Zuzana Kostićová: “Pensaba que el amor no era para las personas gordas”
El proyecto Mi cuerpo es mío lanzó este año una exposición itinerante que se pudo ver en el centro de Praga con el “body shaming” como tema principal. Sobre ello conversó con Radio Praga Internacional la modelo Zuzana Kostićová.
¿Cómo se siente en su cuerpo? A esa pregunta, planteada por el Comité de Mujeres e Igualdades de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, se enfrentaron casi 8000 personas encuestadas. El 61% de los adultos y el 66% de los niños respondieron “mal” o “muy mal”. El proyecto checo Mi cuerpo es mío partió de estos datos intentando enseñar a la gente qué era el “body shaming” y cómo dañaba a las personas, intentando contribuir a una sociedad más tolerante. Además de talleres y seminarios para un público amplio, la iniciativa lanzó a finales de 2022 una exposición itinerante que se pudo ver en las plazas praguenses de Náměstí Míru y Náměstí Republiky.
“Me ayudó muchísimo cuando conocí a mi futuro esposo que me amaba así como era”.
Una de las modelos de la instalación fue la profesora universitaria y especialista en la cultura maya y ciencias de la religión Zuzana Kostićová que explicó para Radio Praga Internacional qué era, desde su punto de vista, el “body shaming”. Según ella, el problema es que nuestra cultura tiene una idea muy específica de cómo deben ser los cuerpos humanos, qué es lo bonito, qué es lo sano.
“El problema del “body shaming” es cuando la cultura, cuando una sociedad, espera que todos cumplamos con estas reglas, con estas ideas. Se crea un ambiente en el que las personas que no las conforman están expuestas a críticas, a comentarios, son cosas que hacen saber a estas personas que son menos que los otros, que hay un problema con ellas. Y no es cierto. Para mí esto es el problema de “body shaming”, las expectativas demasiado grandes, demasiado perfeccionistas”.
Explica Kostićová que a esta situación contribuyen sobre todo los medios de comunicación y su manera de enseñar los cuerpos humanos. Estos son de un cierto tipo y en el caso de que no se vean perfectos, se retocan por los gráficos para que parezcan impecables. El problema es que los cuerpos humanos no son así.
Kostićová aparece en la exposición con la declaración “Si no adelgazas, nunca encontrarás pareja”. Ella misma nació en 1980 y creció en una época marcada por el ideal de una mujer extremadamente flaca, explica. Pensó que así tenía que ser ella también y por eso se sometió a regímenes demasiado estrictos y dietas que desembocaron en problemas de salud y psicológicos.
“Yo pensaba que como era una chica físicamente grande, robusta, gorda incluso, que así no podía ser, que era un problema y que tenía que hacer algo con ello. Y si no lo hacía, nadie me iba a querer. Yo creo que pensar esas cosas es extremadamente tóxico. Esa idea de que el amor, las relaciones románticas están reservadas para las personas que tienen los cuerpos de cierta manera. No era solo una idea mía, fue el entorno, el ambiente en el que crecí”.
Kostićová confesó que su robustez se debía a la genética de su familia y tardó mucho tiempo en darse cuenta de que adoptando regímenes estrictos en realidad estaba motivando aún más al cuerpo a ganar peso. Según ella, por mucho que la sociedad intente combatir la obesidad, en realidad ayuda a la gente a ganar peso. Todo eso, no obstante, cambió cuando conoció a su marido.
“No sé cuánto tiempo necesitaba para salir de esta mentalidad. Fueron como 15 años. Me ayudó muchísimo cuando conocí a mi futuro esposo que me amaba así como era. Cuando nos conocimos, tenía, como mínimo, 50 kilos menos de los que tengo hoy. Me amaba entonces y me ama hoy. Eso es amor, ¿no? Pero yo pensaba que ese amor no era para las personas gordas. Pero eso no es cierto”.
La exposición Mi cuerpo es mío no muestra el “body shaming” solo desde el punto de vista de gente corpulenta, sino también de personas flacas con un problema opuesto. Precisa Kostićová que este problema afecta tanto a mujeres como hombres de la misma manera.
“Mi caso es de un cuerpo demasiado gordo, pero es una cosa universal. No son solamente cuerpos demasiado gordos, sino cuerpos diferentes. Es una historia de cuerpos que no conforman un ideal extremo. Eso puede suceder a cualquier hombre, cualquier mujer. Tampoco es cuestión de género. Estamos hablando de mujeres, porque soy una mujer, pero eso le pasa a los hombres también. Por ejemplo, están demasiado flacos, no tienen mucha musculatura, no son lo suficiente altos y también les parece que el amor no es para ellos. Pero eso no es cierto”.
Kostićová también explica por qué decidió participar en la campaña contra el “body shaming” que, siendo profesora universitaria, podía suponerle cierto desafío. Ella, sin embargo, no lo percibe así y cuenta que la convenció el perfil de los creadores del proyecto, en concreto la cantante Ridina Ahmedová, autora del podcast Grasa (Sádlo), emitido en la Radio Checa. Kostićová tuvo la sensación como si el podcast hablara de la profundidad de su propio corazón, y cuando tuvo la oportunidad de trabajar con Ahmedová, lo hizo sin dudar.
“Cuando tuve la oportunidad de colaborar con ella, fue perfecto. Me pareció natural, eso es lo que tengo que hacer. Enfrentarme a mi fotografía. Yo soy profesora universitaria y esto lleva consigo entrevistas en la televisión o en la radio, así que estoy acostumbrada a verme y estoy reconciliada con eso. Esto no significa que esté contenta con mi obesidad, todavía estoy buscando maneras de cómo solucionar el problema, todavía lo entiendo como un problema. Pero después de décadas me doy cuenta de que es un problema enorme. La gente pierde peso y lo gana de nuevo. Estoy reconciliada con mi imagen”.
Concluye Kostićová que los ideales de belleza siempre han existido y no van a desaparecer. Advierte, sin embargo, que la sociedad tiene que tener claro que son solo ideales y no la manera de la que todos tienen que ser. En su propia experiencia demuestra que por no poder cumplir con estos ideales, las personas pueden tender a adoptar identificaciones falsas.
“Con el nuevo fenómeno de la tolerancia hacia las comunidades, las identidades marginalizadas tenemos que tener cuidado para no empujar a otros innecesariamente a unas posiciones que no son auténticas simplemente por estereotipos”.
“También estoy hablando de mi propia experiencia. Estaba preguntándome a mí misma si en realidad no era, por ejemplo, transgénero, si no era un hombre. No es que me sintiera como un hombre, pero la sociedad me estaba diciendo: ‘Así no son las mujeres. Una mujer es delgada, bonita, sumisa’. Todas las cosas que yo no soy. Con el nuevo fenómeno de la tolerancia hacia las comunidades, las identidades marginalizadas tenemos que tener cuidado para no empujar a otros innecesariamente a unas posiciones que no son auténticas simplemente por estereotipos”.
Subraya Kostićová que está hablando de la cuestión de la autenticidad y en ningún caso transfobia. Y precisamente por tratar un tema muy actual, complejo y delicado, hay que abrir en el futuro la cuestión de cómo el “body shaming” influye en la autoidentificación.
¿Y qué puede hacer cada uno para cambiar los estereotipos de la belleza? Según la exposición: no hacer comentarios del cuerpo del otro sin ser preguntado, respetar al otro independientemente de su aspecto y pensar que uno no tiene la obligación de cumplir con las expectativas de otros.