La República Checa a favor de la nueva Guardia Europea de Costas y Fronteras

Foto: ČTK

La República Checa respalda el plan de la Comisión Europea de ampliar el poder de la nueva Guardia Europea de Costas y Fronteras. La propuesta fue apoyada por Alemania y Francia, pero despierta polémica entre varios países miembros de la Unión Europea.

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La Comisión Europea aprobó un plan para mejorar la protección del Viejo Continente. Decidió ampliar las competencias de la Policía fronteriza que podrá intervenir en caso de necesidad incluso en contra del deseo del país afectado.

Varios países miembros expresaron su malestar porque estiman que semejantes poderes atentan contra la soberanía de los estados. A favor se expresaron Berlín y París, mientras que Madrid y Roma expresaron que no estaban en contra, pero que es necesario prestar atención a la posibilidad del envío de policías aunque el país afectado no lo consienta.

El primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, expresó su respaldo al plan de Bruselas y ofreció ayuda.

“Apoyamos esta iniciativa y estamos preparados para enviar policías y expertos, para que la guardia fronteriza empiece a funcionar cuanto antes“.

Bohuslav Sobotka,  foto: Filip Jandourek,  Radiodifusión Checa

Una actitud contraria fue anunciada por Polonia que pide explicaciones a Bruselas sobre la nueva guardia europea, y dio a entender que no apoyará nada que represente una amenaza para su soberanía.

Resulta curioso que la sede central de Frontex, la agencia que vela por la protección de las fronteras exteriores de Europa esté en Varsovia.

La nueva agencia tendrá un presupuesto que duplicará el de Frontex, una plantilla fija de 1.000 empleados y un contingente de 1.500 agentes adicionales, cedidos por los Estados miembros.

Desde el inicio de la crisis migratoria, la República Checa y otros países de Europa Central y Oriental han insistido en la necesidad de reforzar las fronteras exteriores europeas y proteger el espacio de libre circulación conocido como Schengen.

Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión, reconoció que la crisis cuestiona el espacio Schengen, porque los riesgos de seguridad son evidentes tras los ataques de París, pero insistió en que no deben mezclarse cosas como refugiados y terrorismo.

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De acuerdo con algunos políticos europeos la supervisión de las fronteras exteriores se realiza de manera desigual, por lo que surgen quejas contra Italia, pero en mayor medida contra Grecia convertida en la principal puerta de entrada de miles de inmigrantes.

En lo que va del año, 1,5 millones de inmigrantes han entrado de manera irregular en territorio europeo, y siguen sin funcionar de la manera adecuada los centros para el control y registro de solicitantes de asilo.