Hace 35 años Austria anuló la obligación de visados para los checos: el primer viaje en libertad tras el comunismo
En diciembre de 1989 se cumplió uno de los sueños de millones de checos. Por primera vez en varias décadas, pudieron salir de su país hacia Occidente. Para la mayoría de los habitantes de la antigua Checoslovaquia fue la primera vez que atravesaban la Cortina de Hierro.
Durante la era comunista, viajar a un país capitalista era más bien un privilegio del que gozaban únicamente algunas personas. Para una persona común y corriente, obtener un visado y divisas era casi imposible. Los comunistas controlaban a quienes dejaban cruzar la frontera y a quienes no. Antes de 1989, los ciudadanos podían partir sin obtener un permiso de salida solamente a algunos países del bloque socialista, concretamente a la República Democrática Alemana, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumania y la Unión Soviética. Si los checoslovacos querían salir a la entonces muy popular Yugoslavia o a Occidente, la cláusula de salida era obligatoria. Esto cambió después de noviembre de 1989.
Largas filas de automóviles en la frontera con Austria
El 4 de diciembre de 1989, Austria decidió que los checos podían visitar ese país sin necesidad de visa y miles de checos aprovecharon la posibilidad. En los pasos fronterizos se formaron filas de coches de varios kilómetros de longitud. Largas filas se podían ver también en los bancos para cambiar coronas checoslovacas a alguna moneda extranjera. Una persona podía recibir, presentando antes su pasaporte, por ejemplo, 300 chelines austriacos por 530 coronas checoslovacas. Más tarde, la misma cantidad de chelines costaría 647 coronas.
A esta nueva posibilidad reaccionaron de inmediato las oficinas de turismo, que comenzaron a vender viajes turísticos de un día a Viena, Salzburgo o Linz. Hasta el día de hoy, muchos checos recuerdan que su primer viaje a Occidente fue a Austria, un país cuya capital, paradójicamente, está mucho más al este que Praga.
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