaciones del primer piso, o cuando iba a la cocina para llevar flores o verduras. La mayoría de las cocineras y sirvientes eran mujeres mayores, que solían contar muchas cosas sobre los inquilinos del palacio. Me enteraba de cómo amaneció la señora Lina, si tenía buen o mal genio ese día, y cosas así. A veces ella y su esposo iban a la cocina. O veía a Heydrich por la mañana cuando partía a Praga. Desde la capital llegaba un camión con soldados para acompañarlo. Así lo vi un par de veces”.
Preparativos para el atentado contra Heydrich
Mientras tanto, la resistencia y el Gobierno checo en el exilio en Londres comenzaron a preparar planes para la eliminación de Heydrich, apodado El Carnicero de Praga.
En el marco de la operación Antropoide, un grupo de paracaidistas checos, entrenados en Gran Bretaña, llegó al territorio checo y con ayuda de la resistencia local acordaron los detalles de un atentado contra Heydrich.
Este lo perpetraron el 27 de mayo de 1942 en horas de la mañana Jan Kubiš y Jozef Gabčík, quienes esperaron ocultos en el barrio de Libeň cerca de una curva por la que debía circular el coche en el que Heydrich iba al trabajo.
El atentado no cumplió del todo con el plan original, Heydrich no murió en el lugar, y herido de gravedad fue llevado a un hospital. Falleció al cabo de pocos días, el 4 de junio de 1942 en el hospital Bulovka de Praga, a consecuencia de las heridas sufridas.
Vovsová vio a Heydrich por última vez en la mañana del día del atentado
La última vez que Helena Vovsová vio a Reinhard Heydrich en Panenské Břežany fue precisamente el día del atentado, según recordó en entrevista para la Radio Checa.
“Yo solía cortar el pasto cerca a la entrada al palacio. Y ese día vi a Heydrich con su esposa Lina y su hija Silke bajar por la escalera de entrada. Él levantó a Silke, que pudo haber tenido entonces unos tres años, la alzó en sus brazos y le dio un beso. Luego dejé de mirarlos y me dediqué a mi trabajo. Después solo escuché el motor de su automóvil cuando abandonaba el lugar”.
Pasado algún tiempo escucharon gritos desde el pueblo y la servidumbre del palacio pensó que los nazis tenían allí un encuentro o que estaban esperando a alguien. Después se enteraron del atentado y de que Heydrich había sido llevado a un hospital en estado grave.
La noticia provocó espanto entre los sirvientes del palacio, quienes temían que los nazis podrían culparles de haber colaborado en los preparativos del atentado, recordó Vovsová.
“Estoy hablando del tema y de nuevo se me pone la piel de gallina. Siento como si todo eso hubiera ocurrido ayer. Estábamos aterrorizados, no sabíamos qué vendría. No sabíamos si nos iban a interrogar, además no sabíamos muy bien lo que significa la palabra atentado. Pero los nazis no nos hicieron nada, no llegaron a interrogar a nadie en Panenské Břežany y seguimos trabajando de forma habitual. Días después, a lo mejor Heydrich ya estaba muerto, fui al primer piso del palacio y en el pasillo, junto a la ventana, vi a su esposa Lina. La saludé, pero creo que no se enteró y me di cuenta de que había llorado, tenía los ojos rojos”.
Después del atentado y la muerte de Reinhard Heydrich, los nazis desencadenaron el terror y una ola de represalias contra los checos en el Protectorado de Bohemia y Moravia. Su venganza fue cruel y la sufrieron miembros de la resistencia tanto del país, como los que llegaron desde el extranjero. El odio de los nazis lo sintió también la organización socio-deportiva Sokol y la iglesia ortodoxa, que ayudaron a los paracaidistas. Pero, sobre todo, los pueblos de Lidice y Ležáky, la mayoría de sus habitantes fue fusilada o enviada a campos de concentración, y las aldeas arrasadas.
Un destino similar al de Lidice pudo haber sufrido Panenské Břežany, ya que la resistencia también había calculado al principio con este pueblo como eventual lugar del atentado, como comentó la señora Vovsová en la entrevista para la Radio Checa.
“Eso se decía aquí, que lo que había ocurrido en Lidice, pudo haber pasado en Panenské Břežany. Otros decían que no creían que el plan original del atentado había contado con este pueblo. Pero sí pudo haber sido así, porque era un lugar propicio para semejante plan. En el otro palacio local había vivido otro protector nazi, Karl Hermann Frank”.
Después del atentado contra Heydrich y su posterior fallecimiento, su esposa Lina siguió viviendo en el palacio de Panenské Břežany hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. En el pueblo falleció trágicamente con anterioridad su hijo mayor Klaus atropellado por un camión.
Helena Vovsová siguió trabajando en el palacio hasta 1945 y luego se marchó a Praga, pensando que nunca más volvería a ese lugar.
No obstante, al terminar la guerra, el palacio fue entregado al Instituto de Investigación de Metales, y en 1948 Helena Vovsová regresó a Panenské Břežany y hasta jubilarse trabajó en la mencionada Institución.
El triste fin de Jan Kubiš y Jozef Gabčík
Jan Kubiš y Jozef Gabčík, los autores del atentado contra Reinhard Heydrich murieron junto a un grupo de compañeros de la resistencia en la iglesia de san Cirilo y san Metodio, en Praga, donde se refugiaron después del atentado.
Uno de los paracaidistas, Karel Čurda, no llegó al refugio y denunció a sus compañeros a la Gestapo. Esta mandó a cercar el lugar, por lo que no había posibilidad alguna de salir vivos de allí. Algunos de los paracaidistas de la operación Antropoide prefirieron suicidarse dentro de la iglesia, después de varias horas de lucha contra cientos de miembros de las SS y la Gestapo, el 18 de junio de 1942. El traidor Čurda fue juzgado al terminar la guerra y más tarde ejecutado por traición a la patria.
La muerte heroica de los autores del atentado y de otros paracaidistas que desde Gran Bretaña fueron enviados a Checoslovaquia para cumplir esa tarea, la recuerda una placa conmemorativa y una exposición permanente en los interiores de la mencionada iglesia.