“No se olviden, estamos luchando por la libertad y la justicia”

Nadiya con su madre

La estudiante de japonología Nadiya Yakubishyn lleva ya catorce años en Praga, pero tiene muy claro dónde están sus raíces. Durante los últimos seis meses, más que nunca dirige sus pensamientos a su patria, Ucrania. Con Radio Praga Internacional habló de cómo ha sido para ella el último medio año.

Seis meses después del estallido de la guerra en Ucrania, conversamos con Nadiya Yakubishyn con la conmemoración muy reciente del 54 aniversario de la invasión de Checoslovaquia por parte de las tropas del Pacto de Varsovia el 21 de agosto de 1968. Con el recuerdo de su propia experiencia con la agresión dirigida desde Moscú, los checos reunieron para Ucrania casi un millón de euros solo durante el pasado fin de semana. La cifra simbólica que más a menudo llegaba a la cuenta bancaria de la Embajada de Ucrania en Chequia era de 1968 coronas, es decir, unos 80 euros.

Foto: René Volfík,  Český rozhlas

Los checos se convirtieron desde el 24 de febrero en una de las naciones más generosas en cuanto a la ayuda a Ucrania. Durante las primeras tres semanas de la agresión reunieron solo en colectas públicas de ayuda humanitaria casi 110 millones de euros. Unos 380 000 ucranianos, principalmente mujeres y niños, encontraron refugio seguro en Chequia. Cuando se cumplieron los cinco meses desde el comienzo de la guerra, el propio ministro de Relaciones Exteriores, Jan Lipavský, animó a su nación a seguir apoyando a Ucrania, a pesar de que la atención ininterrumpida por el asunto podía resultar agobiante para la sociedad en general. “Vladímir Putin es producto de la URSS y del pensamiento soviético. Desgraciadamente para él, la creatividad de la democracia, del pensamiento y de las elecciones libres es tan fuerte que Occidente va a aguantar”, dijo el ministro en entrevista para la Televisión Checa.

También Nadiya confía en la fuerza de la libertad, de la democracia y de Occidente que, según cree profundamente, incorporará pronto a Ucrania a la UE. Para Radio Praga Internacional contó su historia, que tantos otros ucranianos residentes en Chequia como ella comparten.

“Nací en el oeste de Ucrania. Cuando tenía poco más de dos años, mis padres se divorciaron y mi mamá poco después decidió mudarse a Praga para tener un trabajo mejor. Tres años después también me mudé yo”.

Motivada por el bienestar de su hija, la madre de Nadiya optó en su día por la llamada maternidad transnacional, que representa un fenómeno muy común en Ucrania. Primero trabajaba en supermercados y cocinas para luego conseguir mejores puestos en distintas tiendas ubicadas en el centro de Praga. Mientras, intentaba cumplir todos los requisitos que le pedían las autoridades checas para poder traer a su hija. Al final, todo el proceso de reunificación familiar se prolongó durante unos cuatro años.

Foto ilustrativa: Cherry Lin,  Unsplash

Puesto que su padre tenía una nueva familia en Ucrania, durante esos cuatro años Nadiya creció con su tía. A la República Checa llegó con ocho años y, según cuenta, ya no recuerda muy bien sus comienzos en las escuelas checas ni el proceso de aprender un nuevo idioma. Lo que sí tenía claro desde pequeña era el deseo de aprender la lengua española. Con trece años empezó a estudiar en el instituto bilingüe checo-español Budějovická de Praga. Posteriormente, eligió la carrera de japonología en la Universidad Carolina.

A pesar de vivir en Chequia, su vida estudiantil se vio fuertemente interrumpida en febrero por la invasión rusa de Ucrania, dice.

“Significó un desastre, igual que para todos los ucranianos, porque ni siquiera podíamos creerlo. Nadie lo esperaba y, además, la tristeza era insoportable al principio. Todos estábamos como sin alma, digamos”.

Excepto Nadiya y su madre, toda la familia estaba en Ucrania cuando estalló la guerra.

“Todavía están en Ucrania, pero como es una región al oeste, un poco más cerca de Polonia, todos están, ahora mismo, más o menos bien. La cosa es que no es seguro, hay un poco menos de trabajo, los precios están creciendo y los salarios no están bien. Su vida es mucho peor que antes, pero todavía están vivos”.

“Todavía están vivos”, dice Nadiya, pero por qué cree que su familia permanece en el país de conflicto, teniendo, además, a sus familiares en Praga. “Quieren estar en su casa, porque es su casa”, es su respuesta.

Járkov | Foto: Martin Dorazín,  Český rozhlas

El patriotismo de los ucranianos asombró a muchos checos. Según Nadiya, los ucranianos han sido conscientes desde hace décadas de que “el enemigo” estaba cerca y, con la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, este sentimiento aumentó, como si estuvieran preparados en todo momento para defender su patria. Por eso, Nadiya está convencida de que la gran mayoría de los ucranianos que buscaron refugio en otros países, volverán a sus casas lo antes posible. Y con una sonrisa añade que sus amigos de Járkov, una de las ciudades más devastadas por la guerra, ya la han invitado a su casa.

“Los únicos que se mudaron de Ucrania son mis hermanos menores porque, como dije antes, mi papá tuvo una nueva familia y tengo un hermano y una hermana. Y, gracias a Dios, mi hermano tenía solo 17 años de edad, así que, pudo salir del país. Se mudaron a Italia con su madre. Mi abuela, la madre de mi padre, vive allí desde hace casi 20 años”.

El padre de Nadiya tuvo que quedarse en Ucrania debido a las leyes de guerra que prohíben a todos los hombres de entre 18 y 60 años salir del país. El padre mantiene con su hija un contacto permanente y, por ahora, no está obligado a luchar. Pero no todos los miembros de su familia tuvieron esa suerte.

Foto ilustrativa: Ministerio de Defensa de Ucrania

“Dos de mis primos están ya luchando y eso te hace sentir… Es una mezcla de miedo e ira por no ser capaz de hacer nada. Además, como todo esto está pasando sin razón, o, por lo menos, nadie de nosotros quería que pasara nunca, por eso el sentimiento ya no es de ira, sino de desesperación. No hay razón para que pase esto, para que la gente muera, no hay razón”.

Nadiya y su madre brindan ayuda tanto a los ucranianos que permanecieron en su país como a los que se refugiaron a Chequia. Su madre se comprometió a mandar la mitad de su salario directamente a Ucrania y Nadiya misma ya no es capaz de contar la cantidad de gente necesitada que durmió en su casa aunque fuera por una sola noche. Ahora mismo alojan a un primo discapacitado de la madre que vino de Ucrania a Chequia para conseguir un trabajo mejor y apoyar así mejor a su familia. Hablando de ayuda, preguntamos a Nadiya qué opina de la actitud de los checos frente a la guerra.

“Realmente no me lo esperaba, porque yo vivo en la República Checa desde hace 14 años y sé que no a todos los checos les gustan los ucranianos. Pero la ayuda y la enorme sensibilidad de la gente fueron increíbles. Era muy importante para nosotras porque sentimos que al mundo sí le interesa lo que está pasando, que tenemos no solo ayuda, sino a alguien detrás, y eso ayuda mucho”.

Foto: Petr Bušta,  Český rozhlas

Pasados seis meses de la guerra en Ucrania, la atención por parte del público checo y su preocupación disminuyeron. Nadiya, por lo tanto, quiere dejar un mensaje para los ciudadanos checos.

“Más que pedir ayuda, me gustaría decir gracias a todo el mundo por apoyarnos tanto hasta ahora. Lo único que se me ocurre es que, por favor, no se olviden del problema que hay porque estamos luchando por la libertad y la justicia, y espero que esta lucha la ganemos”.

En el mes de septiembre, Nadiya se va para un semestre a Japón, donde quiere profundizar en sus estudios. Aunque le gustaría brindar más ayuda a sus compatriotas desde Praga, la postura de su madre está muy clara: tú estudia.

No queda más que compartir con Nadiya sus esperanzas de que la democracia y la libertad ganen la guerra. Ojalá sea antes de que vuelva Nadiya de Japón.

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