Hispanistas checos rinden homenaje a Josef Forbelský

Blanka Stárková y Anežka Charvátová en Instituto Cervantes

Los traductores e hispanistas checos se reunieron en el Instituto Cervantes de Praga para recordar al traductor Josef Forbelský, fallecido el 14 de noviembre a la edad de 91 años.

Luis de Góngora, Miguel de Cervantes, Baltasar Gracián, Miguel Delibes, José Ortega y Gasset y Gabriel García Márquez son algunos de los gigantes de la literatura hispana que llegaron a los lectores checos gracias al esfuerzo de Josef Forbelský. Además de ser traductor e hispanista, Forbelský era profesor y gran divulgador de la cultura e historia hispana por lo que le fue otorgada la Orden de Isabel de Castilla. También dejó una huella inolvidable en las relaciones bilaterales checo-españolas y casi llegó a ser embajador checo en España. Al final no le fue otorgado el puesto, lo cual fue una gran suerte para la Facultad de Filosofía y Letras, según dijo Juan Sánchez, de la Universidad Carolina, el jueves.

Josef Forbelský | Foto: YouTube

La traductora y presidenta de la Asociación de Traductores Literarios, Anežka Charvátová, mencionó que desgraciadamente Forbelský no fue su profesor, ya que antes de 1989 él no podía dar clases en la Universidad Carolina por decisión del régimen comunista, pero posteriormente coincidieron en varias ocasiones.

“Cuando empecé a traducir y trabajar en una casa editorial y también daba algunas clases externas en la facultad, me lo encontraba mucho en las conferencias, en los encuentros de los hispanistas, en las recepciones de la Embajada de España… Teníamos un pequeño ritual, yo siempre le decía: ¿Qué tal, señor profesor? Y él me contestaba: Yo no soy profesor. Luego yo le preguntaba: ¿Y cómo va la traducción de Don Quijote? Y él me contestaba: Yo nunca había dicho que iba a traducir a Don Quijote”.

Anežka Charvátová en Instituto Cervantes | Foto: Martina Kutková,  Radio Prague International

La posible traducción de Don Quijote hecha por Forbelský parecía ser una que empezó antes de 1989, aunque el Quijote ya tuviera traducciones excelentes hechas por Zdeněk Šmíd y Václav Černý. Aun así, según Forbelský, quedaron cosas que había que revisar. Después de la Revolución de Terciopelo, emprendió actividades y una vida social y política muy fructífera. Miguel de Cervantes, al final, le trajo a Forbelský el premio de traducción más prestigioso del país, no obstante, no fue el Quijote, como contó Charvátová.

“Siempre y cuando Forbelský decía: Yo no traduzco a Don Quijote. Añadía: No quiero traducir nada que ya se ha traducido, quiero hacer algo nuevo. Justamente una de sus últimas traducciones fue una gran obra de Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Fue como una deuda de nuestra hispanística y Forbelský tenía muchas ganas de hacer esta obra que le fue muy cercana por su espíritu. Es como un acto de justicia que Forbelský en vez de traducir de nuevo a Don Quijote hizo esta gran obra por la cual le dieron el Premio Josef Jungmann, el premio más importante otorgado por la Asociación de Traductores Literarios”.

Anna Housková en Instituto Cervantes | Foto: Martina Kutková,  Radio Prague International

El Premio Josef Jungmann le fue otorgado en 2017. Según contó la traductora Blanka Stárková, a Forbelský y a sus colegas de la misma generación, como fue, por ejemplo, Eduard Hodoušek, traductor de la Celestina o la Regenta, les fue mucho mejor la traducción de los clásicos españoles en comparación con las traducciones de la literatura latinoamericana.

“Diría, sin duda, que con Forbelský se fue la última gran figura de la generación anterior de traductores del español y de hispanistas. De la generación con la que ninguno de nosotros se puede comparar porque la formación que recibimos nosotros fue en gran medida diferente. Las traducciones, sobre todo de la literatura clásica española, tuvieron mucha calidad en el entorno checo. Y Forbelský, como representante de la generación anterior, fue un traductor excelente de esta literatura”.

Según escribió la profesora y compañera de Forbelský, Anna Housková, en su obituario, fue una figura cultural por excelencia de las que hace falta en cada época en la universidad. A través de sus traducciones estará presente en el ámbito, y no solo académico, para siempre.

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