Arqueólogos checos investigan en el lugar de la lucha entre David y Goliat
Arqueólogos checos investigan desde hace diez años en la localidad israelí de Tel Azeka. Se trata de un asentamiento que data del tercer milenio antes de Cristo, situado al lado de la ciudad actual de Beit Shemesh.
Arqueólogos checos de la Facultad Teológica Evangélica de la Universidad Carolina de Praga trabajan en la localidad de Tel Azeka, situada a unos 25 kilómetros al oeste de Jerusalén, desde el año 2013 y esta temporada debería ser la última. Durante la investigación, llevada a cabo por un equipo internacional, los arqueólogos descubrieron distintas capas de asentamientos que demostraron que por la localidad de Tel Azeka habían pasado distintas culturas. Filip Čapek, director del equipo checo de arqueólogos, conversó con la Radio Checa sobre la investigación.
“Desde hace 10 años estamos desenterrando una ciudad antigua. Su historia data del tercer milenio antes de Cristo y termina antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando los palestinos cultivaban sus tierras. Lo prueban piedras con marcas que encontramos veinte centímetros bajo la superficie, eran marcas de un arado”.
Supuestamente, por la zona de Tel Azeka pasaba la frontera entre el territorio dominado por las tribus de Israel y las tierras de los filisteos, los mayores enemigos de los israelíes, según cuenta el Antiguo Testamento. Al mismo tiempo, pudo ser el lugar de la famosa lucha entre David, el segundo rey de Israel, y el gigante filisteo Goliat. Filip Čapek explica los desafíos que conlleva una investigación sobre la época bíblica.
“La Biblia está escrita desde cierta perspectiva. Los autores no tenían que contar los acontecimientos tal y como sucedieron, más bien los contaban tal y como los entendían. La arqueología nos permite destapar la historia que está detrás de las historias bíblicas”.
Uno de los descubrimientos que ayudó a entender mejor la mentalidad de las personas que vivieron en la Edad del Bronce y su vida cotidiana fue la tumba de un perro, sobre la que habló con la Radio Checa Madisson Quail-Gates, administradora de la expedición en Tel Azeka.
“Puedo decir con seguridad que aquí fue enterrado un perro con mucho esmero. El caso implica que la gente amaba a su perro igual que a los miembros de la familia. En la Edad del Bronce media enterraban a sus familiares en las paredes de las viviendas o en el suelo y así manifestaban su respeto. Al perrito le hicieron una tumba en el suelo también y lo enterraron con mucho amor y le colocaron las patas para que pareciera que estaba corriendo”.
El equipo internacional de arqueólogos empieza a trabajar en la localidad de Tel Azeka antes de que amanezca. Debido al clima israelí en los meses de julio y agosto, los investigadores tienen que comenzar a las cinco y media de la mañana. Aunque pueda resultar difícil soportar el calor durante los meses de verano, la investigación no se puede planear para el invierno, ya que es una época de lluvias abundantes que imposibilitan los trabajos.
Otro factor que dificulta los trabajos arqueológicos en Israel es la situación política del país. Los investigadores por un lado están amenazados por los cohetes palestinos que pueden observar en el cielo sobre la costa, a unos 40 kilómetros de Tel Azeka. Por otro lado, las fuentes encontradas por los científicos pueden estar sometidas posteriormente a distintas interpretaciones por parte de responsables políticos, comenta Čapek.
“Lo que intentamos hacer con los colegas israelíes es una ciencia que sea objetiva, pero sí es verdad que tanto la arqueología como los textos bíblicos suelen ser interpretados de distintas maneras. Todo aquel que siga la situación política de Israel, sobre todo antes de las elecciones, sabe lo que quiero decir”.
Actualmente, la expedición de Tel Azeka es la misión arqueológica más grande de todo Israel. Está dirigida por investigadores de la Universidad de Tel Aviv, pero cuenta con especialistas y voluntarios de todo el mundo.