Esteban Guerrieri, de Praga a... ¿la Fórmula 1?
El piloto argentino Esteban Guerrieri está muy, muy cerca de la Fórmula 1. En el país de Juan Manuel Fangio cada día se habla más de él y sus victorias en las World Series by Renault las siguen en directo miles de espectadores que esperan que finalmente logre reunir los ocho millones de dólares que le separan de un volante en el ‘gran circo’ para el año que viene. Un detalle que seguramente ignoran: Esteban vive en Praga.
Con sus grandes actuaciones en Bélgica y Brno, se ha empezado a hablar con fuerza a los dos lados del Atlántico del interés que ha suscitado en la Fórmula 1. Guerrieri reconoce el contacto que se ha establecido con el equipo Virgin, fundado por el multimillonario británico Richard Branson.
“Hay un contacto con John Booth, el director de Virgin. Y después estamos trabajando en Argentina para conseguir el dinero allá de parte del Gobierno. Esta noticia salió y tomó fuerza. Empezó a salir en varios lados acá en Europa, pero se dijo por ejemplo que John Booth había viajado a Argentina, y eso no es así. Pero bueno, sí que hay un contacto con él y estamos trabajando en intentar conseguir el presupuesto”. Un asiento en Fórmula 1 se cotiza bien caro. En el caso de Guerrieri, ese presupuesto del que está hablando es de ocho millones de dólares que le pondrían al volante de un Virgin. El equipo está dando sus primeros pasos en el gran circo este año y ocupa la última posición de la tabla, con cero puntos y una decimocuarta posición como mejor resultado en una carrera. Pero es todo un equipo de Fórmula 1 al fin y al cabo. Además cabe esperar una mejoría después de su primera temporada.La categoría reina del automovilismo da la oportunidad a muy pocos. Hay 24 pilotos inscritos cada año y los nombres nuevos llegan a cuenta gotas. Quizá tres o cuatro logran debutar cada año. Por eso, lo importante es llegar, para después intentar establecerse en ella, otro gran reto. Pero Esteban dice tranquilo que ya se ve pilotando un Fórmula 1. Eso sí, hay que darle un último empujón a las gestiones en Argentina, comenta.
“Y va bien. Ahora justamente mi manager en Argentina estaba reunido con una empresa bastante fuerte a nivel nacional, y también por parte del Gobierno tenemos el aval de que me van a apoyar. Pero necesitamos también que algunas empresas se involucren. Así que estamos bien. Hay que esperar. Es un trabajo de tres o cuatro meses donde es clave intentar cerrar unos acuerdos”.
Una llamada inesperada de Praga
La posición en la que se encuentra a día de hoy Esteban, parecía imposible hace muy pocos meses. Tras haber corrido durante casi una década en Europa, incluyendo la Fórmula 3000 (hoy GP2) en 2004, donde fue reconocido como el debutante del año, a principios de 2010 se encontraba de vuelta en Argentina, sin haber logrado dar el soñado salto a la Fórmula 1. Pero una llamada desde Praga en abril le ofreció un asiento para competir en dos grandes premios de las World Series by Renault, junto al único piloto confirmado en ISR, Filip Salaquarda, hijo del propietario del equipo. La relación con la escuadra checa se remontaba tan solo a unos meses atrás, cuenta Esteban, cuando hizo de driver coach (piloto consejero) para ellos.
“Quién iba a pensar que iba a estar viviendo acá. Tampoco conocía a los Salaquarda desde hacía mucho. Corría contra él en Fórmula 3, pero no lo conocía. Pero el año pasado hice de driver coach para él. Compraron el equipo RC a fines del año pasado, que me había invitado para correr la última carrera. Se iban a quedar a entrenar y me ofrecieron quedarme de driver coach. Hicimos muy buen trabajo. Filip fue el primero de la prueba y se quedó muy contento. Le ayudé en todo lo posible. Aparte con él la relación humana es de diez puntos”.La familia Salaquarda prácticamente adoptó a Guerrieri en su casa en Praga, como lo hizo en el equipo. La relación entre los dos pilotos está muy lejos de las rivalidades habituales que surgen dentro de las escuderías, cuenta Esteban.
“Estuve viviendo en la casa de Filip durante las dos primeras carreras. Luego me mudé a Barrandov. Me gusta mucho acá, aparte de que la ciudad es divina, porque es lindo estar rodeado de gente buena, gente con buena fe. Y la familia Salaquarda es buenísima. Filip es un amigo de los que puedes llamar amigo. Me siento muy cómodo, solo que el idioma me complica un poco”.Pero la vida en Praga de Esteban no tiene mucho que ver con la de la mayoría. En una casa a las afueras de la capital, pasa las mañanas entrenando junto a Filip Salaquarda, bien corriendo, bien en bici de montaña, bien remando por el río Moldava. Las tardes son para hacer trabajo de taller, mover contactos en Argentina para buscar el ya mencionado apoyo económico, pero también para desarrollar una faceta clave en cualquier piloto. Para ir más rápido, pensar a 300km/h, tomar decisiones en milésimas de segundo y evitar fatídicos errores que cuestan carreras y campeonatos, hay que tener una gran fuerza mental, que requiere un entrenamiento especial, que cuenta Esteban.
“Yo personalmente trabajo tanto lo mental como lo físico. Y da sus frutos. Lo trabajo mucho con el simulador. Yo lo tomo como una experiencia real. Un error lo pago como si fuera real. Así trabajas los momentos de presión de la misma manera. Por ejemplo, si comienzo y me la pego en la primera vuelta, me bajo, me voy, y vuelvo otro día porque el auto hay que repararlo… simulo eso. Y luego, con trabajos con la computadora con números, por ejemplo, ejercicios para mantener la concentración. Juego al ajedrez. Es un músculo el cerebro”, concluye Guerrieri.La receta de Guerrieri
En un deporte como el automovilismo, el talento o la buena forma física no son garante de éxito. La seguridad en uno mismo y la determinación son indispensables para soportar la enorme presión y competencia a la que se tienen que se enfrentan los pilotos tanto en las pistas como fuera de ellas. Esteban, con sus diez años de vida en Europa persiguiendo su sueño tiene ya su propia receta vital.
“Varios conceptos clave. Primero: no bajar nunca los brazos. Segundo: creer, pero creer de verdad. Y visualizar lo que uno quiere y llega. Tercero: ponerse unos plazos realistas. Hay que ser realista y no soñar. Puedes morir en un sueño y no llegar a ningún lado. Yo soy realista y como veo una puerta todavía abierta, le sigo metiendo. Hasta el punto de que si se cierran todas las puertas y tengo que ser realista y cambiar de objetivo, lo hago. Pero de momento está sucediendo y ojalá que llegue a buen puerto”.
También tiene Esteban un modelo a seguir e incluso a no seguir. La figura del brasileño Ayrton Senna, 16 años después de su muerte, sigue marcando e inspirando a las generaciones de pilotos que ni siquiera llegaron a conocerle en vida.
“Me gustaba mucho Senna en su momento. Además era un modelo en muchas cosas, en otras no. Un poco me guié de él. Por ejemplo le pedí a mi mamá que me cambiara de colegio cuando tenía ocho años porque había escuchado a Senna en un reportaje que decía que hay que saber inglés y computación para llegar a Fórmula 1, que es fundamental. Yo en mi inconsciente de pequeño, como ya había comenzado a correr en karting, se ve que le prestaba bastante atención a lo que él decía. De mayor terminé leyendo mucho sobre él, porque cuando yo había crecido un poco, él ya había fallecido. Yo tenía nueve años cuando murió”.Quedan dos fechas para que concluya el campeonato de las World Series y Esteban tiene el título a tiro. De su éxito en Gran Bretaña la semana que viene y en Barcelona los días 9 y 10 de octubre puede que dependa en gran parte que este carismático argentino siga viviendo en Praga el año que viene como piloto de ISR, o que, como preferirían todos sus seguidores, continúe su bagaje por el mundo, pero esta vez a bordo de un Fórmula 1.