Josef Skupa
Por varias generaciones se mantienen en la cúspide de la popularidad en la República Checa, dos simpáticas marionetas de madera: el llamado senor Spejbl y su hijo, Hurvínek. Ambas forman parte inseparable de la historia del arte titiritero checo. Su "vida" la deben a los artesanos checos, Karel y Gustav Nosek, pero su padre espiritual es el marionetista y humorista checo, Josef Skupa. Precisamente a Skupa dedicamos la siguiente semblanza.
Josef Skupa nació el 16 de enero de 1892 en la pintoresca región de Bohemia del Sur, que abunda en bosques, riachuelos, lagos y estanques artificiales. La naturaleza local, que en parte se conserva virgen, provoca en uno la sensatez de encontrarse en el mundo de las hadas buenas. Quizás fueron precisamente estas vivencias en su infancia que predestinaron la futura orientación del talentoso joven.
El amor a las marionetas acompanaba a Skupa desde su infancia, cuando no se perdía ni una sola oportunidad para asistir a las representaciones de los titiriteros populares en la aldea de Steken, en Bohemia del Sur, donde entonces vivía su familia.
Con el paso del tiempo el joven Josef comenzó a interesarse también por la música, el teatro y el dibujo. A la vez, sin embargo, le atraía la electrotécnica. Para aquél entonces su familia se había trasladado a Bohemia Occidental, a la ciudad de Pilsen. Allí tuvo la posibilidad de conocer lo que era una ciudad industrial.
Fue también en Pilsen, donde a principios del siglo XX surgió el primer teatro de marionetas de función continua. Y fue ese teatro el que, tiempo después, descubrió el extraordinario talento artístico de Josef Skupa y donde el artista emprendió sus primeros pasos como titiritero.Antes de que ello se realizara, le esperaban a Skupa todavía los estudios en la Escuela Superior de Artes y Oficios y también en la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina, en Praga, aunque le tocó asimismo combatir en el frente durante la Primera Guerra Mundial.
Al retornar a Pilsen, Josef Skupa, se dedicó al trabajo pedagógico, colaborando simultáneamente con el Teatro de marionetas local. En ese período el elenco artístico centró su obra en temas satíricos, utilizando las marionetas como medio para criticar el estado de las cosas en el entonces imperio Austro-húngaro, del cual las Tierras Checas formaban parte.
Precisamente fue en aquél entonces que se sentaron las bases de la sátira en los espectáculos teatrales de marionetas en el territorio de Bohemia, utilizándose para ella la figura de una polichinela. Josef Skupa le fue fiel a la sátira en toda su carrera artística.
Fue en el año 1920, poco después de haberse constituido la República Checoslovaca independiente, que por iniciativa de Skupa surgió el títere del llamado senor Spejbl. Por medio de esta figura el artista se expresaba en tono crítico sobre todos los fenómenos negativos que se registraban en la sociedad de aquél entonces.
Debido al éxito que tuvo la marioneta entre el público, seis años más tarde, junto al senor Spejbl apareció su hijo, Hurvínek. Las representaciones estaban basadas en las conversaciones y vivencias de estos dos personajes, teniendo siempre relación directa con la vida real en la sociedad checa.
En los años treinta del siglo XX, Skupa dejó el puesto de profesor y el teatro de marionetas de Pilsen. Junto con su esposa, Jirina Skupová, crearon su propio elenco de teatro de marionetas ambulante. Tuvieron gran éxito, pero luego vino la Segunda Guerra Mundial y ésta interrumpió por algún tiempo la labor artística de Skupa, quien incluso fue encarcelado por la gestapo alemana.
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Josef Skupa y su esposa se asentaron en Praga, fundando en la capital checa, el 12 de octubre de 1945, el llamado Teatro de Spejbl y Hurvínek, la primera escena teatral profesional de marionetas en el territorio checo. Entonces ya junto con Spejbl y Hurvínek actuaba la niña Mánicka y el perro Zerik.
Pronto el elenco del Teatro de marionetas de Josef Skupa comenzó a cosechar éxitos no sólo en este país, sino también en otros países de Europa e incluso en el Japón. Los artistas siempre se habían empenado por aprender al menos algunos fragmentos del espectáculo en el idioma del país visitado, con lo que se ganaron la simpatía del público.
El 31 de diciembre de 1956, los espectadores que asistieron en Praga a la representación del espectáculo titulado "Spejbl en el Venus", tuvieron por última vez la posibilidad de escuchar a Spejbl y Hurvínek en la voz de Josef Skupa. Ocho días más tarde, una semana antes de cumplir 65 años, falleció repentinamente.
Pero su teatro de marionetas Spejbl y Hurvínek siguió y sigue con vida - aunque hoy en día en otro lugar de Praga - gracias al entusiasmo de artistas titiriteros checos, fieles al legado de Josef Skupa.