El reto y el placer de estudiar checo en Madrid

Foto: Carlos Ferrer

La enseñanza de la lengua checa en España, de momento muy limitada en su oferta, tiene visos de crecer. Tras el éxito de los últimos cursos de verano la Embajada Checa en España apoyará este nuevo año lectivo nuevas posibilidades para estudiar el idioma. Sobre el estudio del checo en España hemos hablado con la profesora Tereza Halasová.

Tereza Halasová,  foto: Carlos Ferrer
Desde la entrada de Chequia en la Unión Europea se ha ido produciendo un acercamiento paulatino de este país con España. El número de residentes checos en España y a la inversa crece continuamente, así como la cantidad de turistas, estudiantes, trabajadores y empresarios que entablan contacto con la realidad checa o española.

De esta forma el idioma checo, reducido en los últimos años a la marginalidad, empieza a despertar un creciente aunque todavía modesto interés entre los españoles. Una prueba es el buen resultado del último curso de verano, organizado con apoyo institucional checo, según nos explica la profesora que lo impartió, Tereza Halasová.

“Este año también con el apoyo del Centro Checo, que ha contribuido bastante económicamente, organicé el curso de verano de checo. Ha tenido muchísimo éxito. Pensábamos que a lo mejor tendríamos unos 10 alumnos, y tuvimos que abrir otro curso, que apoyó la Embajada, que aquí en los mismos espacios de la Embajada lo hicimos porque había 30 personas que estaban interesadas, no podían caber en una sola clase”.

El inesperado récord de matriculados ha animado a la Embajada Checa en España a subvencionar un curso oficioso en la Escuela de Idiomas de Madrid, que de contar con el número suficiente de estudiantes podría en un futuro convertirse en oferta estable de la institución.

Foto: Carlos Ferrer
La Embajada continuará también con su oferta de cursos, en dos grupos de dos niveles diferentes, dos horas a la semana, que seguirá teniendo a su cargo Halasová y que se sumarán a la oferta de checo existente, también promovida con dinero público.

“Aparte de estos cursos, por un lado hay tres lectorados en las universidades, promovidos por la Embajada, y después está la Escuela Checa, en Madrid, que está desde hace relativamente poco, tres años. Esta iniciativa está muy apoyada por la Embajada, porque es la primera escuela checa para niños. Yo soy vicepresidenta del Club de Checos y Eslovacos de aquí, que es la otra asociación de checos aquí, pero nosotros nos dedicamos a otros temas, y ellos sí que se dedican a la enseñanza. Entonces la Embajada desde el principio, especialmente económicamente, y a todos los niveles que pueden, claro, porque también tiene sus límites, me consta que les ayudan mucho”, comenta Halasová.

Foto: Carlos Ferrer
¿Y cuál es el perfil de los estudiantes de checo? De acuerdo con la experiencia de Halasová, al estereotipo del español que se sumerge en este intrincado idioma por su pareja se ha unido un nuevo grupo.

“Hay bastantes matrimonios o parejas. Es decir, hay gente que por amor estudia checo, pero creo que últimamente ha aumentado también el número de estudiantes que se van de Erasmus, que están interesados a lo mejor en el futuro seguir estudiando en Chequia o trabajar, así que no van solamente para un año para estudiar sino que estudian checo para después a lo mejor seguir. Entonces está aumentando el interés bastante”.

Lo importante es hablar

Sea cual sea la motivación, el estudiante se enfrenta a una lengua eslava, que aunque remotamente relacionada con el castellano está basada en principios totalmente ajenos a un hispanohablante. Especialmente célebre y temido es el complejo sistema de casos, muy similar al del latín, que hace que sustantivos y adjetivos cambien de terminación según su función en la frase, es decir, dependiendo de si son sujeto, objeto directo, objeto indirecto, etc.

A esto se añade una fonética correosa para un hablante de castellano, en la que abundan las sílabas sin vocales, y otros aspectos como la existencia de verbos perfectivos e imperfectivos, que en la práctica obligan al estudiante a memorizar dos palabras a la hora de aprender un verbo.

Todo esto hace que los principios sean duros, afirma Halasová.

Foto: Carlos Ferrer
“Yo creo que el checo es difícil en general, y todos sabemos que la dificultad va a ser la misma para un inglés que para un español. Yo lo que veo es que al principio el checo, al ser tan complejo, el arrancar para hablar cuesta. Porque con el inglés a lo mejor con cuatro palabras uno ya empieza a hablar. En cambio el checo parece que la estructura, al ser tan complicada parece que desanima”.

Sin embargo el carácter abierto y despreocupado de muchos estudiantes hace que estas dificultades pasen a un segundo plano. Lo importante es lanzarse a hablar, prosigue la profesora.

“Yo creo que para un español lo más fácil es que los españoles en general son muy comunicativos. Ese carácter que tienen tan abierto les ayuda a que al final se salten las estructuras, no se queden en ellas, y hablen igualmente. Es decir, que si no saben el caso acusativo pues ponen el que sea, la gente les entiende y ya está. No se quedan tan encerrados en las estructuras, que otras naciones pueden tener esta tendencia”.

Foto: Carlos Ferrer,  Radio Prague International
De hecho aunque no se domine el sistema de casos y se hable de forma incorrecta, el idioma simplificado de un estudiante es totalmente inteligible y cuenta además con la comprensión, y a menudo con la admiración, de los hablantes nativos, en opinión de Halasová.

“Un checo entiende. A no ser que haya una ambigüedad, entiende perfectamente y no hay ningún problema. Los checos por suerte tienen la mente muy abierta en ese sentido, no hace falta hablar bien. Y son comunicativos, ayudan a los extranjeros, por la experiencia que yo tengo. Las familias de mis alumnos, por ejemplo, están encantadas de que estudien checo. Y sobre todo las abuelas, curiosamente. Las abuelas ayudan muchísimo. Están encantadas con que las mujeres o los maridos hablen checo y se comuniquen”.

Modernizando la enseñanza de checo

Las nuevas tendencias en la enseñanza de idiomas hacen énfasis en la necesidad de primar las habilidades comunicativas de los estudiantes por encima de la corrección, es decir, menos memorización y práctica mecánica de ejercicios y más conversación, juegos y resolución de tareas. Los nuevos aires están llegando también al checo como lengua extranjera, lo que supone una excelente noticia para todo aquel que se plantee estudiar este idioma.

 Tereza Halasová y sus estudiantes,  foto: Carlos Ferrer
“Ahora se está trabajando bastante en la metodología para que el checo de entrada no sea solo estructuras, sino que sea comunicativo. Que se usen unas metodologías más comunicativas. Acabo de participar en un curso metodológico para las asociaciones checas en el extranjero, organizado por la Universidad Carolina, y allí lo que he visto es que manuales van surgiendo, pero que la metodología que ellos nos estaban intentando transmitir era esta”, explica Halasová.

La tendencia se va reflejando poco a poco en los materiales que se publican, aunque de momento los manuales disponibles tampoco ofrecen demasiada variedad.

“El que es conocido en el mundo hispano es ‘Quiere usted hablar checo’, que fue un libro originalmente escrito para los alemanes y la estructura está pensada para ellos. Entonces es un libro muy árido y muy difícil, muy estructural. Y los otros manuales, muchos también se centran en la gramática. Pero después a la hora de la enseñanza están intentando que sean cosas prácticas, que sean conversaciones en la calle, situaciones de la calle, y cada vez están más implicados en los libros”.

Es por esto por lo que Tereza Halasová, licenciada en Lingüística, prepara a menudo sus propios materiales, en parte inspirada por su etapa como profesora de español en Praga. Es posible que con el tiempo, tras pulirlos y revisarlos, den lugar a un primer manual orientado a estudiantes de habla hispana.