3) Universidad Palacký de Olomouc: excelencia académica, múltiples oportunidades y un entorno perfecto para progresar
Además de ser la segunda más antigua del país, la Universidad Palacký combina excelencia académica y una actividad incesante que incluye una gran cantidad de congresos, becas y convenios con las universidades más prestigiosas del mundo. Pero otra gran ventaja es su ubicación privilegiada en Olomouc, una bella y cómoda ciudad que combina la gloria de su pasado con la vitalidad del presente. En esta entrevista, Dipti Budha de India y Cintia Marchetti de Argentina nos cuentan su experiencia personal y los motivos por los que eligieron y volverían a elegir esta universidad.
Si bien cuatrocientos cincuenta años no se cumplen todos los días, la universidad Palacký de Olomouc no solo se enorgullece de su aniversario redondo, desde que fue fundada por los jesuitas en 1573, sino también de su esplendoroso presente. En la actualidad, la institución cuenta con alrededor de 25 mil estudiantes distribuidos en ocho facultades y, últimamente, se está convirtiendo también en una opción muy atractiva para los estudiantes extranjeros de grado y posgrado, como es el caso de Dipti Budha, una doctoranda de la India que disfruta su estadía en esta verdadera joya morava que cuenta, además, con el mayor centro histórico de Chequia después de Praga.
“Nunca hubiera imaginado que viviría en una ciudad en la que puedo ir andando desde mi casa hasta la universidad”.
Dipti Budha
“Quería hacer mi doctorado, entonces estaba buscando alguna universidad fuera de India: en Estados Unidos, también España pero escuché una charla del profesor Daniel Nemrava en un encuentro online de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, porque era la época del Covid y luego, hablando con él, supe que había un doctorado en literatura en español en República Checa y, en ese momento, solicité y encontré más información sobre esta universidad”.
Recuerda Dipti Budha que, si bien había estado en Praga dos o tres días en 2016, ni siquiera había escuchado hablar de Olomouc, la antigua capital de la región histórica de Moravia en la que actualmente vive y estudia. Esa fue una de las razones por las que, al principio, estaba un poco preocupada. Sin embargo, incluso antes de llegar al país, se dio cuenta de que iba a poder contar con mucha gente dispuesta a ayudarla.
“Estaba muy preocupada porque no sabía el idioma checo ni tampoco sabía cómo llegar desde Praga a Olomouc, pero le hice muchas preguntas a la encargada de relaciones internacionales de la residencia universitaria y ella me ayudó explicándome cómo podía llegar aquí y, luego, cuando llegué a la universidad, todo fue muy bien porque todos hablaban español o inglés, entonces me podía manejar con esos dos idiomas en la ciudad, y ahora todo está bien”.
Dipti Budha reconoce que no le suelen gustar mucho las ciudades modernas y, por lo tanto, el hecho de encontrarse con un centro histórico tan bien conservado como el de Olomouc le pareció fascinante. Por nombrar solo un caso emblemático, Gregor Mendel, el padre de la genética moderna, fue alumno de esta institución que, dicho sea de paso, le debe su nombre al historiador checo František Palacký y experimentó un gran florecimiento antes y después de que las tropas suecas ocuparan la ciudad en el contexto de la Guerra de los Treinta Años.
Todo lo necesario en cinco kilómetros
Sin embargo, lo que más la atrajo fue el hecho de que, a pesar de ser pequeña, Olomouc tiene de todo y, además, extremadamente cerca. Entre algunos de los sitios emblemáticos de esta ciudad que, para muchos, tiene el mejor y más variado mercado navideño del país, pueden mencionarse, por ejemplo, la catedral de Venceslao, la Columna de la Santísima Trinidad, la antigua muralla, el parque Smetana, el reloj astronómico, el museo de Arte Moderno, el chalet art nouveau Primavesi, el bohemio bar Ponorka en cuyas mesas aun se sigue fumando y, quizás lo más importante de todo, el pub Vertigo, verdadero epicentro de la noche estudiantil de Olomouc. Y eso es mucho decir porque estamos hablando de una de las ciudades del mundo con mayor presencia universitaria ya que, prácticamente, uno de cada cuatro habitantes es, en efecto, estudiante.
“En Nueva Delhi tenía mi universidad a veinticinco kilómetros de mi casa, mientras que aquí, en un radio de diez kilómetros, tengo todo lo que necesito: la universidad, la biblioteca, la casa de mis amigos, supermercados y cualquier cosa que necesite queda dentro de unos cinco o diez kilómetros máximo, eso para mí es algo muy bueno porque no gasto tiempo ni dinero para llegar a esos sitios, y la tranquilidad especialmente... porque nunca hubiera imaginado que viviría en una ciudad en la que puedo ir andando desde mi casa hasta la universidad, no sabía que existía un lugar así”.
Aunque nunca es fácil estar lejos de los afectos, Dipti Budha aprovecha la tecnología para que no pase ni un día sin hablar con ellos. Asegura que lo que más sorprende a su familia es la nieve que ven a través de las fotos que, cada tanto, les envía. En la universidad de Nueva Delhi, Dipti Budha obtuvo un máster en literatura románica y, en la actualidad, cursa el segundo año de doctorado en esa misma materia. Lo interesante es que, además, su tema de investigación vincula, en forma muy orgánica, su formación académica con las distintas representaciones que ha inspirado su país de origen.
“Voy a ver cómo los autores latinoamericanos y, especialmente, de México como es el caso de Octavio Paz y Margo Glantz... porque ellos viajaron y escribieron sobre India... entonces, mi tesis es orientalismo sobre India desde una perspectiva latinoamericana. India fue colonizada por los británicos y hay mucha historia pero cambió mucho durante esos cien años o más, entonces voy a investigar también sobre distintos modos de eurocentrismo y el concepto de orientalismo”.
Agrega que, además de tener un gran valor histórico, el edificio de la facultad le resulta también muy cómodo, porque, entre otras cosas, cuenta con una sala exclusiva para los estudiantes de doctorado. Por otro lado, Dipti Budha destaca también el nivel y la amabilidad de sus profesores, quienes le dan muchas herramientas para llevar a cabo su investigación. Por todo eso, afirma que siente tan natural su estadía en Olomouc que empieza a creer que esa hermosa ciudad con la que nunca había soñado le estaba, de algún modo, predestinada.
Por una enzima
Cintia Marchetti es de Buenos Aires y recuerda que, mientras hacía la licenciatura en Ciencias Exactas en la universidad de esa ciudad, con su grupo de trabajo estaban teniendo algunas dificultades a la hora de realizar una tarea muy específica: medir la actividad de una enzima. Para lograrlo seguían, como quien usa una receta de cocina, las indicaciones de un paper publicado por un grupo de investigadores de una ciudad checa llamada Olomouc.
“Le escribimos al grupo para preguntarles si nos podían orientar porque no nos estaba dando, seguíamos los pasos, pero había algo que no funcionaba y la verdad que fueron súper buena onda porque nos contestaron que sí, que no había problema y que si nos interesaba justo se había abierto una convocatoria y había una posibilidad de presentar un proyecto de cooperación bilateral al que podíamos aplicar para que alguien viniera de Argentina a entrenarse, o alguien de Chequia a Argentina, y hacerlo juntos. Entonces, mi director de tesis aplicó a ese proyecto de cooperación bilateral que al final salió y duró dos años y estuvo súper bueno porque gente de Argentina pudo venir al laboratorio de acá y gente de Chequia pudo viajar a Argentina”.
Agrega Marchetti que, en realidad, había otra persona que iba a participar de ese proyecto pero, a último momento, le salió otra beca para ir a Austria y ella viajó durante un mes en lugar de él. La coincidencia es que, por ese entonces, ella ya estaba pensando en estudiar afuera para luego regresar a su país con nuevas ideas y, si bien su idea original era estudiar en Francia, al ver lo bien que se trabajaba en ese laboratorio, luego de volver a Buenos Aires para terminar su licenciatura, terminó inclinándose por Olomouc. Es decir que, justo un año después de aquella primera experiencia, empezó su doctorado en bioquímica en la Universidad Palacký que concluyó en el año 2019. Hoy, sin embargo, continúa viviendo en Olomouc donde ya está terminando un posdoctorado en esa misma universidad que, en su opinión, ya no es exactamente la misma.
“Cuando vine al principio no había muchos extranjeros, éramos pocos, pero ahora veo que hay un montón de gente de afuera y está mucho más aceitado, hay muchas más cosas para hacer, como que cambió y ha mejorado muchísimo más, quizás ahora está mucho más publicitado y es una universidad mucho más conocida para los extranjeros porque hay muchísima gente pero en ese momento no era tan… yo no hubiera pensado nunca en venir a estudiar a República Checa si no fuese que se dio así”.
“Aquí hay un gran movimiento estudiantil porque Olomouc es una ciudad de estudiantes con un ambiente súper lindo para crecer”.
Cintia Marchetti
Su investigación se centró en el modo en que el grupo de hormonas vegetales llamado citocininas regulan la adaptación al estrés en determinados cereales (sobre todo, el trigo y la cebada). Con ese objetivo realizó diversos experimentos con plantas que crecían con falta de agua para analizar su comportamiento. Al llegar a Olomouc recuerda que la sorprendió la tecnología y el equipamiento del laboratorio, aunque no dejó de notar algunas diferencias culturales como, por ejemplo, el alto grado de formalidad y distancia con que se esperaba que se dirigiera a sus profesores. De todos modos, afirma que terminó acostumbrándose a esas dinámicas de trabajo. Y si bien Marchetti estudió en la Facultad de Ciencias Exactas, recomienda con mucho fervor las excelentes clases de checo que se dictan en la Facultad de Filosofía y, por supuesto, en la célebre Escuela de Verano de estudios eslavos de Olomouc.
“La verdad que yo estos años estuve súper contenta porque hay un montón de cosas que hacer, hay un montón de becas para aplicar, hay un montón de actividades además relacionadas con la universidad como un festival muy lindo de cine académico (AFO) y hay un montón de movimiento estudiantil porque es una ciudad de estudiantes y la universidad convoca a un montón de estudiantes de todos lados y la verdad que es un ambiente súper lindo para crecer”.
Agrega que la Universidad Palacký de Olomouc cuenta con una secretaría muy organizada que se encarga de asesorar a quienes estén interesados en aplicar a esas becas o programas. Marchetti pasó, además, por la experiencia de dar clases y asegura que las dinámicas de estudio son muy distintas en comparación con Buenos Aires porque, en su opinión, los estudiantes son muy independientes aunque, al mismo tiempo, le costó un poco el hecho de que no hubiera tanto diálogo como sí sucede en la mayoría de las clases de Argentina donde, según cuenta, se suele discutir mucho más. Hoy, en todo caso, con su experiencia de vida en Olomouc, tiene en claro que la magia del contacto con los otros siempre termina sucediendo, solo que a veces requiere un poco de paciencia.
“Acá la gente necesita mucho más tiempo para entrar en confianza, hoy más de la mitad de mis amigos son checos y muchos del trabajo también, pero son otros los tiempos: a veces uno se siente un poco raro o incluso fuera de lugar porque quiere entrar en confianza muy rápido y la gente necesita otros tiempos, como que después se da todo eso, esos espacios se crean, con mis compañeros de oficina ahora charlamos un montón sobre los experimentos y lo que hacemos pero, al principio, llevó un tiempo. Eso es lo interesante: las diferencias culturales y valorar las dos cosas, yo aprendí eso, que no toda la gente tiene tus mismos tiempos”.
Aun cuando ya está pensando en la posibilidad de volver a Argentina, Cintia Marchetti asegura que su experiencia en Olomouc no solo le ofreció una excelente formación académica sino que además cambió para siempre su estilo de vida. En ese sentido, revela que, al día de hoy, no hay fin de semana que no lo pase en el bosque, aunque llueva, truene o nieve. Porque si hay algo que le encanta de este país, además de su gente, historia y cultura, es la fuerte conexión de los checos con la naturaleza. De hecho, reconoce que le debe a Olomouc el descubrir que era capaz de hacer cincuenta kilómetros en bicicleta. Algo que, en Argentina, ni siquiera se hubiera animado a intentar.