A 90 años del primer vuelo del bombardero checo Letov Š-328
El Letov Š-328 fue el bombardero más extendido en la Checoslovaquia de preguerra.
El avión Letov Š-328 (la letra Š recordaba el apellido de su constructor Šmolík), estaba destinado a la aviación finlandesa, pero posteriormente la Fuerza Aérea checoslovaca lo incluyó en su parque de aviones. Desde el punto de vista técnico no se trataba de una aeronave especial. En los años 30 del siglo XX la industria aérea checoslovaca quedó a la cola en la fabricación de bombarderos ligeros. Como quedó demostrado en repetidas ocasiones, este biplano se convertía en una presa fácil para los aviones caza enemigos y para la defensa antiaérea.
La seguridad de acero y lienzo
Sin embargo, el servicio terrestre y los pilotos valoraban las prestaciones del Š-328. Estos aviones eran confiables y cumplían las esperanzas de los pilotos en misiones o durante los entrenamientos. La construcción de las alas y del fuselaje no sufría por el cambio del tiempo, sobre todo por las lluvias.
Estos aviones se fabricaron hasta 1939. La empresa Letov fabricó en total 445 unidades, a pesar de que ya desde 1937 estaba claro que ese avión no respondía a las exigencias de la época. Por otro lado, en caso de ser empleado de forma apropiada, era capaz de cumplir tareas de bombardeo y reconocimiento, como se confirmó en los combates contra los nazis durante el Levantamiento nacional eslovaco en 1944. La aviación eslovaca había empleado este avión con anterioridad entre 1939 y 1943 en los combates contra Hungría y Polonia, así como durante su participación en los combaten en el frente oriental.
La ventaja fundamental del avión Letov Š-328 fue la marcha relativamente silenciosa de su motor. Gracias a ello, al volar en medio de nubes o a alturas bajas, lograba situartse sobre el blanco y soltar los 300 kilos de bombas que llevaba a bordo, antes de que las unidades de tierra empezaran a disparar.