Científicos checos buscan cultivos resistentes a los cambios del clima

Foto: Archivo del Instituto de Investigación Agrícola

En los alrededores del aeropuerto de Praga, a las afueras de la capital checa, se pueden ver extensos campos con cultivos de diverso tipo. En estos campos, investigadores checos están buscando nuevas variedades de plantas utilizadas para la alimentación.

Foto: Archivo del Instituto de Investigación Agrícola
Heladas en primavera, inviernos menos fríos de lo normal y olas de calor más frecuentes. Los cambios en el clima y la sequía están provocando que en la República Checa muchos cultivos ya no sean tan productivos como solían serlo.

Con la intención de dar con nuevas variedades que se adapten mejor a las condiciones deseadas, investigadores checos tienen en el barrio de Ruzyně, cerca del aeropuerto de Praga, grandes extensiones de campo para llevar a cabo sus experimentos.

En estos terrenos se pueden ver unos cultivos en forma de rectángulo, cada uno de ellos con una especie diferente, como explica para la Radio Checa Petr Martinek, del Instituto de Investigación Agrícola.

“Esto es parte de la colección Novosibirsk 67, y puede observar aquí que, a diferencia del trigo común, tiene las granzas más largas”.

Petr Martínek,  foto: Archivo del Instituto de Investigación Agrícola
La mayoría de los cultivos con los que experimentan los investigadores son cruces de diferentes plantas, prosigue Martinek.

“Por ejemplo, se cultiva un nuevo género del tritordeum. Se sabe poco sobre él, es algo que lleva existiendo 40 o 50 años. Es descendiente de los triticale, es un cruce de trigo y cebada chilena”.

Se trabaja en especial con muchas plantas resistentes a la sequía que vienen de países como España y Francia, géneros que están acostumbrados a más horas de sol. El desafío ahora es hacer que estos cultivos se adapten a las condiciones de la República Checa y que estén preparados para el invierno, añade Petr Martinek.

“De esto tenemos que hacer trigo de invierno. Con nuestras condiciones tiene problemas para madurar, no tiene una fecha exacta para ello. Hay espigas que están verdes, y otras que están maduras. Tenemos que hacer una adaptada al invierno”.

Pero no todo son experimentos con nuevos tipos de plantas. En algunos casos, se recurre a géneros ya conocidos que no se utilizan mucho pero que se adaptan muy bien al terreno local, como es el caso de una gramínea llamada sorgo, según señala Jiří Hermuth, del Instituto de Investigación de Productos Vegetales.

Foto: Archivo del Instituto de Investigación Agrícola
“No es una planta desconocida para nuestros agricultores. Ya en los años 20 del siglo pasado se cultivaba y hubo un “boom”. Pero después el maíz ganó terreno y la gente se olvidó del sorgo”.

El sorgo tiene otras muchas ventajas. Su harina no tiene gluten, por lo que es una gran alternativa al trigo para las personas celiacas.

También se puede usar como biomasa y, además, sus raíces tienen efectos positivos sobre la tierra donde se cultiva.

“Tiene un gran sistema de raíces. Entonces en los suelos que están enfermos, esta planta lo llena todo de raíces, y estas a su vez crean pequeños canales que ayudan a airear y a sanar todo el sistema”.

No obstante, el trigo sigue siendo el gran predominante en los campos checos, con una extensión de más de 800 000 hectáreas. Según las previsiones para este año, la cosecha podría ser un poco mayor que la del año anterior.