El veredicto sobre el Tratado de Lisboa, la semana que viene
El Tribunal Constitucional Checo ha atrasado hasta el 3 de noviembre su decisión acerca de la constitucionalidad del Tratado de Lisboa. De momento y mientras tanto en Bruselas comienzan las negociaciones sobre la excepción que el presidente checo, Václav Klaus, desea incluir en el Tratado. Más información con Carlos Ferrer.
El recurso de inconstitucionalidad presentado por los 17 senadores afines al presidente Klaus considera que el Tratado de Lisboa convertiría a la Unión Europa en un superestado y que por tanto la soberanía del país se vería amenazada. También se duda de la compatibilidad del documento con los fundamentos democráticos del país e incluso se pone en cuestión la legitimidad de los tratados de Roma y Maastricht, que la República Checa ya firmó en su momento.
La mayor parte de la clase política confía en que el Tribunal dé su visto bueno al Tratado, basándose en una resolución similar del año pasado. Sin embargo, en el gabinete de Klaus se confía en que el recurso sea aceptado, como explica el secretario del Presidente, Ladislav Jakl.
"Los senadores no van a una batalla perdida, ya que en la anterior resolución del Constitucional se juzgó el Tratado de Lisboa solo en algunas partes muy concretas, en algunos artículos. Ahora se analiza en su totalidad, como un enorme conglomerado de cambios en el funcionamiento de la Unión", declaró Jakl.
Mientras tanto, la excepción al Tratado de Lisboa que Klaus exige como condición para firmar habrá de ser negociada esta semana en Bruselas. No será tan fácil. La presidencia sueca de la Unión Europea quiere garantías de que se trata de la última petición de Klaus. Por su parte, Hungría se niega a que aparezcan mencionados expresamente en el Trtado los decretos de Beneš.
Respecto a esto último, el ministro checo de Asuntos Europeos, Štefan Füle, declaró que la solicitud húngara no supondrá ningún problema.
"Hemos asegurado como mínimo a dos delegaciones que en nuestra propuesta no se hará mención a ninguna parte concreta de nuestra legislación", afirmó el ministro.
Klaus puso como condición para firmar el Tratado de Lisboa que se incluyera una excepción en la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales, de manera que no se puedan derogar los decretos de Beneš. El presidente checo parece temer que en base al Tratado, los alemanes expulsados de Checoslovaquia tras la Segunda Guerra Mundial puedan recuperar sus propiedades.