Los checos se vuelven locos por la cría de loros

Foto: Archivo de Radio Praga

La República Checa figura entre las potencias mundiales en la cría de loros y papagayos. La creciente demanda convierte este hobby en un negocio rentable, que sin embargo incita al contrabando.

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Chequia cuenta con decenas de miles de aficionados a la cría de aves exóticas, desde los pericos más baratos hasta los papagayos más caros. Los checos representan una de las potencias mundiales en cuanto a la cría de este tipo de aves por persona.

La compra de loros en la República Checa se puede realizar por medio de Internet, en exposiciones y bolsas especializadas. El precio de los pájaros oscila notablemente: los más pequeños valen decenas de euros, mientras que la suma por los más valiosos puede equivaler al precio de un automóvil nuevo.

Según afirma el presidente de la Asociación de Amigos de las Aves Éxóticas, Ladislav Žoha, no todos sin embargo pueden dedicarse al negocio con las aves.

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“Para convertirse en un comerciante con las aves es necesario poseer instalaciones aptas para la cría comercial y la licencia profesional. Si la persona no es competente para la cría, es decir, no ha aprobado los exámenes respectivos, puede hacer un curso para comerciantes de animales”.

No obstante, la creciente demanda y los altos precios atraen a los contrabandistas, que en los últimos años han hecho crecer significativamente el mercado negro con las aves exóticas.

De acuerdo con Pavla Říhová, de la Inspección del Medio Ambiente, los trucos para llevar a cabo este tipo de crimen organizado son cada vez más ingeniosos.

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“El truco más frecuente es traficar huevos, que los contrabandistas sacan de los nidos o incluso capturan a pequeños polluelos. Los traficantes los esconden en cinturones especiales ceñidos al cuerpo, mientras que las mujeres los llevan en el sostén”.

Tras llegar a Chequia, los comerciantes fingen que el huevo proviene de su propia cría y obtienen la documentación necesaria.

Los contrabandistas centran su atención también en otros animales. Mayormente trafican con cuernos de rinoceronte o marfil.