Klaus ratifica el Tratado de Lisboa, a regañadientes
El último obstáculo ante la puesta en marcha del Tratado de Lisboa, la firma del presidente checo Václav Klaus, ha cedido. Este martes, pocas horas después de conocido el veredicto del Tribunal Constitucional, Klaus firmó el documento, en contra de sus propias convicciones.
Eso sí, a regañadientes. Durante la rueda de prensa, antes de anunciar la ratificación, el presidente elevó la tensión reiterando su oposición al Tratado de Lisboa.
“Sobre todo no puedo estar de acuerdo con su contenido, ya que en cuanto el Tratado entre en vigor, a pesar de la opinión política del Tribunal Constitucional, la República Checa dejará de ser un estado soberano. Este cambio, ahora y en el futuro, legitima los esfuerzos de ese sector de nuestra sociedad que no permanece impasible ante los asuntos de nuestra nación y la existencia misma del Estado, y que no se quiere conformar con este resultado,” declaró.
La rapidez de Klaus fue inesperada, sobre todo teniendo en cuenta la guerra de desgaste emprendida por el mandatario a finales de 2007. Desde la redacción del Tratado, Klaus lideró una corriente de opinión contraria a una mayor integración europea, que en su opinión provocaría un déficit democrático, una pérdida de soberanía nacional y una reducción del peso de Chequia en la Unión.Apoyado por un ala euroescéptica del Partido Cívico Democrático, Klaus se las apañó para retrasar los debates y votaciones en el Parlamento y consiguió que el Tratado llegara dos veces al Tribunal Constitucional.
Por cierto, Klaus no ahorró críticas a los jueces, a los que considera poco neutrales e influidos políticamente. El presidente afirmó que no coincidía ni con el aspecto formal del veredicto ni con los fundamentos de derecho utilizados. Al mismo tiempo, reprochó al Constitucional que le instara a firmar sin dilación, ya que a su entender no tiene potestad para exigir nada al presidente de la República.
Uno de los senadores que presentaron el recurso de inconstitucionalidad, Jiří Oberfalzer, del Partido Cívico Democrático, declaró que recurrirían la sentencia al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El presidente del Tribunal Constitucional checo, Pavel Rychetský, afirmó que la queja de los senadores euroescépticos seguramente será rechazada.