El llamado de Port de la Selva

En la playa pero con respeto al mar
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Con apenas veinte años, la estudiante de filología española Sofie Kukková ya ha visitado buena parte de España y este verano la encuentra trabajando como vendedora en Port de la Selva, un encantador pueblito de la Costa Brava que, tal como cuenta en esta entrevista, la conquistó.

Un pueblo pintoresco en la Costa Brava | Foto: Juan Pablo Bertazza,

Jóvenes y no tan jóvenes intentan, cada verano, descansar, relajarse y olvidarse lo máximo posible de los estudios. Sin embargo, también hay notables excepciones como la de Sofie Kukková, una joven estudiante checa que está por empezar su segundo año de filología española y portuguesa en la Universidad Palacký de Olomouc. Con solo veinte años de edad, Sofie tomó la decisión de viajar cada vez que puede a España para profundizar sus conocimientos: el verano pasado estuvo en Tarragona, este año visitó Mallorca y Málaga y, desde junio hasta septiembre, se encuentra trabajando como vendedora en Port de la Selva, un encantador pueblito de la Costa Brava, en Cataluña, que apenas sobrepasa los mil habitantes.

“Quería tener un trabajo en España y una amiga me dijo que conocía al jefe de una panadería, así que vine aquí, también podía haber elegido otra vez Tarragona, pero siempre me gusta poder ver algo nuevo, tener experiencias nuevas y también sabía que este pueblito es muy pero muy bonito. También tenía ganas de trabajar en Cataluña porque siento que aquí hay más normas de trabajo y es más parecido a República Checa, así que el shock no es tan grande”.

Port de la selva | Foto: Juan Pablo Bertazza,

Aunque se declara fanática de toda la región de Andalucía, revela Sofie que varios amigos le han contado que el trabajo puede volverse ahí bastante difícil para una checa porque todo es menos estructurado y resulta muy difícil saber con antelación los horarios que hay que cumplir. En contraparte, reconoce ella que, incluso en un pueblito tan tranquilo y pintoresco como Port de la Selva, pueden aparecer ciertos obstáculos para alguien que no domine del todo el catalán.

“Los primeros días fue para mí muy pero muy difícil entender. Ahora entiendo en la panadería las cosas principales como los tipos y cortes de pan, pero eso es lo más difícil aquí: hay gente que no quiere hablar conmigo en español y cuando se trata de algo importante como una reserva o algo como eso, tengo que avisarle a otra persona que hable catalán cuando alguien no quiere hablar conmigo en español”.

El mar en Port de la Selva | Foto: Juan Pablo Bertazza,

La famosa Praga

“Cuando digo que soy de República Checa me da la sensación de que todos se ponen contentos”.

Aclara Sofie que no quiere generalizar porque también se ha encontrado en este tiempo con gente muy amable. En todo caso, reconoce que esa forma un poco más cerrada de vincularse con los extranjeros tampoco le resulta tan ajena porque, más de una vez, la ha visto también en Chequia. No obstante, cuenta contenta que cada vez que tiene la oportunidad de explicarle a algún cliente su procedencia, la reacción de la gente suele ser muy positiva. Y aunque ella nació en Ostrava, no deja de sorprenderla la fama que parece haber alcanzado Praga en los últimos años.

“Todos escuchan mi acento, y eso me pone triste porque yo pensaba que ya no tenía tanto acento, y todos me preguntan si soy de Ucrania, Rusia o de algún país de Europa del Este. Pero cuando digo que soy de República Checa me da la sensación de que todos se ponen contentos, como que a todos les encanta Chequia y para mí es muy bonito porque todos me dicen algo como ‘uhh, hace tres años estuve o estuvo mi hija en Praga’ y es como que todos se abren más y es algo bonito de ver”.

Sofie vendiendo en la panadería | Foto: Juan Pablo Bertazza,

Elaboración propia

Dulces | Foto: Juan Pablo Bertazza,

Aunque Sofie ya había estado involucrada en el rubro gastronómico, asegura que nunca antes había disfrutado tanto un empleo como ahora. La panadería en la que trabaja como vendedora es, en su opinión, ideal porque cuenta con una excelente organización al servicio de sus clientes, además de elaborar una gran cantidad de productos artesanales de excelencia, entre los cuales se destacan, sobre todo, las mermeladas y los buñuelos.

Mermeladas artesanales | Foto: Juan Pablo Bertazza,

“Luego hay cabello de ángel que es como una mermelada frutal y aquí es muy popular y se come mucho, pero también otros dulces típicos de España como ensaimada que son muy populares en Mallorca y también, por ejemplo, palmeras”.

Además de interiorizarse mucho en los dulces típicos de cada región, si hay algo que apasiona a Sofie son los idiomas, una herramienta indispensable para poder interactuar con la gente de distintos países y profundizar en varias culturas. Mientras avanza a toda velocidad con el estudio de español y el portugués anuncia que pronto va a empezar también italiano y griego, un idioma que si bien sabe que le va a resultar difícil por no estar tan difundido en Chequia, tiene muchas ganas de aprenderlo por el origen helénico de parte de su familia.

Salados | Foto: Juan Pablo Bertazza,

La mira en América Latina

“América Latina es algo nuevo para mí y quiero aprender más sobre eso”.

En el año que lleva cursando sus estudios universitarios de filología española y portuguesa, dice Sofie que ha tenido, hasta el momento, varias asignaturas relacionadas con el ámbito de España, mientras que a ella le gustaría ahondar un poco más en la cultura de América Latina, algo que, de hecho, ya ha empezado a hacer por su cuenta en los ratos de tiempo libre que le deja su trabajo.

Sofie Kukková | Foto: Juan Pablo Bertazza,

“Es algo nuevo para mí, España está muy cerca, así que la cultura, la vida aquí... no quiero decir que es lo mismo, pero claro que hay muchas cosas parecidas. En cambio, América Latina es algo nuevo para mí y quiero aprender más sobre eso, más sobre la historia, las tradiciones y la mentalidad de la gente que quizás no es como la de los checos”.

Mientras tanto, Sofie disfruta a pleno de todos los encantos de Port de la Selva, un sitio que si bien atrae a una gran cantidad de turismo en los meses de julio y agosto, le parece mucho más tranquilo y relajado que su Ostrava natal. Además cuenta con el encanto del mar, aun cuando ella asegura que lo disfruta a pleno sin pasar necesariamente mucho tiempo adentro del agua.

Playa de arena | Foto: Juan Pablo Bertazza,

“Mi problema es, y creo que también les pasa a muchos checos, que le tenemos un poco de miedo al mar, no me gusta bañarme todo el tiempo, pero lo que me encanta es estar sobre todo en la playa y, por ejemplo, leer algo o ver una película o solo escuchar música”.

A pesar de su juventud, como toda checa que se precie de tal, Sofie ya planea con  antelación sus próximos viajes y estadías: en enero hará un Erasmus de seis meses en Madrid, lo cual complementará con otros seis meses en Portugal. Luego le gustaría viajar un año por América Latina. Asegura que su sueño es conocer Patagonia, que imagina como el lugar más hermoso del mundo, pero también Perú, Colombia y México.