La hispanista Anežka Charvátová es la flamante presidenta de la Asociación de Traductores checa
Enfocada en formar nuevos talentos y mejorar sus condiciones laborales, la Asociación de Traductores de República Checa acaba de nombrar como presidenta a la prestigiosa hispanista Anežka Charvátová que, en esta conversación, nos adelanta el gran trabajo que tiene por delante.
En el cada vez más destacado mundo del hispanismo en Chequia se recibió con gran entusiasmo la noticia de que la hispanista y traductora del español al checo Anežka Charvátová fue elegida presidenta de la Asociación de Traductores de República Checa, que representa a los traductores literarios locales y, si bien es autónoma, forma parte de CEATL, una asociación que nuclea a todos los traductores literarios de países europeos y también algunos de América.
“Tenemos tres pilares o tres ejes en nuestras actividades: ayudar a formar a los nuevos traductores, luego ayudar a mejorar la calidad de las traducciones literarias que se publican y el tercer eje sería mejorar las condiciones de trabajo de los traductores”.
“Por supuesto para mí es un honor y una posibilidad de dar la cara, de presentar a los traductores, de hablar en los medios y atraer la atención sobre este trabajo que me encanta hacer, y tratar de mejorar las condiciones de trabajo de los traductores”.
Gracias a un prestigio construido en base a su profundo conocimiento de las múltiples culturas hispanas y traducciones notables como la de Los detectives salvajes de Bolaño, Conversación en la catedral de Mario Vargas Llosa y, recientemente, Temporada de huracanes de Fernanda Melchor, Charvátová es seguramente la traductora más requerida del español al checo, y más allá de la alegría que le genera este cargo, también es consciente de que hay mucho trabajo por hacer.
“Tenemos tres pilares o tres ejes en nuestras actividades: ayudar a formar a los nuevos traductores, luego ayudar a mejorar la calidad de las traducciones literarias que se publican y el tercer eje sería mejorar las condiciones de trabajo de los traductores”.
Charvátová explica que para el primer objetivo la asociación cuenta con una herramienta muy importante que es un concurso para jóvenes traductores de hasta 35 años que, además de otorgar menciones y premiar la mejor traducción en prosa y poesía, cuenta con un jurado muy profesional que se preocupa por mostrar a los jóvenes traductores cómo perfeccionar su trabajo, facilitando además el acceso a las editoriales. Sin embargo, casi todos los esfuerzos actuales de la asociación se centran en las condiciones laborales de los traductores, aunque Charvátová afirma que como el mercado checo no es tan grande, no hay que ver al editor como un enemigo sino entender que todos están en el mismo barco. Sobre todo, aquellos editores medianos que, según cuenta Charvátová, se las rebuscan para pagar traducciones literarias con el dinero que sacan de sus autores más exitosos.
“Tenemos estudios que analizan cuánto se paga por traducir una página en otros países europeos que ayudó a elaborar la organización internacional CEATL, y de ahí resulta que los checos son mucho peor pagados que los españoles, los alemanes y los franceses y solo los turcos son peor pagados que nosotros, y otros países de la antigua Unión Soviética, los rumanos, los búlgaros, etc.”.
Charvátová afirma que la traducción literaria debería retribuirse mejor porque es la mente humana la que tiene que decidirse entre los distintos matices de determinada palabra o estructura. Y a pesar de que hay tanto por hacer, Charvátová está tranquila porque confía en su equipo que ya está trabajando, por ejemplo, en la preparación de un contrato modelo para los editores. Por otro lado, aclara que uno de los grandes objetivos es darle mayor visibilidad al traductor, incluyendo, por ejemplo, su nombre en la portada del libro, una práctica muy usual en Francia que algunas editoriales checas ya empezaron a implementar. Por otro lado, Charvátová encuentra algunas diferencias en la valoración de los traductores antes y después de la Revolución de Terciopelo.“Antes de 1989 la traducción cumplía también un papel político o ideológico porque muchos de los autores de calidad que no podían publicar se refugiaban en la traducción y había muchos libros censurados, y poder publicar libros de literatura extranjera hacía que se ensanchara el mercado del libro y el horizonte del lector, entonces la traducción cumplía un papel muy importante. Eso después de 1989 ha cambiado un poco y el papel de la traducción ha decaído”.
Parte de ese deterioro lo atribuye a que, en la actualidad, casi todo el mundo se cree apto para traducir sin exigirse demasiado. Según Charvátová, el problema no pasa tanto por tener o no estudios universitarios sino por el hecho de que traducir requiere, en su opinión, un tipo de talento que no tiene nada que ver con la capacidad de hablar idiomas: en ese sentido, asegura que hay personas bilingües incapaces de traducir literatura. Y dice estar convencida de que vivir, por ejemplo, un año en Inglaterra no implica que esa persona pueda hacer una buena traducción del inglés al checo.
“La peor situación está, justamente, en el ámbito de la lengua inglesa porque mucha gente habla inglés y, entonces, cuando un editor quiere economizar le encarga la traducción al que le pide menos dinero y ese es el problema contra el que tratamos de luchar: tenemos que ser solidarios entre nosotros y poner un mínimo de pago por página y nadie puede traducir por menos porque eso no solo hace daño a la literatura sino también a los colegas que no van a recibir lo que es justo por su trabajo”.
Anežka Charvátová considera que un traductor debe ser, sobre todo, un lector voraz, alguien obligado a conocer su propio idioma en todos los contextos literarios posibles, y leer, en forma asidua, en el idioma del cual traduce. De hecho, está convencida de que traducir es la mejor forma de advertir todo el abanico de posibilidades y significados que ofrece un texto.
El nombramiento de Charvátová como presidenta de la Asociación de Traductores es otro eslabón importante en el incremento del interés que el español viene experimentado desde hace algunos años entre los checos. Charvátová recuerda que cuando se tradujo por primera vez Rayuela, de Cortázar, en la década del setenta, no existía Google por lo que el traductor, que no conocía la marca Particulares, pensó que ese cigarrillo era un elemento distintivo de uno de los personajes. Por supuesto, traducir en aquella época era mucho más arduo de lo que puede ser hoy.
“Sí, porque uno tenía también que ir a las bibliotecas, buscar las citas, hojear los libros… Ahora pongo cualquier cita y Google me la busca pero, por otro lado, ahora con el Google yo tardo a veces más que antes porque me dejo distraer y una palabra me lleva a la otra y es muy interesante lo que estoy leyendo sobre el origen de determinada palabra. Y ahí pierdo mucho tiempo leyendo cosas que son interesantes pero se me olvidan al tiro”.
Dueña además de un gran sentido del humor y bautizada por algunos hispanos como la Auxilio Lacouture checa por el personaje de Roberto Bolaño, lo primero que tradujo Charvátová fueron algunos ensayos del Diario mínimo de Umberto Eco, aunque la primera traducción que publicó en forma oficial fue Antes que anochezca, el libro de memorias del autor cubano Reinaldo Arenas.
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