Ladrillos checos en paredes del mundo

Radovan Lipus (en sombrero) y David Vávra, foto: Juan Pablo Bertazza

Radovan Lipus y David Vávra realizaron un exitoso programa de televisión que mostraba la riqueza arquitectónica de muchas ciudades checas. Pero luego redoblaron la apuesta y decidieron ir en busca de obras y edificios realizados por compatriotas a lo largo del mundo. En sus programas visitaron, por ejemplo, Bosnia, Japón, Argentina y Brasil y, de regreso, trajeron miles de anécdotas y aprendizajes que comparten en esta entrevista.

David Vávra en el programa 'Česká soda'

Šumná města fue un exitoso programa de la televisión checa que, a lo largo de 66 episodios emitidos entre 1995 y 2008, se encargó de mostrar la arquitectura más relevante de casi todas las ciudades del país. Según su creador Radovan Lipus el objetivo era saldar una deuda con los grandes arquitectos checos que, a diferencia de lo que ocurre con muchos escritores, cineastas y deportistas, por alguna razón no son tan conocidos. Y una de las claves de la calidad y dinamismo del programa fue la conducción de David Vávra quien, además de arquitecto, creó el llamado “Teatro del sótano” y fue parte de otro programa televisivo muy divertido y popular: Česká soda.

“Fue un feliz encuentro el que tuvimos con David. Al equipo de la televisión checa se le ocurrió que para conducir una serie sobre arquitectura lo ideal era alguien que pudiera transmitir cierta pasión por lo que veía. Entonces lo elegimos a David que además de arquitecto es actor y mientras mostraba los lugares también podía divertir al público. Así comenzó este encuentro que continúa hasta hoy”.

Mirador construido por Vávra,  foto: Juan Pablo Bertazza

Lipus y Vávra no se conocían pero a partir de entonces consolidaron una gran amistad y hoy se complementan a la perfección: Lipus soñaba con ser arquitecto pero su dificultad con la matemática lo inclinó a estudiar teatro. Vávra es actor pero en su rol de arquitecto reparó el restaurant de Palac Akropolis, instaló un mirador en la zona de Branické Skále y hasta colaboró con Jaroslav Róna en la puesta a punto de la famosa estatua de Franz Kafka en la entrada del barrio judío. Vávra revela que la obra está inspirada en su relato “Descripción de una lucha” y, durante ese trabajo, tuvieron muy en cuenta el absurdo de que Kafka, tal vez sin proponérselo, llegara a convertirse en un escritor tan famoso a nivel mundial.

“La estatua está inspirada en Descripción de una lucha, un relato en el que el narrador se sube a los hombros de un conocido como si fuera un caballo y, en esa posición, dan un paseo. Por eso a Róna se le ocurrió que la estatua tuviera forma de un traje vacío. Kafka es un judío alemán praguense y la estatua está ubicada en una posición estratégica: entre una sinagoga y una iglesia católica, y con su dedo apuntando a un templo evangélico”.

“La estatua de Kafka está inspirada en Descripción de una lucha, un relato en el que el narrador se sube a los hombros de un conocido como si fuera un caballo”.

Vávra confiesa, entre risas, que nunca había ganado un concurso arquitectónico y por eso considera que Róna fue muy valiente en invitarlo a participar. La historia de la estatua es tan fascinante como divertida: Róna subió efectivamente a los hombros de Vávra y ahí se dieron cuenta de que necesitaban más espacio alrededor de la escultura, por lo que Vávra diseñó el paisaje que rodea a la estatua y que incluye, en su base, la figura de un enorme insecto. Cuando estaban a punto de terminarla los ingenieros les contaron que, justo entre las dos piernas de Kafka, pasa la frontera entre la ciudad judía y la ciudad vieja de Praga. Cuenta con orgullo David Vávra que en la actualidad es la estatua más fotografiada de la capital checa, superando incluso a la de San Wenceslao, lo cual, según él, no hace más que enfatizar la sensación de absurdo.

Escultura de Kafka construida por Róna,  foto: Jana Šustová

Huellas checas en el mundo

Estadio Boca Juniors,  dibujo de Vávra,  foto: Juan Pablo Bertazza

Cuando sintieron que ya habían mostrado las principales obras arquitectónicas de casi todas las ciudades del país, a Lipus y Vávra se les ocurrió viajar por el mundo en busca de más obras arquitectónicas checas realizadas en el extranjero. Armaron las valijas y salieron a recorrer países tan lejanos como Israel, Australia, Japón, Brasil y Argentina, al que le dedicaron cinco programas. De hecho la embajada argentina está trabajando con los subtítulos en español para difundir ese valioso material que muestra la arquitectura checa en varias provincias argentinas pero también algunas costumbres típicas y hasta una entrevista en la mítica Bombonera con Enrique Hrabina, un aguerrido ex futbolista de Boca Juniors que también tiene raíces checas. Ese viaje fue, según cuenta Lipus, uno de los más importantes del ciclo.

“No lo digo porque sea una entrevista para el público latinoamericano pero durante la cuarentena me di cuenta de que siento un gran cariño por la cultura argentina, incluso tengo mi propio mate en casa. La verdad es que en cada país tuvimos sorpresas: en Bosnia, por ejemplo, nos asombraron las obras de Karel Pařík, un destacado arquitecto checo que hizo edificios tan emblemáticos como el Teatro Nacional de Sarajevo. De Argentina nos impresionó, sobre todo, el proyecto de catacumbas jesuitas realizadas en Córdoba por el arquitecto Juan Kraus”.

Obras de Carlos Navrátily Juan Kraus,  foto:  Juan Pablo Bertazza

Lo increíble, explica Lipus, fue que luego de filmar las catacumbas se pusieron a buscar un edificio realizado por el arquitecto Carlos Navrátil y se dieron cuenta de que esas dos obras tan emblemáticas como distintas se encontraban casi en la misma calle. Para David Vávra, por su parte, la historia más fuerte del rodaje en Argentina tiene que ver con Jan Josef Švagr, un arquitecto del que habían hablado durante un viaje a Japón en 2010. Luego de analizar su obra mencionaron, casi al pasar, que su tumba se encontraba en algún lugar de Argentina.

“Seis años después fuimos a Argentina y cuando llegamos a Claypole me di cuenta de que en el cementerio podía estar la tumba de ese arquitecto. Cuando finalmente encontramos el lugar pensé que tal vez éramos los primeros y últimos checos en visitarla porque casi nadie sabe de su existencia. Dejamos flores y ese fue uno de los momentos más fuertes y emotivos que tuvimos”.

Lipus aclara que la vida de ese arquitecto fue muy interesante: estuvo en la armada austrohúngara, luego viajó a Rusia donde conoció a su mujer y juntos se instalaron en Japón, donde realizó varias obras importantes. Su esposa falleció y él tuvo que abandonar el país por las circunstancias históricas. Ahí fue que viajó a Argentina. Cuenta Lipus que el cementerio es muy grande y ni siquiera los empleados del lugar sabían dónde estaba la tumba. Ellos querían incluirla en el programa pero ya casi no había luz y, justo cuando estaba por caer el sol, Vávra alcanzó a verla.

Palacio Barolo,  dibujo de Vávra,  foto: Juan Pablo Bertazza

Un mundo checo fuera de Chequia

“Šumné stopy también busca transmitirle al público que, al fin y al cabo, en todos los países hay el mismo porcentaje de amor y odio”.

Lipus reconoce que en comparación con Šumná města el nuevo ciclo no fue tan popular ya que mucha gente lo miraba porque quería ver su propia ciudad en la tele. Pero aun así lograron mantener un nivel importante de público y, además, su trabajo inspiró monografías, exposiciones y hasta la colocación de placas conmemorativas en homenaje a muchos de los arquitectos mencionados. Pero lo más importante, según Lipus, es que Šumné Stopy sirvió para mostrar que la cultura y la influencia checa trascienden las fronteras del país.

“Tal vez los checos saben algo de las raíces checas del presidente brasileño Kubitschek, y un poco de Bat’a y sus ciudades en Brasil. Pero de la existencia de Presidencia Roque Sáenz Peña en Chaco (Argentina) casi nada y me parece una pena porque es una comunidad bastante grande y muy importante en la región, además ahí están las únicas estatuas de Tomáš Garrigue Masaryk y Milan Štefánik en todo el hemisferio sur”.

Juscelino Kubitschek | Foto:  Governo do Brasil/Wikimedia Commons,  public domain

También cuentan que, gracias al programa, algunos espectadores descubrieron sus raíces ya que no conocían casi nada de sus antepasados. Las anécdotas son muchas pero una de las mejores sucedió en Rosario, cerca del Monumento a la Bandera, cuando se encontraron con un grupo de jóvenes con trajes folklóricos que, sin saber el idioma, igual cantaban las típicas canciones checas.

Pero reconocen que, en ciertos momentos, vivieron una especie de choque cultural. Les sorprendió, por ejemplo, que los clubes tradicionales de Buenos Aires solo aceptan a miembros de una clase socioeconómica alta. También la fuerte ascendencia europea en Argentina, en comparación con la mezcla mucho más rica de Brasil que incluye influencias asiáticas, africanas e indígenas y, sobre todo, el ruido de las manifestaciones latinoamericanas. Una de las más extensas, que duró varios días, ocurrió justo debajo del hotel donde se alojaban en la avenida Callao. Sin embargo, lejos de asustarse, decidieron participar: de hecho, en uno de los programas se lo ve a David Vávra agitando una bandera mientras canta una de las consignas ante la sorpresa del camarógrafo.

Rosario,  dibujo de Vávra,  foto: Juan Pablo Bertazza

“Los prejuicios son un gran tema, un tema fundamental de las naciones y de la política, todos los tenemos y nuestro objetivo con Šumné stopy no era solo descubrir las historias personales y obras de nuestros arquitectos checos sino también transmitirle al público que, al fin y al cabo, en todos los países hay el mismo porcentaje de amor y odio, de mentiras y verdades, y que en todos los países somos más o menos iguales”

Esa es una de las conclusiones más importantes que sacaron estos dos amigos apasionados por la arquitectura luego de dar su propia vuelta al mundo cuando aún se podía hacerlo. Y el estado de alarma mundial que desde hace varios meses encendió la epidemia del coronavirus no hace más que confirmarla.

Tumba,  dibujo de Vávra,  foto: Juan Pablo Bertazza