La historia del Pabellón de turba en los Baños Imperiales de Karlovy Vary
La ciudad de Karlovy Vary ha sido siempre un lugar muy visitado por turistas de todo el mundo, ya sea por la balneoterapia o bien por el Festival de Cine que una vez al año reúne a las estrellas de la gran pantalla. Esta vez les hablaremos del Pabellón de turba, un lugar imprescindible para los tratamientos curativos del lugar.
A pocos metros de los Baños Imperiales (Císařské lázně) se encuentra un edificio poco llamativo, pero que antaño fue fundamental para los tratamientos, puesto que allí se preparaban las turbas para la balneoterapia.
Conocido como el Pabellón de turba el inmueble, hoy en condiciones ruinosas, sirvió para que los Baños Imperiales alcanzaran fama mundial, según dijo a la Radio Checa Miloš Bělohlávek, de la oficina de información turística de los baños de Karlovy Vary.
“Desde el punto de vista histórico, este edificio desempeñó un papel clave para el funcionamiento de los Baños Imperiales. Desde ahí se suministraba toda la turba que requería la balneoterapia en el complejo sistema de baños”.
Los Baños Imperiales surgieron en 1895 con el objetivo de ofrecer a los clientes tratamientos con turba. El edificio tenía más de 100 cuartos de baño que necesitan suministros de turba curativa, según indicó Bělohlávek.
“En el pequeño pabellón, que tiene varios pisos bajo tierra, la turba se mezclaba con agua y se calentaba en enormes calderas. Posteriormente era trasladada, gracias a un sistema de pasillos subterráneos, al edificio de los Baños Imperiales justo al lado. Desde esta perspectiva, el Pabellón de turba es algo especial, que ayudó a que los Baños Imperiales fueran declarados monumento nacional de la cultura. Porque, aunque es un edificio maravilloso y majestuoso, no se distingue de otros que hay en Karlovy Vary. Fueron precisamente los baños de turba los que hicieron algo excepcional de los Baños Imperiales”.
En la mejor época de los Baños Imperiales se solía atender a unas 2000 personas por día. En los años 50 y 60 el Pabellón de turba comenzó a deteriorarse a raíz de una reconstrucción que dejó fuera de servicio muchas de las tecnologías originales.
Su funcionamiento era bastante complicado y poco limpio, desde afuera el edificio tuvo que ajustarse al complejo del centro termal, dijo Bělohlávek.
“Sus paredes exteriores estaban cubiertas de plantas trepadoras, entre el edificio y los baños había un pequeño jardín. Además, la mayor parte de los trabajos se hacía en los recintos subterráneos, de modo que no molestaran a los huéspedes de los Baños Imperiales”.
Los tratamientos con aguas medicinales, turbas y diversos programas de balneoterapia hicieron de Karlovy Vary una ciudad termal por excelencia. Entre sus clientes destacaron, por ejemplo, Tolstoi, Goethe, Bach, Beethoven, Kafka, Ibsen, Tchaikovski, Wagner, Freud, Nietzsche, Mahler y muchos más.
La balneoterapia empleada, consiste sobre todo en el consumo de aguas minerales y la aplicación de baños, tiene efectos muy buenos en el tratamiento de las enfermedades de los sistemas digestivo y motriz, y del hígado. La ciudad dispone de un total de 15 manantiales.
Actualmente se está resolviendo el futuro del Pabellón de turba. La administración de Karlovy Vary desea que el inmueble sea restaurado y reconocido por el Estado como monumento nacional de la cultura.
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