Héctor Abad Faciolince, el tesoro ocultado a los checos
El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince visitó por segunda vez la ciudad de Praga, ahora en el marco de la feria el Mundo del Libro donde presentó su relato El tesoro, traducido al checo en el marco del proyecto El toro y las plumas del quetzal de la Radio Checa y el Instituto Cervantes. Habló con RPI sobre su admiración por Václav Havel, su amistad profunda con Fernando Trueba o sobre su compromiso con Ucrania.
Héctor Abad Faciolince, uno de los escritores y periodistas más destacados de la actual Colombia sigue siendo un poco desconocido para los lectores checos. A pesar de su obra abundante por la que obtuvo, por ejemplo, el Prémio de Literatura Casa da América Latina (Portugal), Premio Nacional de Cuento o el premio chino a la mejor novela extranjera, al checo se ha traducido, hasta el momento, solo el cuento El tesoro que ocurre en la ciudad natal del escritor, Medellín, tan vinculada al nombre de Pablo Escobar.
Estando en Chequia, Héctor Abad Faciolince conversó junto a los escritores españoles Antonio Altarriba y Laura Chivite y el autor chileno Roberto Ampuero en el Instituto Cervantes de Praga, en la Universidad Carolina, desplazándose para un día a la ciudad de Ostrava y reuniéndose ahí con los estudiantes universitarios. En la feria el Mundo del Libro, pudo reunirse tanto con su traductora Anežka Charvátová, con la que conversó sobre su obra en general, como con el actor Miroslav Táborský, intérprete del cuento El tesoro para la versión radiofónica.
"(Praga) es de una belleza que entiendo muy bien que todos la queramos visitar y ver y conocer y disfrutar”.
Se trató de su segunda visita a Praga, la primera la había efectuado en 2007 cuando pasó un año viviendo y escribiendo en Berlín. Esta segunda visita no hizo sino confirmar sus recuerdos de la capital checa.
“Es un viaje muy corto. Me hubiera gustado estar mucho más, entrar a los museos, entrar a los anticuarios, entrar a las iglesias, tal vez, coger una barquita por el río… En fin, quedan muchas cosas para hacer. Ojalá la vida me dé la oportunidad de volver con más tiempo y más calma. Pero Praga es una ciudad de una belleza conmovedora. Siento mucho que nosotros, los turistas, se la expropiamos un poco a ustedes, los checos, pero la ciudad es de una belleza que entiendo muy bien que todos la queramos visitar y ver y conocer y disfrutar”.
El olvido que seremos
“Admiro muchísimo la figura de Havel”.
Gran parte de la charla praguense se centró en la novela El olvido que seremos de 2005, obra que habla sobre el padre del escritor, médico y defensor de Derechos Humanos, asesinado en Medellín en 1987. La novela recibió el premio literario de Derechos Humanos Wola-Duke que entrega la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos y la Universidad Duke en Carolina del Norte.
Como explicó el escritor a Radio Praga Internacional, en lo que se refiere a Derechos Humanos, respeta mucho al primer presidente de la República Checa Václav Havel y también a él le agradece la posibilidad de presentarse esta vez en Praga.
“Siento una admiración profunda por este padre, digamos, de la nueva República Checa. Me parece un hombre que con su valentía, con su no violencia, con su firmeza fue capaz con otros pocos líderes mundiales del siglo XX, digamos de la estatura de Mandela, por ejemplo, a él tal vez lo pueda comparar, fueron capaces de defender la democracia. Y no solo de defenderla sino de crearla. De crearla, afortunadamente, no a la manera de Putin que es una falsa manera de crearla, sino a esta manera que ha convertido a Chequia en un país esplendoroso donde ha regresado la democracia, la libertad de expresión y los eventos como este, de libros de cualquier tipo que se puedan imprimir, traducir, leer y comentar. Entonces, admiro muchísimo la figura de Havel”.
La novela El olvido que seremos, ambientada en la violencia colombiana vinculada a la droga y los grupos paramilitares de los años 80 y 90 del siglo pasado, fue adaptada al cine en 2020 por el director Fernando Trueba y ganó el Premio Goya a la mejor película iberoamericana en 2021. Además de cosechar éxito, despertó en los dos artistas una amistad nueva muy profunda, cuenta Héctor.
“Uno piensa que a cierta edad ya no puede tener amigos tan hondos. A veces uno cree que los amigos son solo los que conociste en la infancia o en la juventud y a lo que todo les perdonamos. Pero no, se puede tener un gran amigo después de los 60 años, afortunadamente. Trueba me lo demostró”.
Prosigue Héctor que Fernando Trueba también lo convenció a cambiar de opinión en lo que se refería al teatro, una de las pocas formas literarias que todavía no ha experimentado. “Yo creía el teatro una forma de expresión postiza y pasada de moda e irrelevante con el cine y la televisión”, dice el autor y revela que ya tiene previsto escribir teatro en el futuro.
“Nunca he escrito el teatro y es más… Cometí el pecado de escribir algún día que no me gustaba el teatro, que el teatro me parecía horrible. Pero estoy arrepentido de ese artículo que escribí y más recientemente he podido ver obras de teatro que me conmueven mucho y que me han gustado mucho. Fernando Trueba, me propuso recientemente que hiciéramos entre los dos una obra de teatro que va a ser un diálogo entre dos personas históricas que no quiero revelar ahora. Pero espero antes de morirme hacer este proyecto que me parece muy bonito y hacerlo con un querido amigo y maestro como Fernando Trueba”.
Héctor Abad, traductor
“Empecé a traducir cuentos, artículos, poemas cuando estudiaba literatura en Italia. De algún modo la traducción para mí era un aprendizaje de la escritura”.
Además de escribir novelas, ensayos, pero también poesía y contribuciones periodísticas, Héctor Abad Faciolince, es traductor. Como dice, la pasión por la traducción la encontró durante sus estudios universitarios de lengua y literatura en Turín, Italia.
“Empecé a traducir cuentos, artículos, poemas cuando estudiaba literatura en Italia. De algún modo la traducción para mí era un aprendizaje de la escritura. Al traducir a grandes maestros y a grandes escritores italianos, como la escritura es una lectura detallada y profunda y precisa, la lectura tal vez más precisa que se puede hacer, era también una escuela de escritura”.
Héctor publicaba sus traducciones en México, donde tenía un amigo que dirigía un suplemento literario. Al volver a Colombia, seguía traduciendo y, más tarde, se atrevió a traducir, además del italiano, también del inglés y francés. Umberto Eco o Italo Calvino son algunos de los nombres que se pueden leer en sus traducciones. Como dice, hoy en día la traducción ya no le sirve para escribir, sino despejar la mente.
“Cuando termino una novela en la que he estado muy obsesionado durante mucho tiempo, durante uno o dos años, para liberarme de esta obsesión me sirve mucho traducir. O también durante la pandemia traduje cuentos, muchos cuentos infantiles y cuentos para adultos también que luego se publicaron. Es un oficio que me parece muy bonito”.
Aguanta, Ucrania
Héctor Abad Faciolince también es conocido por ser un gran defensor del pueblo ucraniano y un gran promotor de su lucha contra los invasores rusos. Como dice, se emocionó mucho en Praga al subirse a un tranvía que llevaba la bandera de Ucrania y unas letras que decían “Stand with Ucraine”. Y, precisamente, fue la traducción lo que estableció lazos muy fuertes entre el escritor y este país de la Europa del Este.
“Desde que empezó la invasión de Putin, yo me alarmé muchísimo de esto que estaba pasando. Yo me había vinculado a Ucrania a través de los libros también”.
“Desde que empezó la invasión de Putin, yo me alarmé muchísimo de esto que estaba pasando. Yo me había vinculado a Ucrania a través de los libros también. Habían traducido unas chicas muy inteligentes, muy brillantes, muy entusiastas un libro mío al ucraniano. Yo no podía creerlo. Ellas me habían invitado a ir a Ucrania pero esto en el año de la pandemia y no pude ir. A partir de ahí yo empecé a estudiar un poco más a Ucrania, a pesar de que estuviera tan lejos”.
Explica el autor que leyó más sobre la primera invasión a Ucrania en este siglo, en el 2013, 2014. Se interesó también por el Holodomor (hambruna), empezó a leer más escritores ucranianos, a Vasili Grossman que escribe no solo la persecución de los judíos, sino también en una novela habla de la gran hambruna en Ucrania.
“Cuando ocurrió esta segunda invasión, yo sufrí mucho por estas editoras amigas mías, Maryna Marchuk y Anabel Sotelo, estuve muy en contacto con ellas, escribí artículos para el periódico tratando de explicar por qué era tan grave para Europa inicialmente, pero para el mundo entero que un dictador impresentable como Putin quisiera suspender un proceso democrático simplemente por el miedo a que el ‘mal’ ejemplo tan cerca de su propio imperio, el ‘mal’ ejemplo pudiera arrastrar a los rusos a querer tener por primera vez en su historia un poco de libertad”.
Así, el escritor se vinculó también a un movimiento que se llama Aguanta Ucrania, fundado por Sergio Jaramillo, amigo de confianza de Héctor, que fue el comisionado de paz de Colombia que firmó la paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y que trabajó durante siete años por la paz de Colombia. Aguanta Ucrania pretende explicar en América Latina, aunque esté tan lejos, por qué esta invasión, es tan grave para el mundo entero.
“Este es un país muy literario y muy importante para las letras universales, admiro muchísimo la poesía de Seifert, a Kafka lo leí muchísimo en la juventud y a Milan Kundera también, era un escritor muy leído en Colombia y yo lo quiero y admiro muchísimo”.
En 2023, Héctor Abad Faciolince se encontró en Kramatorsk, Ucrania, con la escritora ucraniana Victoria Amelina. Sentados en un restaurante, sufrieron un ataque de misiles rusos. Héctor salió herido, la escritora ucraniana falleció.
El escritor compartió esa historia con todos los asistentes de la feria praguense en la sala dedicada al poeta Jaroslav Seifert, el único Premio Nobel de Literatura checo al que tanto admira.
“Este es un país muy literario y muy importante para las letras universales, admiro muchísimo la poesía de Seifert, a Kafka lo leí muchísimo en la juventud y a Milan Kundera también, era un escritor muy leído en Colombia y yo lo quiero y admiro muchísimo. Hace poco, con motivo de que publicaron la novela de García Márquez póstuma que él no estaba seguro de querer publicar o que no quería publicar, yo leí el libro de Kundera Los testamentos traicionados. Él era muy riguroso en querer respetar los deseos de los escritores antes de morir. Aunque yo admiro mucho a Kundera y en ese libro hay ensayos luminosos, no estoy muy de acuerdo con él cuando dice que lo de Max Brod fue una traición más o menos imperdonable. Yo creo que uno, siendo escritor, si quiere de verdad que los papeles suyos nunca sean vistos o publicados, los tiene que destruir personalmente. Al no hacerlo, Kafka dejaba una puerta abierta, lo mismo hizo García Márquez”.
En agosto nos vemos, así se llama la última novela publicada de Gabriel García Márquez que recientemente salió también en checo, traducida por Blanka Stárková. Asegura Héctor Abad Faciolince que le gustó mucho y respecto a los últimos deseos de los escritores concluye citando a García Márquez: “Al final les dijo a sus hijos: ‘De todos modos, cuando yo me muera, ustedes pueden hacer lo que quieran’.”
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