Barco ofrece refugio a las personas sin techo

Foto: CTK

A partir de este mes la gente sin hogar puede pedir asilo en un antiguo remolcador transformado en un hostal. El barco recién reconstruido tiene una capacidad para unas 250 personas.

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La situación de las personas sin hogar se complica especialmente en invierno cuando las temperaturas llegan a estar bajo cero. La gente sin techo deambula por las estaciones de los trenes y del metro y busca refugio bajo los puentes.

El Ayuntamiento de la capital checa se ha esforzado por resolver esta situación y trata de ayudar a la gente en peligro. Durante años las autoridades capitalinas intentaron construir un lugar donde se pudiera acoger a la gente sin techo. A pesar de que el problema afecta a muchos barrios de Praga, los consejos locales nunca aceptaron construir el refugio en sus propios distritos. Podemos decir que la idea de utilizar el barco para alojar a las personas sin techo ha sido como desatar un nudo gordiano.

Ilja Hradecký dirige la asociación "Nadeje", en español Esperanza, que provisionalmente se encarga de administrar la ayuda en el barco.

"Yo estoy muy satisfecho porque las 250 camas son muy necesarias. Esta era la única posibilidad de lograrlo. Me alegra mucho que hayamos conseguido abrir el hostal porque ya podría llegar el frío."

Son las siete de la tarde y al frente del barco Hermes, se está formando una cola enorme. Hombres y mujeres esperan que les permitan entrar a la nave para calentarse, tomar una taza de té y pasar la noche.

"Vengo por segunda vez y tengo muchas ganas de entrar porque hace mucho frío", dijo Jan, un hombre de edad indefinida, que por lo general duerme en una estación de trenes.

Este peculiar albergue abre sus puertas a las siete y media de la noche, pero por la mañana todos tienen que dejar el lugar. Una noche en un camarote de cuatro literas en el antiguo remolcador cuesta veinte coronas, es decir ochenta centavos de euro. La única condición para poder entrar, aparte de las veinte coronas, es estar "sobrio".

Milan es un desempleado de sesenta años y le alegra mucho la oportunidad de pernoctar en este peculiar barco.

A mí me gusta mucho y por tan poco dinero es una maravilla", sostuvo Milan.

Kornel, un empleado del barco, vestido de marinero, señala una embarcación anclada en la otra orilla, que ofrece alojamiento de lujo a los turistas, "una noche allá vale dos mil coronas y es casi lo mismo", dice bromeando.

Según Kornel, al barco vienen a pasar la noche generalmente personas que tienen problemas habitacionales, pero que no están excluidas de la vida social y laboral.

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"La mayoría de ellos", según dice Kornel, "intenta volverse a la vida normal. No obstante, en este momento no son capaces de resolver su situación o les falta dinero."

Todo parece indicar que los clientes están muy satisfechos con los servicios prestados, ya que hay un enorme interés.

"Me siento muy seguro en este lugar. En un comedor de la Caridad me golpeó un hombre y ahora tengo miedo de volver. Pero aquí todo va bien y los servicios son perfectos", dijo Frantisek, un desempleado de sesenta y dos años.

Los indigentes aparecieron en las calles de la capital checa tiempo después de la "Revolución de Terciopelo" de 1989. En la época socialista el gobierno afirmaba que problemas como éste no existían en Checoslovaquia. Pedir limosnas en las calles estaba estrictamente prohibido.

Las personas sin techo aparecieron a principios de los años noventa en las calles, estaciones de tren, de autobuses y del metro. Muchos llegaron a la capital desde algunas ciudades pequeñas y desde Eslovaquia. Los checos se enfrentaron entonces a un fenómeno hasta este momento desconocido. El barco de refugio puede mostrar que la sociedad checa a pesar de ciertos problemas se acostumbró no sólo a convivir con estas personas, sino a tenderles una mano cuando lo necesiten.

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