Hace 80 años partió el primer tren de la muerte de Praga
El 16 de octubre de 1941 los nazis iniciaron las deportaciones masivas de judíos del Protectorado de Bohemia y Moravia. El primer tren se dirigió al gueto de Lodz, en Polonia, y otros a Terezín. Muchos transportes continuaron hacia los campos de exterminio del este.
“Años antes de que estallara esta guerra, Hitler explicaba que formaría en Alemania una generación tan astuta, cruel y bestial, que el mundo se quedaría pasmado”, escucharon los checoslovacos desde sus emisoras terminada la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, ni estas advertencias prepararon a los soldados para lo que verían al liberar los campos de concentración. Las historias que descubrían tras las vallas de alambre de espino eran inconcebibles para la mente humana.
Los nazis empezaron a construir los primeros guetos en territorio ocupado tras la invasión a Polonia en septiembre de 1939 e intensificaron su labor después del ataque a la Unión Soviética.
Por entonces empezó a cobrar forma la “solución final”, según explicó para la Radio Checa Vojtěch Kyncl del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias checa.
“Herman Göring le encargó entonces a Reinhard Heydrich la solución final de la cuestión judía. Y ya se sabía que sería una solución violenta. Que no se trataría de una mera guetización, sino una exterminación física de las personas”.
Si la solución final se realizaría por medio de trabajos forzados o directamente con un genocidio, aún no había sido determinado. La decisión fue tomada en otoño de 1941.
El 10 de octubre de este año, los más altos cargos nazis ordenaron al jefe del Protectorado de Bohemia y Moravia, Heydrich, que creara un gueto en Terezín. Fue allí donde los nazis internaron a los judíos de todo el territorio checo, aunque había también judíos franceses y alemanes. El gueto de Terezín sirvió como punto de transbordo, el destino final fueron, a partir de 1942, los campos de exterminio, según cuenta Kyncl.
“Sobibor, Belzec, Chelmno. Todos fueron abiertos en diciembre de 1941. Treblinka se suma en julio de 1942. Medio año después salen del gueto de Terezín los primeros trenes. Mientras tanto, están preparando Auschwitz, que a partir de otoño del mismo año se convierte en el mayor campo a donde se dirigen los transportes principales de toda Europa”.
Entre el 9 de enero de 1942 y el fin de la guerra, casi 90 000 personas fueron transportadas de Terezín a campos de exterminio. Solo tres mil vivieron para ver el fin del conflicto.
Eva Lišková tenía 13 años cuando su familia recibió la orden de trasladarse a Terezín. Después la enviaron a Auschwitz. Junto con su madre, sobrevivió dos marchas de la muerte. No obstante, tras la liberación, la familia ya no pudo reunirse, según contó al proyecto Memoria de la Nación (Paměť národa).
“Creo que lo peor fue que cuando regresamos y descubrimos que habíamos vuelto solas. Fue terrible averiguar lo que había sucedido. No ganamos la guerra, de ninguna manera”.
Las vidas de los judíos deportados de Checoslovaquia se conmemoran en la estación de ferrocarriles de Praga-Bubny cada año el 16 de octubre, la fecha en la que salió el primer tren con destino a Lodz. Es también en Bubny donde fue erigido en 2015 el Monumento al Silencio, un tramo de línea férrea dirigido hacia el cielo, para conmemorar a las decenas de miles de hombres, mujeres y niños, que perdieron sus vidas tras subirse a uno de los trenes de la muerte.