Chequia y los animales exóticos, un mercado que no deja de crecer
Chequia se destapa como uno de los principales exportadores del mundo de animales exóticos y en peligro de extinción, con una creciente participación en el mercado mundial.
Industrias como la automovilística y la cervecera cuentan con una profunda tradición en Chequia, además de representar casi un elemento identitario del país por lo que es reconocido internacionalmente.
Con todo, también existen otros sectores o actividades no tan conocidos y en las que Chequia se encuentra a la cabeza. Un claro ejemplo es el de las especies de animales exóticos, tal y como afirman los datos del Ministerio de Medio Ambiente y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
Pavla Říhová, del Instituto de Estudios Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Carolina, conoce bien esta práctica y sus orígenes.
”La cría de animales es bastante popular aquí en la República Checa. Probablemente esté un poco relacionada con nuestra historia, porque durante el comunismo, cuando la gente no podía viajar mucho, comenzaron a practicar pasatiempos como la cría de animales, la jardinería y la apicultura. Desde entonces, hemos tenido muchos criadores que se enfocan en varios animales exóticos, incluidos los loros y varios reptiles. Y, por supuesto, exportamos mucho estos animales, porque el mercado interno, simplemente por la alta producción, se ha sobresaturado”.
Las cifras avalan esta realidad. En la actualidad existen en torno a 50 000 criadores y comerciantes en el país, mientras que el número de animales exportados de los que se tiene registro se ha triplicado desde 2010. Con todo, según Pavla Říhová, muy probablemente las cifras reales sean aún mayores que las oficiales. También destaca el gran contraste que existe entre Chequia y otros países europeos donde esta práctica no está tan arraigada.
“La gran cantidad de criadores de animales en la República Checa se destaca en comparación con otros estados de la UE. Por ejemplo, en Hungría hay alrededor de 3000, mientras que en Portugal el número de criadores es de algunos centenares”.
Si bien se pueden realizar estimaciones, resulta imposible conocer con certeza el número exacto de personas involucradas en esta práctica al margen de la ley. Lo que sí parece una realidad es que de igual forma que las cifras de exportación de especies ha crecido exponencialmente, también lo han hecho las actividades ilegales a este respecto. Por ejemplo, el pasado año se registró un aumento significativo en el comercio ilegal de aves exóticas. Los inspectores fronterizos confiscaron 84 de estos animales en 2020, 58 de los cuales ya estaban muertos cuando fueron descubiertos. En años anteriores, tales confiscaciones oscilaron en un solo dígito.
A pesar de estas cifras, Pavla Říhová no ve que estos factores estén relacionados directamente. Opina que el aumento repentino en el número de exportaciones ilegales detectadas no significa necesariamente que el mercado negro en sí mismo esté creciendo.
“Puede llevar años descubrir casos graves de comercio ilegal de animales. Por otro lado, también hay muchos casos en los que el vendedor o el repartidor simplemente olvidan un documento relevante y el comercio se clasifica como ilegal debido a un error administrativo. Un mayor número de casos detectados no significa necesariamente que el comercio ilegal esté aumentando. Simplemente podría significar que las autoridades han desviado más recursos para descubrir estos crímenes”.
Dentro de este floreciente sector destaca la importancia de las aves exóticas como el mayor foco de exportación. Destacan la rosella oriental, el periquito de anillos rosados o el agapornis de Fischer, que cuentan con un gran mercado en Oriente Medio en países como Emiratos Árabes Unidos o Israel. El potencial checo en el sector es tal que el país ocupa el cuarto puesto mundial en lo que respecta a la exportación de aves exóticas, solo superado por Sudáfrica, Cuba y Filipinas, países que cuentan con muchas de estas especies dentro de sus propios hábitats naturales.
También podemos destacar otras especies que registran unas cifras de exportación algo menores. Es el caso de los reptiles, que cuentan con un buen mercado en Estados Unidos o Japón.