El cambio climático, un futuro desafío para la OTAN
Diplomáticos, oficiales militares y expertos se reunieron esta semana en el Ministerio de Relaciones Exteriores para discutir sobre la seguridad energética y los futuros desafíos que enfrentará la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Mientras discutían qué sería de la Alianza en 70 años, algunos argumentaron que es probable que los impactos del cambio climático sean la principal amenaza.
Pero algunas de las amenazas que se avecinan parecen ser inevitables y deben abordarse. Entre los temas tratados se destacaron los desafíos inherentes derivados de una mayor interconexión global y la importancia de las comunicaciones estratégicas para garantizar el apoyo interno a las audiencias, a menudo bombardeadas por campañas de desinformación.
Otros destacaron el impacto que las decisiones estratégicas, como la forma de lidiar con el auge de China, tendrán en el futuro de la Alianza.
Sin embargo, cuando se trata de pronósticos a largo plazo, una de las ideas más interesantes fue presentada por Elisabeth Braw, directora del programa Disuasión Moderna en el Royal United Services Institute de Londres.
Ella dijo que, en lugar de las amenazas entendidas convencionalmente para la OTAN provenientes de actores estatales o incluso cambios en la política interna, el inicio del cambio climático puede convertirse en la principal preocupación de seguridad de la Alianza en el futuro.
"China puede ser tan desafiante como lo es ahora, pero el clima definitivamente cambiará y conducirá a conflictos que tendremos que abordar. La producción de alimentos disminuirá, habrá conflictos por el agua y eso es algo que puede parecer muy futurista hoy en día, pero ya estamos viendo los efectos del cambio climático, aunque todavía no sea un gran desafío.Se puede imaginar una alianza de defensa cuando esos problemas se vuelvan abrumadores no solo para nuestros países, sino también para los demás, lo que conducirá a grandes flujos migratorios. Esto es algo que es poco probable que ocurra el próximo año o dentro de diez años, pero en 70 años es muy probable".
¿Pero cómo abordar a un enemigo tan poco convencional como el cambio climático? Braw explicó que se pueden encontrar algunas respuestas con el uso de paralelismos con las amenazas híbridas.
Estos son un desafío hoy en día debido a sus múltiples facetas y, a menudo, a los ataques indirectos, ya sea por fallas de Internet, cortes de energía o la desestabilización de la sociedad civil.
Sin embargo, ella cree que pueden reducirse en parte a través de la preparación de la sociedad civil para tales eventos, argumentando que realmente no importa cuál es el problema de seguridad, porque el efecto es el mismo: la interrupción de la vida cotidiana.
“Entonces, en el nivel de resistencia social, realmente no importa cuál es el desafío o la amenaza. Lo que tenemos que hacer es lo mismo, tenemos que trabajar juntos para que nuestra sociedad siga funcionando, incluso cuando haya una situación de estrés grave".Mejorar la preparación civil para las amenazas híbridas puede parecer una estrategia sensata, pero ¿existe suficiente consentimiento público para tales iniciativas?
Elisabeth Braw cree que sí podría haberlas y señaló una encuesta realizada recientemente en Suecia, que mostró que aunque solo el 55% de los encuestados pelearían por su país, el 84% estarían dispuestos a participar en un rol no relacionado con el combate y sin que se vea amenazada su vida.