El misterio de la tumba de San Metodio
Bienvenidos a una nueva emisión de Radio Praga, amigos. El 5 de julio está consagrado en la República Checa a la conmemoración de los santos Cirilo y Metodio, dos hermanos eruditos que llegaron en 863 al Imperio de la La Gran Moravia con la misión de evangelizar a sus habitantes. Su labor tuvo un inmenso impacto en el desarrollo cultural de los países eslavos. La veneración de las reliquias de los santos siempre han sido para los cristianos de gran importancia. Mientras que los restos mortales de San Cirilo se hallan supuestamente en Roma, el lugar del sepulcro de su hermano sigue siendo un misterio. Dedicamos este programa especial a la historia de la búsqueda de las reliquias de San Metodio, pero antes recordaremos la importancia del legado de los dos misioneros en el contexto de los países eslavos.
Aun así una gran parte de los habitantes del Imperio de la Gran Moravia seguía adorando a los dioses paganos. Para que la fe cristiana fuera aceptada con mayor facilidad, se recomendaba a los misioneros que la divulgaran en el idioma de los evangelizados, explica el arqueólogo Luděk Galuška.
“Sabemos del contendido de los sínodos, es decir, las reuniones de los dignatarios eclesiásticos, que a finales del siglo VIII se aconsejaba a los misioneros que para evangelizar a los Ávaros y Eslavos tradujeran las fórmulas básicas cristianas y los oratorios a una lengua comprensible para ellos”.
El soberano de la Gran Moravia, Ratislav I, temía además que las misiones cristianas bávaras tuvieran un impacto no solo religioso sino también político sobre su imperio. Como única opción para la independencia de la Gran Moravia consideró la fundación de una organización eclesiástica propia.El conde acudió al mismo Papa Nicolás I con la petición de que le enviara a unos eruditos que robustecieran la fe cristiana en su imperio y formaran a sacerdotes que continuaran con la misión evangelizadora.
El Papa sin embargo precisaba mantener una buena relación con el emperador del Imperio Franco Oriental y era consciente de que satisfacer la petición representaría un paso para que la Gran Moravia se liberara de su dominio. La súplica de Ratislav I por tanto quedó sin atender.
No fue igual la actitud del emperador romano de Oriente, Miguel III, que envió a petición de Ratislav I a dos hermanos eruditos a La Gran Moravia, hijos de un alto oficial griego de Salónica.Tras un viaje peligroso, ya que el Imperio Bizantino estaba en guerra con Bulgaria, los misioneros Cirilo y Metodio finalmente atravesaron en 863 la frontera del imperio moravo.
Glagolítico, un nuevo sistema alfabético
Antes de partir de viaje, Cirilo creó un sistema alfabético basado en una modalidad macedonia del idioma búlgaro. Este estaba pensado de forma que resultara comprensible para todos los habitantes de la La Gran Moravia, indica Luděk Galuška.
“Cuando el emperador Miguel III convocó a Cirilo para encargarle la gestión de la misión a La Gran Moravia, el predicador estaba convencido de que los moravos ya tenían su propia escritura. A no ser así, el emperador le pidió que inventara una escritura nueva. Cirilo creó un alfabeto nuevo, basado en parte en el alfabeto griego, y en parte en otras escrituras del mundo oriental. El alfabeto, que recibió el nombre de glagolítico, finalmente llegó a contar con 38 carácteres. Todos fueron completados con signos como círculos, rectángulos, cuadrados, etcétera, en los que se busca una simbología religiosa más profunda”. Gracias a este alfabeto, los hermanos tradujeron al eslavo antiguo el misal, el breverio y los cuatro evengelios conocidos bajo el título 'Proglas', la obra más famosa de aquella época, con cuya introducción comienzan todas las clases de la literatura en la República Checa.Los predicadores bizantinos pusieron los cimientos de la liturgia en la lengua eslava, consolidaron la identidad cristiana, y contribuyeron a la erudición del pueblo moravo.
No se trató de una labor fácil, ante todo por representar una espina en el ojo de la clerecía franca, que reivindicaba el territorio de La Gran Moravia como parte de su jurisdicción eclesiástica, y que no pensaba renunciar a su dominio.
Tras numerosas persecusiones por parte del imperio vecino, Cirilo y Metodio fueron acusados de predicar en una lengua prohibida, lo que les impulsó partir a Roma en defensa de su doctrina ante el mismo Papa.
Los misioneros llevaron a Roma como regalo las reliquias de San Clemente, que hallaron en Crimea durante una de sus misiones anteriores, indica Luděk Galuška.
“Cirilo descifró unas notas que le habían indicado que por aquella zona había sido ejecutado el cuarto obispo romano, San Clemente. Cirilo organizó una investigación y cerca del mar descubrió las reliquias del santo. Hoy se estima que no se trataba de los auténticos restos mortales, sin embargo, en aquella época lo creyeron. Las reliquias de los santos siempre han sido veneradas tanto en Occidente como en Oriente, y ese descubrimiento hizo a Cirilo ganar una gran confianza”.
Según la leyenda, la veneración de los restos mortales oscasionaba maravillas, como la curación de enfermos.La noticia causó tanta euforia en Roma, que el Papa finalmente otorgó a los misioneros el reconocimiento del eslavo antiguo como una lengua litúrgica.
El menor de los hermanos, Cirilo, enfermó en Roma y decidió instalarse en un monasterio. Poco después falleció.
Metodio, que fue nombrado por el Papa arzobispo de todo el territorio de Panonia, regresó a Moravia. Durante su viaje fue detenido y encarcelado por sus adversarios.
Tras dos años fue puesto en libertad por intervención del Papa y continuó con su labor evangelizadora. Falleció a sus 63 años de edad, 16 años más tarde que su hermano.
Con su muerte se dio en el Imperio moravo un cambio brusco. Los asuntos eclesiásticos quedaron en las manos del obispo franco Wiching, que empezó su labor encarcelando al nuevo arzobispo de origen moravo que antes había sido nombrado por Metodio.Los clérigos y monjes educados en el eslavo antiguo fueron expulsados del país, ya que rechazaron traicionar la obra y el legado de su maestro.
Los hermanos fueron canonizados en el siglo XIX y la importancia de su legado quedó acentuada en 1980, cuando el Papa Juan Pablo II proclamó a Cirilo y Metodio los copatronos de Europa.
En busca de las reliquias de San Metodio
Aunque con la llegada del siglo X el Imperio de la Gran Moravia fue desapareciendo, el legado de Cirilo y Metodio no cayó en el olvido y tuvo un gran impacto en el desarrollo cultural de los actuales países balcánicos.La Iglesia anhelaba tener en posesión las reliquias de ambos apóstoles de las naciones eslavas.
Según la biografía de los predicadores, escrita por sus discípulos, los restos mortales de Cirilo yacen en la basílica de San Clemente, en Roma.
Sin embargo, la arqueóloga Jana Maříková-Kubková indica que su autenticidad está en cuestión.
“Las primeras menciones sobre la localización del sepulcro de San Cirilo datan del siglo XIV. Hay dudas sobre si, durante los cinco siglos que transcurrieron de la muerte del misionero hasta la primera anotación documentada, los monjes no se olvidaron de donde se hallaba exactamente la tumba y no confundieron su posición. Estos casos solían ocurrir con frecuencia. Por ejemplo, en la época del reinado de Carlos IV, las reliquias de San Cirilo fueron traídas desde Roma a Praga. En breve aparecieron rumores de que se hallaban allí también los restos mortales de Metodio. Es un problema que lleva a que tampoco podamos estar seguros de que realmente se trata de reliquias de San Cirilo”.El lugar del sepulcro de Metodio sin embargo ha quedado envuelto en un halo de misterio. El único indicio lo ofreció su biografía, que afirma que la tumba de Metodio se hallaba „en una gran basílica de Moravia, en la pared izquierda, detrás del altar de la Madre de Dios“.
Mientras que el interior de la basílica queda descrito con detalle, sobre su localización no aparece ni una sola mención.Partiendo de esta nota, el lugar más factible de su sepulcro parece ser una basílica situada en el municipio de Velehrad, indica Maříková-Kubková.
“Se creía que allí se hallaba la sede principal de Cirilo y Metodio y, por tanto, que el hermano mayor fue enterrado allí. Esta leyenda se empezó a divulgar en la época del soberano checo Otakar I de Bohemia y más tarde durante el reinado de Carlos IV”.
Las primeras investigaciones arqueológicas se pusieron en marcha al principio del siglo XVIII, prolongándose hasta 1863, el milésimo aniversario de la llegada de los misioneros al territorio moravo. Todos los objetos extraídos sin embargo no datan de más allá del siglo XIII.
Otras pistas en la documentación histórica trasladaron la atención de los arqueólogos a la iglesia de San Clemente en la localidad de Osvětimany, situada en la actual región de Zlín.Según la leyenda, en la época de la soberanía del conde Ratislav I se hallaba en este lugar un monasterio.
La investigación resultó complicada, dado que el tabernáculo había sido devastado en el siglo XV a consecuencia de las Guerras Husitas.
Finalmente los arqueólogos lograron encontrar restos de un monasterio con un esqueleto humano. Los análisis no obstante mostraron que los restos mortales procedían del siglo XIII.
La búsqueda a raíz de una alucinación
El entorno de Osvětimany se halló durante mucho tiempo en el punto de mira de una de las investigadoras de la tumba de San Metodio más conocidas, Klementina Maštalířová.Según afirmó, sufría alucinaciones con apariciones del mismo Metodio, que le pedía que fuera buscar su tumba. Puso en marcha excavaciones e incluso logró extraer de la tierra una losa sepulcral con escrituras en eslavo antiguo.
Tras varias investigaciones, los lingüistas llegaron a la conclusión de que se trataba de una falsificación. Las letras de la losa estaban escritas en el glagolítico croata, que empezó a utilizarse a partir del siglo XIII.
¿Existe la posibilidad de que la tumba de San Metodio haya sido descubierta y simplemente no se sabe que se trata de ella? La arqueóloga Jana Maříková-Kubková sostiene que el lugar del último descanso del misionero se reconocería con toda seguridad.
“La tumba ciertamente contendría las insignias arzobispales, que serían inconfundibles. Sin embargo, las localidades donde se creía que podía estar enterrado fueron devastadas por la gente que entre los siglos XIII y XIV saqueaba piedras como material de construcción, y estas intervenciones fueron realmente brutales. Por ello, no veo muy probable que la tumba se hubiera conservado. Si es verdad que fue enterrado dentro de la pared de una basílica, creo que es probable que este lugar fuera destruido ya en la Baja Edad Media”. Los investigadores de la tumba no fueron reclutados exclusivamente de las filas de los especialistas.Numerosos patriotas moravos pusieron manos a la obra y aunque no encontraron lo que buscaban, descubrieron otros hallazgos importantes, señala Maříková-Kubková.
“El señor Růžička fue un importante investigador, que utilizaba métodos especiales. Exploraba sobre todo las localidades en torno de Ptácký Vrch y en las cercanías de Znojmo. Debajo de la tierra descubrió decenas de basílicas antiguas. La Comisión Arqueológica de Brno sin embargo no estaba de acuerdo con sus métodos de búsqueda. Él no ha aceptado la opinión científica y sigue insistiendo en que debajo de la tierra de los campos alrededor de Znojmo existe una gran basílica con la tumba de Metodio.”
La famosa tumba 580
En el municipio de Mikulčice, situado cerca de la ciudad morava de Hodonín, fue hallado un poblado con nueve iglesias y una basílíca de 35 metros de longitud.Se trataba de la iglesia más grande que había sido descubierta hasta entonces. Este hallazgo convenció a los arqueólogos de que en Mikulčice podía ser uno de los antiguos centros religiosos de la La Gran Moravia.
En la parte derecha del altar se halló una tumba que a primera vista manifestaba que la persona enterrada allí tenía un cargo importante.
Mientras que el líder de la misión arqueológica, Zdeněk Klanica, sigue convencido de que se trata del sepulcro de San Metodio, otros arqueólogos se muestran escépticos, explica Maříková-Kubková.“Es que en la tumba se hallaba una espada. Klanica sostenía que Metodio necesitaba una espada para protegerse en sus viajes, pero los especialistas rechazaron esta teoría, afirmando que un arzobispo nunca hubiera podido llevar un arma”.
Otra teoría sostiene que no se trataba de una espada, sino de los restos de un bastón arzobispal.
Otro objeto que reforzaba la fe de Zdeněk Klanica de que había descubierto la tumba de Metodio era una cruz de procesión, adornada con un motivo en forma de azucena.
Según el arqueólogo era una referencia al Imperio Bizantino, en cuyos territorios se han encontrado cruces parecidas.
El punto final a las especulaciones lo puso en 2011 el arqueólogo Lumír Poláček, al averigüar que la cámara sepulcral alcanzaba hasta por debajo de los cimientos de la pared de la iglesia, por lo cual sería con toda probabilidad más antigua que el edificio.Las reliquias siguen en paradero desconocido
En el punto de mira de los arqueólogos recayó también el municipio de Sadská Výšina, situado cerca de la ciudad de Uherské Hradiště.
Los trabajos arqueológicos revelaron allí una decena de iglesias, un cementerio de personas de cargos importanes y un poblado que pudo contar con unos 10.000 habitantes. Estos hallazgos indicaron que esta localidad era un centro religioso importante de la Gran Moravia.En una de las iglesias el arqueólogo Vilém Hrubý encontró una tumba cuya localización correspondía con el lugar del último descanso de Metodio, descrito en el libro escrito por sus discípulos.
El hueco en la pared, situado a la izquierda del altar, sin embargo no guardaba ningún resto mortal, ni objetos que indicaran que se trataba de la tumba de San Metodio.La mayoría de los arqueólogos checos están de acuerdo en que la iglesia de Sadská Výšina es el lugar más verosímil para el sepulcro de San Metodio.
Aunque no se ha logrado encontrar ninguna prueba, es importante que se hayan localizado los grandes centros religiosos de la Gran Moravia.
Según la opinión de Luděk Galuška, el ataúd con las reliquias de San Metodio pudo haber sido trasladado por sus discípulos cuando fueron expulsados de la Gran Moravia.Otra opción es que sus reliquias fuesen profanadas y devastadas por sus adversarios. La situación de la tumba de San Cirilo sigue siendo un misterio, y a la vez un reto para los arqueólogos.