“El número de contagiados podría ser hasta tres veces mayor”
Con casi 6500 hospitalizados por coronavirus, la situación en los hospitales sigue dramática. Además, expertos afirman que la crisis está lejos de terminar. Mientras que la población en general siente limitaciones mínimas en su vida diaria, el personal sanitario está el borde de su capacidad.
De acuerdo con el jefe del Instituto de Informaciones y Estadísticas de Salud, Ladislav Dušek, más de 500 checos se encuentran actualmente en peligro de muerte y están conectados a máquinas ECMO, es decir que están recibiendo soporte cardíaco y respiratorio, porque sus pulmones y corazón están tan dañados que no pueden desarrollar su función normal.
Dušek estima que la carga actual durará como mínimo hasta Navidad. Hasta 800 nuevos pacientes están siendo admitidos a los hospitales cada día. Mientras que las cifras de nuevos contagios parecen ir bajando, al igual que el número reproductivo y otros indicadores, los expertos suenan la alarma ante un posible colapso de los centros médicos.
Jan Kulhánek, psicólogo del Centro de Modelado de Procesos Biológicos (BISOP), advierte que la población no es consciente de lo seria que es la situación.
“El personal sanitario está pidiendo ayuda desde diferentes partes del país. El Gobierno declaró el estado de emergencia, convocó a los estudiantes de medicina y al Ejército, pacientes están siendo trasladados de un hospital a otro. Todo esto son señales claras de que el personal está al borde del colapso. Y el público no se da cuenta. Porque en el día a día experimentamos como máximo cierta incomodidad debido a las limitaciones y tenemos la impresión de que tampoco está pasando tanto. Pero los hospitales están atravesando una situación dramática”.
Por si no fuera suficiente, Kulhánek afirma que las cifras oficiales probablemente estén quedando muy por detrás de la realidad. Estima que, al no realizarse pruebas preventivas, el número de nuevos contagiados puede ser hasta dos o tres veces mayor.
“La situación en los hospitales está atrasada en unos diez días con respecto a la evolución de la incidencia de contagios. En este momento ya se habla claramente de un colapso de los hospitales, no solo en cuanto a camas libres, sino sobre todo en cuanto al personal. Los trabajadores sanitarios no son inmunes al COVID, también ellos terminan en cuarentena. La carga es demasiada. Acuden a mi consultorio varios de ellos que sufren del trastorno por estrés postraumático debido al esfuerzo extremo. Y todo esto se está repitiendo ahora”.
Además del impacto que las olas de pandemia tienen en el sistema sanitario, que puede provocar que muchos de los trabajadores abandonen el sector o terminen en bajas por incapacidad laboral, preocupa asimismo el efecto que tiene centrar todos los esfuerzos en el tratamiento de los pacientes con coronavirus.
En la región de Moravia-Silesia están tratando a casi mil pacientes con COVID-19 en la actualidad. Prácticamente todos los centros han tenido que ajustar su funcionamiento y dedicar departamentos enteros a los cuidados de los contagiados.
El coordinador de cuidados intensivos en la región y médico en la Clínica de Anestesiología, Reanimación y Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Ostrava, Peter Sklienka, afirma que los médicos y enfermeras están dispuestos a ayudar, a pesar de que llevan casi dos años sin tener vacaciones, suman demasiadas horas extras y luchan contra una situación que no debería haber sucedido.
Afirma, no obstante, que la carga es solo uno de los lados de la pandemia. Tal y como Kulhánek, advierte ante los efectos secundarios del aplazamiento de los tratamientos de otras enfermedades.
“Tenemos delante a los pacientes con COVID-19, pero pensamos también en los pacientes a los que vimos entre abril y octubre, personas cuyas operaciones se vieron pospuestas, en muchas ocasiones operaciones oncológicas. Y hay que decir, objetivamente, que muchos no vivieron para recibir la operación. Y el número de casos avanzados que hemos registrado en los últimos seis meses es algo que no habíamos visto nunca antes”.
Considerando las cifras de nuevos contagios y la frecuencia con la cual salen los vehículos de emergencias, Sklienka estima que la situación se mantendrá similar, en el mejor de los casos, hasta Navidad.
En Moravia-Silesia, al igual que en otras regiones, los hospitales atienden principalmente a los no vacunados, que son lo que, en la gran mayoría de los casos, necesitan una cama en cuidados intensivos o hasta un ventilador pulmonar.
De acuerdo con Jan Kulhánek, la herramienta más eficiente para combatir la pandemia es la dosis de refuerzo y la vacunación contra el coronavirus en general. Según explica, los efectos de la dosis de refuerzo se manifiestan una semana después de su aplicación y ayudan a proteger a la persona ante el contagio o en caso de que este no pueda evitarse, ante síntomas más graves.
Kulhánek afirma que la vacunación ayudaría a prevenir las numerosas muertes que se registran en los hospitales, al tiempo que supone una solución más simple y económica, según explica.
“La aplicación de una dosis de la vacuna cuesta alrededor de 20 euros, la administración de anticuerpos monoclonales unos 400 euros y la hospitalización entre miles y decenas de miles de euros, dependiendo de la intensidad de los cuidados que el paciente necesita. Esto también podría ser un argumento para el debate de cómo resolver la situación de la mejor manera”.
Al mismo tiempo, Kulhánek destaca que hace falta respetar las medidas epidémicas y velar por su cumplimiento. Porque por más que el Gobierno y los expertos sigan emitiendo recomendaciones y reglas, de nada sirven si la población las pasa de alto.