La desinformación sigue siendo una amenaza para la democracia en Chequia

La desinformación ha evolucionado en los últimos años y ha adoptado los formatos más populares entre el gran público, también en Chequia.

Kristína Šefčíková | Foto:  Prague Security Studies Institute

La desinformación ha cambiado mucho en los últimos años a nivel mundial, ya que ha demostrado una gran flexibilidad. Los programas educativos, destinados a los ciudadanos ya no son suficientes para combatir el problema. Por eso, los expertos que trabajan en este ámbito también centran sus esfuerzos en buscar e identificar a los proveedores de fondos para las campañas de desinformación en línea. Radio Praga Internacional habló con la analista Kristína Šefčíková del Instituto de Estudios de Seguridad en Praga para descubrir cómo ha cambiado el panorama mediático, así como las medidas que los investigadores de la desinformación toman para combatirla. La experta comenzó por explicar que la desinformación ha sido tan exitosa por su adaptabilidad, ya que los que la difunden están dispuestos a utilizar cualquier tema o narrativa o cualquier formato digital que sea popular en este momento.

“El mayor cambio que hemos visto es que la desinformación solía ser un área poco transparente y anónima con un enfoque en los sitios web y los blogs. Sin embargo, a causa de la pandemia y la guerra en Ucrania, estas personas han ganado más visibilidad y, en muchos casos, adoptan el rol de influencers. A veces los llamo ‘influencers de la desinformación’”.

Tanto Rusia como China se centran en la propaganda. | Foto ilustrativa: René Volfík,  iROZHLAS.cz

Según Šefčíková, estas personalidades mediáticas gozan de gran popularidad en el espacio virtual. Además, entre sus metas figura también la monetización de su contenido a través de publicidad o financiación colectiva o por parte de los ingresos que reciben de las plataformas donde operan. Šefčíková cree que el dinero se ha convertido en un gran incentivo para los divulgadores de desinformación en línea y esta es quizá la mayor novedad en este ámbito. La analista también mencionó cuáles son las plataformas más prolíferas para semejante contenido.

“Facebook es todavía la plataforma más grande y aún la más utilizada por los checos en general, así que es un canal perfecto para la desinformación. No obstante, desde que Facebook o Meta tomaron ciertas medidas contra la desinformación, sus divulgadores empezaron a sentir el efecto de la regulación. Por eso, también se observa una migración a otras plataformas. Telegram es un caso muy específico, ya que allí casi no existen reglas y se ha vuelto un semillero para las comunidades más radicalizadas. Y como todavía cuenta mucho con el anonimato, es igualmente un canal muy importante para la propaganda rusa”.

Foto ilustrativa: Teemu Perhiö,  Wikimedia Finland,  Flickr,  CC BY-SA 2.0

Ya que se trata de influencers, otras plataformas también se ven afectadas, prosiguió Šefčíková. Por ejemplo, muchos canales de desinformación se encuentran también en plataformas de transmisión de vídeos como YouTube o TikTok.

La tarea de definir el significado preciso de la desinformación o su alcance también resulta bastante complicada para que no interfiera con la libertad de expresión. Por eso, las plataformas tienden a adherirse a cuestiones más determinadas como son el lenguaje de odio o actitudes extremistas. Últimamente, las cuestiones de salud también se han unido a las que se pretende controlar siguiendo el consenso científico para diferenciar lo que es cierto de lo que no. Aunque la creación de medidas y regulaciones generales es difícil, algunos países y alianzas como la Unión Europea planean dar pasos en esta dirección, aclaró Šefčíková.

“La Unión Europea intenta tomar ciertas medidas con la Ley de los Servicios Digitales que por lo menos obliga a las plataformas a ser más transparentes. Esto también concede más acceso a investigadores y periodistas, ya que esta legislación exige que las plataformas presenten sus esfuerzos destinados al combate con la desinformación o la propaganda. De estos informes nos queda claro que no se hace mucho al respecto, especialmente en los países del Grupo de Visegrado. Además, parece que las plataformas tienen dificultades con las lenguas eslavas, porque se observa una situación semejante en los Balcanes Occidentales”.

Foto ilustrativa:  Victoria_Art,  Pixabay,  Pixabay License

Šefčíková recalcó que la organización donde trabaja se dedica, entre otras actividades, a la comunicación con anunciantes y compañías que no saben que la publicidad de sus productos y servicios aparece en sitios web que difunden desinformación. En muchas ocasiones, los anunciantes no se dan cuenta de que esto podría suceder o no conocen las herramientas para controlarlo. La analista concluye que el gran problema sigue siendo el bajo nivel de formación mediática.

En cuanto a la República Checa, Šefčíková piensa que su punto fuerte es su activa sociedad civil que organiza muchos eventos y programas destinados a mejorar la preparación mediática. A pesar de la poca prioridad que el Gobierno otorga a esta cuestión, la experta está convencida de que la sociedad civil hace un trabajo excelente. No obstante, existen algunos fallos incluso en los talleres organizados por distintas instituciones y asociaciones, afirma Šefčíková.

Foto ilustrativa: Gerd Altmann,  Pixabay,  Pixabay License

“Siento que hay una brecha de edad que todavía persiste en estos talleres porque las actividades educativas están destinadas a niños y adolescentes o a personas mayores. La gente entre estos grupos de edad a menudo queda inadvertida”.

Šefčíková agregó que aún existe este malentendido de que las personas susceptibles a la desinformación son los niños y la gente mayor. No obstante, muchos sociólogos han averiguado que no es cierto que solo estos dos grupos necesiten mejorar su alfabetización mediática, esto es necesario para personas de todas las edades. Por eso, una de las grandes metas de los talleres dedicados a este tema debería ser una mayor pluralidad en la edad de los participantes, dice la especialista.

Autores: Jakub Ferenčík , Lora Lúkova
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