El ministro de Exteriores comprobará en persona la situación de los descendientes de checos en Ucrania
El ministro de Relaciones Exteriores checo, Lubomír Zaorálek, se ha desplazado este miércoles a Ucrania para comprobar en persona la situación de los llamados checos de Volinia, que habitan en el país desde el siglo XIX. Unas cuarenta familias han pedido la repatriación al país de sus antepasados.
El mismo presidente de la República, Miloš Zeman, intercedió la semana pasada ante el ministro del Interior, Milan Chovanec, pidiéndole que ofreciera una repatriación por la vía rápida.
Ahora el Ministro de Relaciones Exteriores, Lubomír Zaorálek, ha visitado la ciudad de Zhytomyr, donde develará un monumento a 80 checos asesinados en 1938, y comprobará en persona la situación en Volinia y las necesidades de la comunidad de descendientes de checos.De acuerdo con la presidenta del Consejo Nacional Checo de Ucrania, Ludmila Muchinová, los enfrentamientos armados, de momento en el este del país, intranquilizan a los descendientes de checos, que ya sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial los estragos de los conflictos étnicos. A esto se suma la perspectiva de un traslado rápido a la República Checa, declaró.
“Tengo la impresión de que hay más de 40 familias interesadas. Seguramente el error se produjo en el momento de ofrecerles una repatriación por la vía rápida, y muchas familias ya han aprovechado esta posibilidad”.Una repatriación demasiado numerosa conllevaría sin embargo, según Muchinová, una mala imagen de los checos ante el gobierno y la opinión pública ucraniana. En su opinión sería más conveniente que las autoridades checas ayudaran sobre el terreno.
“Aquí para las familias sería necesaria ayuda material, por supuesto, pero principalmente la enseñanza del checo. Sería ideal que se realizara por Internet o por televisión, o de algún otro modo, cursos para los niños, para que aprendan checo lo más rápido posible. Eso sería un enorme aporte”.
De la misma opinión es el Ministerio de Relaciones Exteriores, que no considera de momento que la integridad física de los checos de Volinia corra peligro y que teme un desplazamiento masivo, que sería difícil de coordinar. En su lugar se llevarían a cabo proyectos culturales y de desarrollo, así como el envío de profesores de checo.