Adornos navideños de cristal fabricados a mano no se rinden en Chequia

Foto: Roman Casado

Abetos adornados con bolas de cristal, estrellas, lazos y luces, son un símbolo típico de las fiestas navideñas. Según la tradición, el árbol de Navidad debe recordar el árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original. Dicen que San Bonifacio adornó el árbol navideño con manzanas representando las tentaciones. Con el tiempo los frutos fueron reemplazados por bolas de cristal que simbolizan los dones del Dios a los hombres. Una de las fábricas checas más tradicionales en cuanto a la producción de adornos navideños se llama Vanoční ozdoby DUV-družstvo y tiene su sede en Dvůr Králové nad Labem. A pesar de la gran competencia de productos de plástico más baratos en el mercado, la empresa sigue fabricando y recientemente registra un mayor interés por sus productos por parte de los clientes.

Foto: Roman Casado
La tradición de adornar los árboles de Navidad vino a las Tierras Checas desde Alemania. Una de las primeras alusiones al primer abeto de Navidad data de la Crónica de Bremen del año 1570.

A Chequia llegó esta costumbre a principios del siglo XIX. El primer árbol navideño lo colocó el director del Teatro de los Estamentos de Praga, Karel Liebich, en su Palacio de Libeñ en 1812.

Con el tiempo la tradición arraigó en la mayoría de las casas checas. El 24 de diciembre, el Niño Jesús suele dejar a los checos los regalos bajo del árbol navideño.

La costumbre de fabricación manual de adornos navideños arraigó en Bohemia del Norte a mediados del siglo XIX.

En aquella época comenzó en esa región la fabricación casera de los adornos, según indicó la jefa de la nave de producción de DUV, Regína Jaklová.

Regina Jaklová,  foto: Roman Casado
“La gente fabricaba los adornos en casa, en candiles caseros alimentados con gasolina de barril. En algunos hogares aprendieron a soplar las bolas y las formas más difíciles, como pajaritos, puntas y campanillas. En otro hogar fue ubicado el taller de plateado. Ahí disolvían la plata por medio de amoníaco y nitrato argéntico. Luego metían los productos en una canasta y los llevaban a otra casa donde las mujeres de estos maestros pintaban los adornos”.

La fabricación casera iba en aumento hasta que el 20 de julio de 1931 fue fundada la cooperativa DUV en Dvůr Králové y en las aldeas adyacentes, Doubravice y Zdobín.

“Los mejores sopladores se reunieron, ya que la demanda era cada vez más grande, y empezaron a exportar su mercancía. Por eso crearon esta cooperativa, que contaba con dos plantas, en Zdobín y Doubravice, y el almacén central en Dvůr Králové”, agregó Jaklová.


La fábrica DUV se impuso pronto en el mercado exterior. En 1935, cuatro años después de su fundación, la empresa fue galardonada con el Gran Premio en una exposición mundial de Bruselas y más tarde obtuvo en la capital belga el galardón EXPO 1958.

Hoy día, el 95% de su producción está destinada a la exportación.

“En Europa exportamos sobre todo a Italia, Austria y Alemania. Allí vendemos principalmente colecciones de 35, 40 ó 60 piezas de diferentes colores y tamaños. Una gran parte de nuestras exportaciones terminan también en Estados Unidos y Canadá. Los clientes hacen auditorías en nuestras plantas para controlar si realmente todo se fabrica a mano, desde el procesamiento de cristal, el soplado, el plateado hasta la pintura”, dijo Regína Jaklová.

Hoy día, la fábrica DUV ofrece una gama de 80.000 productos realizados en 600 matices de colores.

La creación de un adorno navideño atraviesa diferentes fases de producción. Lo básico es naturalmente soplar el adorno, comenta Renata Berezová.

Renata Berezová,  foto: Roman Casado
“Nos encontramos en la sala de soplar donde se produce la base de cristal para la fabricación de los adornos navideños. El soplador calienta el vidrio sobre el fuego de forma simétrica y sopla lo que hace falta, ya se trate de las bolas u otras formas. Cada empleado debe cumplir las normas, pero claro que hay una tolerancia de desviación, porque se trata de trabajo manual. Los empleados deben cumplir una tolerancia de más o menos dos milímetros”, que nos hace de guía por las respectivas fases de producción.

El trabajo es difícil y no todos pasan por las pruebas de admisión, afirma nuestra guía. Solo tres de cada diez personas son capaces de aprenderlo debidamente para poder trabajar en la empresa.

“Se puede decir que cada persona aprende a soplar una bola, pero pocas logran cumplir la pauta de cantidad de sesenta decenas de piezas por ocho horas de trabajo, por un lado, y las normas de tamaño y forma, por otro. Esa es la única condición para poder trabajar aquí, pero pueden probarlo todos”, indicó.


Foto: Roman Casado
La empresa DUV es el mayor fabricante checo de adornos navideños hechos a mano. Aunque las máquinas son más potentes, el trabajo manual es insustituible, asegura Renata Berezová.

“Al soplar la bola a máquina, el producto siempre lleva una soldadura, porque se elabora en un molde y no se le puede agregar un pasador pequeño arriba. En el mercado hay bolas sopladas a máquina, pero siempre tienen que llevar un pasador más grande”.

Una vez sopladas, las bolas pasan al proceso de plateado.

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“En esta sala los productos se platean. Las empleadas calientan la disolución de plata en el baño, con lo que se acelera la reacción química. La plata queda dentro, luego se saca el agua sobrante de los productos, que se secan y se sumergen en diferentes colores. Se hacen barnices, mates, pintura metalizada, etc. A los productos, que no se pueden sumergir en el baño, se les aplica pintura pulverizada del mismo modo que se pinta un automóvil, lo que se hace con una pistola y un compresor. Ese método se usa si queremos que los colores se solapen suavemente”.

En cuanto las bolas están sopladas y plateadas, se pasan al horno.

“Aquí sumergimos los productos en diferentes colores. Los adornos se colocan en un tablero y se secan con el aire caliente que acelera todo el proceso. Luego se colocan en la estantería y se llevan a otra sala”, indica Renata Berezová.

Ahí las bolas pasan por las manos de las pintoras que las adornan con diferentes motivos.

Foto: Roman Casado
“Una vez que las bolas están sopladas, plateadas y lavadas es necesario pintar en ellas los diferentes motivos. En nuestra planta realizamos varias técnicas de pintura: por ejemplo, con lápiz, es decir con un tubo de cristal, en el que está la cola y así sale una decoración plástica. Es como si adornáramos el pan de jengibre. Los adornos se espolvorean después con un folio picado finamente y mezclado con diferentes colores y otros componentes. Luego se les pegan perlitas, cristales, estampados de metal, etc.”, subraya Renata Berezová.

El soplado y la pintura a mano son las fases más difíciles de toda la operación.

“Depende de cada producto. Por ejemplo, el soplado es difícil, mientras que la pintura y el plateado no son tan exigentes. Aunque tampoco es fácil platear los adornos en forma de trompeta, por ejemplo, que tienen una forma curvada, y uno tarda más en hacerlo. Pero en fin, el soplado y la pintura son los procesos más difíciles”, indica la guía.

Foto: Roman Casado
De la sala de pintura, los adornos llegan a la estación final de todo el proceso de elaboración.

“Al tener las bolas pintadas tenemos que quitarles el rabillo que llevan arriba. Así que hacemos un corte ligero con un cuchillo o lima especiales, lo arrancamos, y colocamos el pasador. Luego ya terminamos el adorno final, por ejemplo pegamos las plumas que representan las patas, utilizamos las de marabú o de pavo de diferentes colores: verde, amarillo, blanco o rojo, según el pedido del cliente. Luego los adornos se envuelven en las cajas y ya está. Ya se pueden vender”.


Foto: Roman Casado
Así como en otros sectores, también los adornos sucumben al dictado de la moda.

“Al igual que todo lo demás, vestidos, peinados y muebles, también los adornos navideños se rigen por la moda. Por ejemplo, diez años atrás, estaban de moda los colores de otoño, naranja y marrón. Durante los siguientes dos o tres años se puso de moda el color rosa y violeta, después llegó la combinación rojiblanca, que está al día hasta la fecha, o blanco transparente. En la actualidad también regresan los colores antiguos, el rojinaranjo que recuerda la puesta del Sol o los colores del pavo real, verdiazul y violeta. Antes cada caja contenía bolas de un solo color, por ejemplo solo el rojo. Hoy día, refresa la tradición de la época de mi infancia, cuando cada árbol llevaba colores diferentes”, sostiene Renata Berezová.

Como hemos dicho, la empresa DUV exporta el 95% de su producción y tiene que satisfacer los diferentes gustos de clientes de todo el mundo.

“A los estadounidenses les gustan los productos multicolores, que llevan hasta siete colores en una bola. Los holandeses prefieren colores brillantes. Los italianos preferían durante mucho tiempo los colores clásicos: rojo, dorado y blanco, y este año por primera vez piden que en cada caja haya colores y decoraciones diferentes. En cuanto a los austríacos, depende si se trata de un pequeño vendedor, ese pide lo mismo, mientras que las cadenas comerciales grandes piden colecciones que cuadren con sus muebles, por ejemplo”.

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Renata Berezová señala que para satisfacer la demanda, los diseñadores lanzan cada año una nueva colección de adornos.

“En abril comienza la época de muestreo, cuando los clientes envían sus sugerencias con diferentes temas, por ejemplo, la naturaleza, con fotos de ranas, pavos y peces, y nos escriben que colores preferirían. Y en otoño luego piden otros colores y decoraciones para la próxima temporada. Actualmente, en la sala de pintar ya estamos preparando las colecciones para el año 2014”, dijo.


Surgida en 1931, la fábrica DUV vivió su mayor auge después de la Revolución de Terciopelo, en 1989.

Foto: Roman Casado
“El mayor auge lo hemos registrado tras la revolución, en los años 90, y luego alrededor del año 2000. Después todo se fue abajo, debido a la importación de la mercancía de China. Antes contábamos con 18 plantas, dispersas en un área de 80 kilómetros de aquí, y cada una se especializaba en diferentes tipos de productos, grandes o pequeños, instrumentos musicales, cisnes, puntas, campanillas, etc.”

Hoy día, la fábrica cuenta con solo dos plantas que trabajan solo en la temporada alta.

“Hoy día tenemos una planta que trabaja entre marzo y octubre. Cuando ya todo debe ser expedido en las tiendas, abrimos otra planta en Horní Bradlo, donde trabajan 70 personas aproximadamente. El resto del año, la producción se reduce y trabajamos solo durante tres días por semana y en marzo volvemos a contratar a empleados para reanudar la plena producción. En otoño, preparamos muestras para la próxima temporada, que serán expuestas en marzo en la exhibición de Fráncfort del Meno. Y en verano vuelven a venir los clientes para entregarnos sus pedidos”.


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La jefa de producción de la empresa DUV, Regína Jaklová, dice con toda modestia que los adornos checos figuran entre los más bellos a nivel mundial.

“Al comparar los diferentes estilos, según mi experiencia puedo decir que los mejores en fabricar los adornos son los italianos. Pero después son los checos y los alemanes. Tan solo más abajo se ubican los demás. Los italianos lo tienen todo muy bien armonizado, los colores, y optan por preciosos motivos”.

Regína Jaklová indica que habitualmente los clientes sólo completan sus colecciones navideñas existentes, pero hay quienes compran colecciones completamente nuevas.

“Un 80% de nuestros clientes vuelven cada año y compran piezas para completar sus colecciones. Pero hay clientes que cada año adornan el árbol con una colección completamente nueva. Nuestras bolas no son de las más baratas, por supuesto, ya que se trata de trabajo manual, pero también son de alta calidad”.

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Hoy día, el mayor peligro para la supervivencia de la fabricación manual de los adornos es la competición barata del plástico, afirmó Regína Jaklová.

“Recientemente he sufrido un gran susto en un supermercado. En nuestra planta fabricamos un adorno de cristal con una cantera del 30%, así que su fabricación sale bastante cara. Pero luego uno llega al supermercado y allí venden piezas idénticas pero de plástico, así que pueden golpearlos contra el suelo y no les pasa nada. Su precio sale mucho más barato, hasta dos veces. Nosotros no podemos patentar cada producto, no se rentabilizaría. Además la eventual indemnización en este caso no cubriría del todo el daño sufrido”.


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A pesar de la fuerte competición de los adornos de plástico, a Chequia recientemente vuelve la tradición de comprar adornos clásicos de cristal, dice la jefa de producción de la fábrica DUV.

“Se puede decir que últimamente el mercado checo de adornos tradicionales va en aumento y la gente vuelve a comprar más bolas de cristal. En una de las temporadas anteriores nos dedicamos sobre todo a las colecciones antiguas, que conocemos de los tiempos de nuestras abuelas. En nuestra sala de ventas tenemos una sección dedicada a ese tipo de mercancía, pero por lo general ofrecemos bolas de colores estables, de oro, de plata, azul, violeta. En fin, tenemos piezas de todos los colores”.

La empresa DUV prepara para cada año una nueva colección de productos especiales para satisfacer el gusto del cliente.

Foto: Roman Casado
Por ejemplo, en el pasado se trató de adornos en forma de corazones de pan de jengibre, o con motivos típicos checos de verduras pintadas en color azul, el llamado “cibulák”. ¿Y qué es lo que prepara para el año que viene?

Es una sorpresa.

Estimados amigos, aquí damos por terminado el programa especial de Radio Praga dedicado a la fabricación manual de los adornos para árboles de Navidad.

¡Les deseamos que pasen muy bien la Noche Buena!

Autor: Roman Casado
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