¿Vaticinaron los astros el asesinato del duque de Wallenstein?

Alberto de Wallenstein

Cuando estaba en la cima del poder, el duque Alberto de Wallenstein rivalizaba con el propio emperador Fernando II de Habsburgo. Wallenstein, nacido en 1583 en una familia hidalga checa de escasos recursos, amasó una formidable fortuna. En los años veinte del siglo XVII se convirtió en el hombre más rico del Reino de Bohemia. Fue también destacado jefe militar de la Guerra de los Treinta Años.Hasta la actualidad es un enigma que la trayectoria de Wallenstein coincidiera con lo que le había pronosticado un horóscopo elaborado por el célebre astrónomo Johannes Kepler durante su estancia en Praga. Al ampliar posteriormente el vaticinio, Kepler se negó a formular el pronóstico relativo al período posterior a 1634. El 25 de febrero de aquel año Wallenstein fue asesinado. Curioso...

?Influyen los astros en la vida de los seres humanos? Desde el tiempo de los caldeos,en el primer milenio antes de nuestra era, los astrólogos investigaban esa supuesta influencia. En la época de Johannes Kepler la Astrología convivía con la Astronomía.

Él mismo formuló a principios del siglo XVII las leyes de los movimientos de los planetas, sentando las bases de la Astronomía moderna. Sin embargo, no desechaba del todo la Astrología.

En el tratado “Sobre bases más firmes de la Astrología”, de 1601, Kepler formuló sus propios principios astrológicos. Reconocía sólo la influencia de los astros sobre la Tierra en su conjunto, pero rechazaba la posibilidad de diseñar pronósticos para personas individuales.

En la vida cotidiana traspasaba muy a menudo la frontera entre la Astronomía y la Astrología, en el siglo XVII todavía muy difusa.

Entre los manuscritos de Johannes Kepler se encuentran unos 800 horóscopos. Al parecer, calculó algunos de ellos como ejercicio, pero hizo también muchos por encargo.

Las remuneraciones que percibía por los augurios, le permitían vivir y dedicarse al trabajo científico serio. Kepler hizo al respecto el siguiente comentario:”?Qué sería de la venerable madre Astronomía si no la alimentase su chiflada hija Astrología?”

Los hombres poderosos del siglo XVII estaban obsesionados por los horóscopos.Conocer el del adversario político era conocer sus puntos flacos. La elaboración de un horóscopo estaba rodeada de muchas cautelas.

El horóscopo de Alberto de Wallenstein,  foto: Štěpánka Budková
Alberto de Wallenstein encargó su primer horóscopo a Kepler en 1608. En aquella época era un insignificante hidalgo checo de venticinco años, con los bolsillos vacíos.

Mantuvo el incógnito, facilitando a Kepler a través de un intermediario sólo la fecha y el lugar del nacimiento.

Kepler logró caracterizar en el horóscopo a Wallenstein de manera tan acertada que varios historiadores suponen que el astrónomo sabía de quién se trataba.

Los defensores de la Astrología objetan que a aquellas alturas no podía saber nada de Wallenstein ya que era un joven totalmente desconocido debido a su modesto origen.

El horóscopo elaborado por Kepler para Wallenstein causa asombro. No sólo por anticipar la futura trayectoria del joven sino también por su tono franco y hasta crudo.

De la constelación de los astros en el momento del nacimiento del hidalgo Kepler deducía que el cliente poseía una gran agudeza de espíritu e inteligencia. Recalcaba,sin embargo, que estos dones serían utilizados para cometer abusos atentatorios a los principios cristianos.

Los astros revelaban también la altivez, el desprecio por los demás y la falta de fe.

Kepler pronosticaba que a su cliente le faltaría la bondad del corazón, la capacidad de sentir el amor fraternal y conyugal, que sería inescrupuloso, egoísta, cruel, taimado y conflictivo.

Los historiadores modernos diseñaron el mismo cuadro de Wallenstein: frío, incapaz de afecto, personalidad con un ego inmenso.

De la posición desfavorable de la Luna se desprendía, además, que el cliente suscitaría sospechas, sería detestado y considerado un monstruo solitario.

Sin embargo, según el horóscopo de Kepler, los astros auguraban a Wallenstein una meteórica carrera, altos cargos y gran fortuna. Vaticinaban que pronto contraería matrimonio ventajoso con una viuda pudiente.

Wallenstein creía sin reservas en el horóscopo elaborado por Kepler en 1608. Siempre lo llevaba con él y hacía apuntes en su texto.

Para Wallenstein fue una especie de hoja de ruta. Un año después se casó por cálculo con la viuda rica Lukrecie Nekšovna de Landek. Gracias al enlace se convirtió en dueño de un extenso feudo en Moravia.

Cinco años después la esposa falleció de tuberculosis. Wallenstein era rico y libre para ascender aún más en el escalafón social.

La oportunidad llegó en 1621, tras la derrota de la revuelta de los estamentos protestantes checos contra el emperador Fernando II de Habsburgo. Wallenstein se apoderó de los feudos de los nobles ejecutados por haber participado en la rebelión y del patrimonio confiscado a los hidalgos protestantes que emigraron del país.

Su fortuna era tan inmensa que pudo formar un ejército de mercenarios que ofreció al emperador. Ganó para Fernando II varias batallas en la Guerra de los Treinta Años.

Fue nombrado generalísimo de las tropas imperiales. El emperador le otorgó el título de duque de Frýdlant y de Meklenburgo.

En la cima del poder, Wallenstein quería conocer qué decían los astros de su futuro. Kepler le elaboró horóscopos en 1624 y en 1628. En aquel último año ya era empleado del duque que contrató a Kepler como su astrólogo personal.

Wallenstein alojó a Kepler en su palacio de Sagan, en Silesia. El lugar estaba a salvo de la borrasca bélica que asolaba Europa, pero Kepler se sentía aislado de los centros científicos. Preferiría vivir en Praga.

No obstante, la estancia en Praga tenía inconvenientes tanto para Kepler como para Wallenstein.

Johannes Kepler era protestante. En Praga se le presionaría para que se convirtiera al catolicismo, lo que no estaba dispuesto a hacer.

Por su parte, Wallenstein prefería mantener a Kepler en el aislamiento del palacio de Sagan para evitar que alguien sonsacase al astrólogo información acerca de qué le aguardaba a su amo y cuáles eran sus puntos flacos.

La situación de Kepler como astrólogo no era fácil. Wallenstein le exigía insistentemente horóscopos más y más detallados.Le pidió que con ayuda de la Astrología le respondiera a preguntas tales como:”?De qué nacionalidad y profesión son mis enemigos públicos y ocultos?”

Esto ya era un juego muy peligroso. Dado el carácter inescrupuloso de Wallenstein, cualquier referencia en este sentido haría que el duque matase a dicha persona.

Por otro lado, todo indica que Wallenstein encargaba a Kepler elaborar horóscopos de sus adversarios.

Es curioso que a pesar de las insistencias de Wallenstein, Kepler se negaba a elaborar un horóscopo detallado para el período posterior a 1634. Se excusaba que no disponía de tablas astronómicas lo suficientemente precisas.

La causa de su negación estribaba más bien en el hecho de que en marzo de 1634 se esperaba una constelación de planetas que sería extraordinariamente desfavorable para el horóscopo de Wallenstein.

El duque de Wallenstein fue asesinado por orden del emperador el 25 de febrero de 1634 en la ciudad de Cheb, en Bohemia Occidental.

La coincidencia del año de su muerte con la nefasta constelación de los planetas no deja de asombrar hasta la actualidad.

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