Inventos y descubrimientos checos que cambiaron el mundo

Lentes de contacto, medicamentos antivirales, horno de microondas, telar de tobera y hélice marina son cinco descubrimientos e invenciones que representarán a la República Checa en la Exposición Universal de Shanghái 2010.

“El surgimiento de cosas nuevas depende muchas veces de circunstancias casuales que no tienen nada en común con el propio problema”.

El autor de estas palabras es el químico checo Otto Wichterle, inventor de las lentes de contacto blandas.

La historia de este invento, sin el cual centenares de millones de personas ya no podrían imaginarse su existencia cotidiana, empezó a escribirse en 1952 en un tren de Olomouc a Praga. Durante una conversación, Wichterle se dio cuenta de que el ojo humano soporta mejor una sustancia plástica que un metal noble. La solución la encontró en hidrogeles.

El primer aparato para la fabricación de las lentes de contacto blandas lo construyó Otto Wichterle usando el juego de construcción infantil Merkur.


Máquina de Vladimír Svatý,  foto: ČTK
El mundo textil debe a los checos el siguiente invento.

El telar de tobera fue desarrollado en los años 50 por el técnico Vladimír Svatý. En esta máquina, la lanzadera fue sustituida por agua o aire saliente de una tobera, lo que significó una revolución en la producción de telas en el mundo entero.


Desde hace 40 años el profesor Antonín Holý se dedica a la investigación química en la medicina. Sus preparados antivirales se usan en el tratamiento de pacientes con hepatitis B, viruela y SIDA.

Antonín Holý descubrió los llamados fosfonatos acíclicos de ácidos nucleicos. Estas sustancias se comportan en el organismo de una manera similar como los nucleósidos originales de los que fueron derivados, pero contando con algunas ventajas. Así lo explica el director del Instituto de Química Orgánica y Bioquímica de la Academia de Ciencias, Zdeněk Havlas.

“En el momento en que se incorporan a un ácido nucleico, es decir a la macromolécula que porta la información genética, ya pueden ser difícilmente destruidos por los enzimas, que actúan como catalizadores de cambios químicos en el organismo. Por otro lado, los fosfonatos acíclicos bloquean el crecimiento del ácido nucleico. De esta manera pueden matar a un virus o una célula cancerosa”.


En casi ninguna cocina moderna falta un horno de microondas. Para cocer y calentar los alimentos usa un magnetrón que fue inventado por el físico checo, Augustin Žák, en 1924.

El magnetrón formaba también una parte clave de los primeros radares militares británicos. Los nazis, cuyos radares carecían de este componente, no tenían ni la menor idea de que su inventor vivía en la Praga ocupada.


Josef Ressel
En 1827 el checo Josef Ressel hizo registrar su patente de hélice marina. Su invento, que fue realizado por primera vez en un pequeño barco a vapor en Trieste en 1829, se utiliza hasta hoy día.

Josef Ressel inventó además una prensa de vino y aceite, una prensa de objetos metálicos y un telégrafo óptico.


Jiří Grygar
Entre los nominados a las ‘perlas’ de la ciencia checa para la Expo 2010 aparecieron unos veinte descubrimientos e inventos.

El astrofísico Jiří Grygar, uno de los jurados, apuntó que el mayor problema a la hora de elegir consistió en el hecho de que en Bohemia y Moravia nacieron o se desempeñaron muchas personalidades que no eran checos por nacionalidad.

“Por ejemplo, nos hubiera gustado nominar a Johann Gregor Mendel, padre de la genética, que realizó sus experimentos genéticos con la hibridación de plantas en Brno. También en Brno fue inventada la turbina Kaplan, que se emplea en el mundo entero como la turbina más adecuada para saltos pequeños. Viktor Kaplan era profesor de la Universidad Técnica de Brno, pero era austríaco”.

Los cinco elegidos de los descubrimientos e invenciones que dio al mundo la República Checa se presentarán en China a partir del 1 de mayo del próximo año.