Los mercados navideños a lo largo del tiempo

Foto: Zuzana Bayerová

Hola amigos. El equipo de Radio Praga les manda un cordial saludo y aprovecha el adviento para ofrecerles un programa dedicado a los mercados navideños, que forman parte inseparable de estas festividades por todo el país. La historia de estos mercados se remonta al siglo XVIII y ya desde enconces creaban un ambiente mágico y extraordinario en estas fechas del año. En el programa especial de hoy nos quedaremos en Praga para emprender un viaje retrospectivo hacia los comienzos de los mercados de Navidad en la capital checa.

Foto: Zuzana Bayerová
Muy pocos checos se podrían imaginar las fiestas de Navidad en Praga sin el olor de las típicas bebidas invernales como el vino caliente, el grog y la hidromiel, que se siente en el aire de los mercados y mercadillos navideños de toda la ciudad.

Los mercados navideños en Praga, así como los conocemos hoy, son una presentación de una amplia escala de productos que más o menos tienen algo que ver con la Navidad tradicional checa, pero quién sabe si los ciudadanos del siglo XVIII o XIX se sentirían bien en un lugar inundado de luces y si encontrarían al menos algunos artículos parecidos a los que conocían en su época.

La fecha exacta de los primeros mercados de Navidad en las Tierras Checas es desconocida, sin embargo, sus orígenes están vinculados con la llegada del cristianismo y con la paulatina divulgación de las costumbres y fiestas cristianas en el país, sobre todo con las fiestas de Pascua y Navidad. Estas antiguas costumbres tienen que ver con el aguinaldo, cuando los ricos daban regalos a los pobres tres veces durante el adviento – en la noche de San Nicolás, en el día de San Esteban, el 26 de diciembre y también con la llegada de los Reyes Magos.

El aguinaldo se convirtió posteriormente en la tradición de los regalos lo que, en la segunda mitad del siglo XVIII, favoreció el surgimiento de los mercados de Navidad, según explica para Radio Praga el historiador checo, Zdeněk Míka.

 Zdeněk Míka,  foto: ČT
“El paso para el surgimiento de los mercados de Navidad se abrió después de la Guerra de Sucesión Austriaca, o sea, a mediados del siglo XVIII. El nuevo fenómeno paulatinamente estaba sustituyendo otro evento que se solía celebrar en el pasado – las obras de teatro navideñas. Estos espectáculos, cuyo motivo principal era la Navidad, de hecho, puede ser considerado como el precursor de los mercados. Los espectadores se juntaban en unos grandes espacios y también allí los organizadores tomaban en cuenta las necesidades de los visitantes y vendían comida, bebida etc.”

Las piezas de teatro de Navidad sirvieron de gran motivación para la creación de los mercados navideños modernos que, ya en aquella época, se estaban formando en otras ciudades europeas.

En la actualidad se celebran mercados en varios rincones de la capital, sin embargo, el espacio más tradicional es la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, donde también se celebraba el mercado de Navidad más extenso de Chequia comprobado por los historiadores, según señala Míka.

“Sabemos con certeza que los mercados de Navidad existían a finales del siglo XVIII, que se celebraban y que el más grande se encontraba en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. La selección de este lugar es comprensible, ya que se trataba del centro de los cuatro barrios praguenses de la época y que todos los ciudadanos tenían que recorrer más o menos la misma distancia para llegar. ”

Foto: Zuzana Bayerová
Los mercados a principios del siglo XIX se dividían en dos partes. La primera, dedicada a San Nicolás, terminaba a la noche del 6 de diciembre e independientemente continuaba bajo la denominación `mercado de Navidad´. En la actualidad los mercados se retiran después de la festividad de los Reyes Magos, o sea, el 6 de enero, sin embargo, en el pasado se terminaba con el fin del adviento y con la puesta del sol a la Nochebuena. A pesar de que en el siglo XIX en Chequia ya existía la tradición de dar regalos en Navidad, de ninguna manera se lo podían permitir todas las clases de la sociedad. Sin embargo, éste no era caso de los mercados y mercadillos navideños, que ofrecían generalmente artículos baratos, accesibles incluso a las familias más pobres, según explica el historiador Míka.

“Lo máspopular entre los ciudadanos eran los dulces. El original pan de jengibre, en aquella época endulzado con miel, turrones y otros dulces de este tipo. También se vendía fruta. Tanto fruta fresca como seca. Muy populares eran las manzanas pero se podían comprar también limones y naranjas importadas de Italia. De todas maneras, era importante que cada visitante encontrara lo suyo y se llevara a casa al menos alguna chuchería. Sin embargo, se empezaron a vender juguetes para niños y es curioso que se tratara de juguetes muy baratos”.

La tradición de regalos se ha convertido durante siglos en una costumbre muy enraizada en la sociedad, pero los regalos han cambiado considerablemente.

Foto: Zuzana Bayerová
“La gente solía encontrar debajo del árbol navideño lo que más necesitaba en aquel momento, o sea, zapatos, gorras, guantes, abrigos, pero comprar un abrigo ya significaba gastar mucho dinero. Por ejemplo juguetes y libros infantiles, que aparecieron bastante tarde, después de la segunda mitad del siglo XIX, se regalaban solamente en las familias bien situadas. Generalmente se trataba de cosas de uso inmediato para que la gente se pudiera calentar durante el inviernos duro”.

Así como el día de hoy, las festividades navideñas representaban para los comerciantes la mejor temporada para aumentar sus ingresos, incluso para los que tenían sus tiendas fuera del mercado.

“La Navidad era la época más rentable para todos. No solamente para los comerciantes que tenían sus negocios móviles en los mercados sino también para los propietarios de las tiendas fijas en las calles. El historiador checo del siglo XIX, Ignát Hermman, en sus memorias menciona que los ingresos de los comerciantes durante el adviento superaban en total el 50% de los ingresos anuales”.

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Es curioso que el espíritu materialista acompañara las festividades checas ya desde antaño. El fraile benedictino y cronista, Jan z Holešova, describió ya en el siglo XV el choque entre lo religioso y lo profano dentro del convento, diciendo que los monjes durante la cena de la Nochebuena comían y bebían con tanto exceso que al final ni siquiera podían acudir a la misa de gallo. Sin embargo, por lo general, la parte religiosa de las fiestas se cumplía en el pasado con mucho más esmero que en la actualidad, lo que claramente también tiene que ver con el número de creyentes en el país.

Otra tradición vinculada con la Navidad checa que no podía faltar entre los artículos ofrecidos en los mercados praguenses son los pesebres, que solían adornar casas de la mayoría de las familias.

Se vendían belenes muy baratos, de arcilla o de yeso, en los que las figuras no medían más de 10 cm. Se trataba de un artículo verdaderamente barato, incluso se podían comprar piezas por separado y así crear un pesebre personalizado. En la primera mitad del siglo XIX aparecieron pesebres de cartón que se cortaban con tijeras para conseguir el modelo tridimensional. Éstos se importaban al principio de Alemania, pero luego fueron fundadas imprentas también en Praga que continuaban con la fabricación”.

Foto: Zuzana Bayerová
Sin embargo, la historia no siempre fue tan favorable en cuanto a la difusión de los belenes en las Tierras Checas. La idea de la creación de un conjunto representando el nacimiento del niño Jesús probablemente surgió en la ciudad de Coimbra en Portugal y a Chequia fue traída por los Jesuitas en el siglo XVI. Paulatinamente se fueron divulgando por las capillas e iglesias en el país hasta que el emperador José II de Habsburgo, durante su reinado en la segunda mitad del siglo XVIII, prohibió esta costumbre y quería acabar con los belenes en las iglesias checas.

Paradójicamente, la prohibición del emperador aceleró el desarrollo de los pesebres en hogares por todo el país, ya que las familias querían mantener la tradición al menos fuera de la iglesia. Después de la muerte de José II de Habsburgo todo volvió a las andadas y los nacimientos aparecían incluso en los mercados navideños.

El mercado navideño en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga no tenía un carácter exclusivamente litúrgico, puesto que las misas se efectuaban en las iglesias, pero sí se parecía a las ferias profanas, cuyo objetivo era divertirse y disfrutar de un ambiente excepcional, según dice Zdeněk Míka.

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“El mercado de Navidad en Praga tenía un aspecto muy similar a las ferias de la ciudad. Se parecía a una de las numerosas ferias que se celebraban en la capital en primavera y en verano. Y lo mismo pasa con los productos ofrecidos. Se vendía prácticamente lo mismo, sólo que el pan de jengibre en las ferias no tenía forma de San Nicolás y en las ferias se tomaba alcohol y la gente bailaba, en cambio, los mercados tenían un carácter más mercantil”.

El lado profano del mercado en la Plaza de la Ciudad Vieja lo apoyaban además los juglares y otros artistas que se juntaban en la capital con el objetivo de presentar su arte.

“En el mercado de la Plaza de la Ciudad Vieja había varias casetas de artistas que realizaban allí sus epectáculos. Se trataba de acróbatas, ilusionistas, adiestradores de animales, de exposiciones de las anomalias humanas y en algunas casetas mostraban incluso una sirena del mar. De todas formas, los mercados de Navidad en Praga representaban un tipo de ferias profanas”. Además no faltaban vendedores de canciones, que repartían entre los visitantes folios imprimidos en un papel de muy mala calidad con partitura y letra. El mismo vendedor la cantaba y la acompañaba de imágenes que representaban la historia narrada. En los mercados de Navidad, naturalmente, prevalecían canciones con motivos navideños y villancicos, no obstante, los cantantes no evitaban tampoco otros temas más naturalistas.

Foto: Zuzana Bayerová
“Todas las canciones estaban llenas de acción. No se trataba solemente de canciones sobre el nacimiento de Jesús sino también de temas como el homicidio y el amor trágico que muchas veces terminaba con la muerte de la protagonista”.

Sin embargo, todas estas actividades de ocio se efectuaban después de la parte litúrgica de las fiestas cuando los ciudadanos abandonaban las iglesias después de haber participado en una misa celebrada en Praga.

Lo que más realza el ambiente navideño en la capital checa son, sin duda, las luces. Las calles están inundadas de luz, las bombillas de colores colocadas en cada rincón y las tiendas que atraen a los clientes con cadenas de luces intermitentes. Pese a que nosotros percibimos la iluminación como una parte habitual de la vida no sólo durante la Navidad, dos siglos atrás la situación era totalmente diferente, así como comenta Zdeněk Míka.

“Para iluminar el mercado en la Plaza de la Ciudad de Praga se utilizaban exclusivamente farolas de aceite. En las casetas los comerciantes tenían lámparas de petróleo, velas o una simples lamparillas de aceite de colza. A ver la luz como parte imprescindible de la Navidad nos hemos acostumbrado a lo largo del siglo XX, antes la iluminación de los mercados era muy pobre”.

Foto: Zuzana Bayerová
Aunque con poca luz en la calle, un paseo por el mercado navideño siempre era una experiencia inolvidable para la gente, y sobre todo para los niños. Con respecto a la iluminación, cabe mencionar el símbolo de los mercados, representado por el árbol de Navidad, que se suele levantar en la Plaza de la Ciudad Vieja el primer día del adviento. Se trata de un árbol de estatura majestuosa, traído a la capital después de un proceso de selección minucioso que brilla con miles de luces y adorna la Plaza hasta el último día de las festividades.

Sin embargo, el árbol es una costumbre bastante nueva en la Navidad checa a la que se fue abriendo el paso de manera muy paulatina.

“Johann Karl Liebich en el 1812 presentó el árbol de Navidad en su casa para sus amigos. Liebich era director del Teatro Estatal de Praga procedente de Alemania y de ahí trajo esta costumbre a la capital checa. Sin embargo, aquí tardó mucho tiempo en llegar a los hogares de todas las familias. Se sabe que en los años cuarenta del siglo XIX ya se vendían los árboles de Navidad, pero no en el mercado de la Plaza Vieja, sino en otros lugares. Además, al principio se trataba de un artículo que se lo podían comprar solamente las familias ricas”.

Entre tanto, las familias que no disponían de tantos recursos, tenían que conformarse con unas ramas cortadas, quizás decoradas con adornos muy simples.

Foto: Zuzana Bayerová
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el fenómeno del árbol navideño paulatinamente empezó a instalarse en varios espacios por la ciudad, sin embargo, siempre teniendo en cuenta fines caritativos.

“Junto con la instalación de los árboles en la ciudad estaba vinculado un programa, un espectáculo teatral etc., siempre con el objetivo de recolectar dinero para los huérfanos de Praga. Estas actividades ayudaban un poco a que el árbol se convirtiera en una parte habitual de los hogares checos durante la Navidad, sin embargo, según se sabe, aún en los años setenta del siglo XIX, pasaba todo lo contrario. El árbol llegó masivamente a las casas de los checos a principios del siglo XX”.

Así se fue creando un ambiente favorable para que el árbol ocupara un sitio importante en vez de estar situado en lugares más bien alejados de las avenidas y plazas principales de la ciudad. Pero a pesar de ello, los praguenses tuvieron que esperar todavía unos años más para poder admirar el árbol navideño en el mercado en la Plaza de la Ciudad Vieja, según explica el historiador Zdeněk Míka.

Foto: Zuzana Bayerová
“El primer árbol de Navidad en la Plaza de la Ciudad Vieja fue levantado en 1925. Posteriormente fue titulado el `Árbol de la República´, lo que más tarde desapareció. De todas maneras, la instalación del árbol de Navidad en los mercados siempre mantenía esos fines caricativos, así como en el siglo anterior. Debajo del árbol era colocada una hucha de caridad a la que la gente podía contribuir. Estos recursos luego se repartían entre los pobres y como que ya había suficiente electricidad el árbol tenía un aspecto totalmente diferente y brillaba con bombillas de colores”.

Pese a que el mercado de Praga era, y sigue siendo, el más grande del país, no tuvo el honor de acoger el primer árbol de Navidad de la historia de los mercados. El primero lo pudieron ver los ciudadanos de la ciudad de Brno, donde fue levantado un año antes, o sea, en 1924. Posteriormente esta tradición se fue divulgando por toda Chequia. El día de hoy podemos encontrar durante el adviento árboles de todo tipo y tamaño incluso en las plazuelas de las aldeas más pequeñas.

Foto: Zuzana Bayerová
La historia moderna de los mercados y mercadillos de Navidad se vio influida por los regimenes políticos que se fueron alternando en el país durante la segunda mitad del siglo XX y según las ideas de los gobernantes cambiaba también el carácter de las festividades Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la sociedad sufría de escasez de todo tipo de artículos, incluyendo alimentos. Por lo tanto se puso en funcionamiento un sistema de cuotas y abonos, y gracias a ellos se podían conseguir al menos algunas de las cosas más necesarias, pero a pesar de estas condiciones desfavorables, la tradición de los mercados en Praga sobrevivió así como explica el historiador Míka.

“Después de la Guerra no había suficientes artículos debido a las cuotas que funcionaron en Checoslovaquia hasta 1953, sin embargo, se mantuvo la venta de caramelos y de pan de jengibre decorado con motivos navideños, pero todo sin chocolate, ya que el chocolate era uno de los artículos escasos. Posteriormente, se organizaban mercados de calidad e intensidad variada. Los comunistas cumplían cuidadosamente el carácter puramente profano sin ninguna señal de lo religioso. La Navidad durante la época comunista se caracterizaba como las Fiestas de la Paz, sin embargo, la tradición ya estaba enraizada en el país y ni siquiera el régimen pudo eliminarla”.

La tradición de los mercados de Navidad se sigue manteniendo en Chequia hasta hoy en día con mucho entusiasmo y, aunque el tiempo no lo podemos parar y las fiestas de Navidad han perdido algo de su sentido original, los mercados siguen teniendo un ambiente extraordinario que genera ilusión durante todo el año.

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