La enseñanza a distancia ha pasado factura a la salud mental de los profesores
En la República Checa ha transcurrido la práctica totalidad del curso 20/21 con clases telemáticas o, como mucho, en régimen rotatorio. Los problemas ligados a las clases a distancia han tenido un efecto negativo en los alumnos, pero también en los profesores. Muchos aseguran estar al límite de sus fuerzas en este final de curso.
Las escuelas checas han sufrido uno de los mayores cierres de todo el mundo durante este curso por la virulencia que alcanzó en el país el COVID-19 durante el otoño, el invierno, e incluso principios de primavera. La apertura del curso duró apenas unas semanas en septiembre antes de que la gran mayoría de profesores y alumnos tuvieran que sentarse delante de la pantalla del ordenador en casa.
Gracias a la tecnología, las clases se han podido dar, pero en condiciones mucho peores, explica a la Radio Checa Jan Jiráň, profesor de geografía.
“Un ejercicio que podríamos corregir en clase en tres minutos o como mucho cinco, podíamos estar dándole vueltas unos diez minutos. Además hay que añadir los problemas técnicos o activar y desactivar los micrófonos bien para decir las cosas. Es muy poco efectivo. Después de este año tengo que decir que estoy harto”.
Otro de los problemas que más han afectado a los profesores ha sido la comunicación con los alumnos, que pasó de estar restringida al espacio de la escuela a chats de WhatsApp, por ejemplo, que invadían su tiempo libre, como cuenta la profesora de inglés Alena Bartošová.
“Estábamos prácticamente 24 horas al día de guardia. Desde que empezamos a estar todos conectados en un chat, en cuanto sonaba un mensaje, incluso a las 10 de la noche, ellos ya saben que lo has leído y hay que responder porque sabes que te van a llegar decenas de mensajes más en las siguientes horas”.
Algunos profesores han sido más estrictos y desde el principio supieron separar mejor su jornada laboral del tiempo libre, pero esta cuestión ha sido de las más agotadoras para quienes no lo consiguieron.
Desde esta semana ya no hay clases telemáticas ni rotatorias en Chequia, lo que está requiriendo de todos, no obstante, una nueva readaptación a lo que eran las clases normales hasta la primavera de 2020.
El presidente de la Asociación de Directores de Escuelas Primarias, Michal Černý, consideró para la Radio Checa que se deberían facilitar las cosas a los profesores, por ejemplo, intentando aliviarles de trabajo administrativo.
“Así podrían concentrarse en lo más necesario, que es el regreso de los niños y la labor pedagógica. También se puede pensar en programas de salud mental para los profesores. En mi escuela lo hice, aunque el interés no fue el que esperaba”.
Los expertos recomiendan a los profesores que compartan sus problemas con sus compañeros o con los psicólogos de la escuela. Estos consideran que la ayuda psicológica a los profesores debería instaurarse de forma sistemática y duradera, bajo supervisión externa pero en el propio centro. A fin de cuentas, se trata de un gremio que ya antes de la pandemia sufría altos índices de estrés a largo plazo, exactamente dos terceras partes de los profesores lo padecían, además de estar muy expuestos al síndrome de desgaste profesional, según un estudio de la Universidad Carolina de Praga de 2019.
En cualquier caso, lo que seguramente más ayudará a los profesores en este momento es que el curso marcado por la pandemia está a punto de terminar. Además, en las pocas semanas que quedan, tampoco se pueden poner objetivos muy ambiciosos durante esta breve vuelta a las clases, ya que a estas alturas el curso 20/21 no lo salva nadie.