Hace 440 años el emperador Rodolfo II de Habsburgo hizo de Praga su sede

Praga por Joris Hoefnagel y Franz Hoogenberghe, cerca de 1595

Después de su traslado a Praga en 1583, el emperador Rodolfo II de Habsburgo transformó la ciudad en un centro cultural del manierismo europeo, tesoro de colecciones e importante centro de la ciencia.

Estatuas de Tycho de Brahe y Johannes Kepler en Praga | Foto: Eva Odstrčilová,  Český rozhlas

El Castillo de Praga fue transformado en una lujosa residencia llena de ricas colecciones de arte, pinturas, esculturas y curiosidades. Artistas y científicos de toda Europa encontraron refugio aquí. De los pintores, sobre todo Giuseppe Arcimboldo, que se hizo famoso por sus ciclos de las Cuatro Estaciones o su retrato de Rodolfo II como Vertumno.

Bartholomeus Spranger, nacido en Amberes, fue el verdadero gigante de la Corte de Rodolfo. La mitología prevaleció en su pintura. Otras personalidades importantes incluyeron al pintor Hans von Aachen, famoso por su distintivo estilo del retrato.

Rodolfo II como Vertumnus de Giuseppe Arcimboldo,  1591 | Foto: Erik Lernestål,  Skokloster Castle/Wikimedia Commons,  public domain

Praga atrajo a artistas y a científicos. Aquí trabajaron estrellas de la astronomía como Tycho Brahe o Johannes Kepler.

Carta de Majestad | Foto: Jana Šustová,  Radio Prague International

Rodolfo II disfrutaba de la vida en Praga, pero su naturaleza excéntrica se hacía cada vez más evidente. Poco a poco empezó a perder el contacto con la realidad. Apenas participó en política, se negó a resolver la guerra con el Imperio Otomano y los disturbios en Hungría. Esto fue utilizado por su hermano menor Matías, quien se ganó a la nobleza húngara.

Rodolfo II de pintor Hans von Aachen | Foto: Kunsthistorisches Museum,  Wikimedia Commons,  public domain

Posteriormente, Rodolfo perdió el apoyo de los estados y señores de la guerra moravos, quienes en 1608 marcharon con Matías contra Rodolfo en Praga. Finalmente se negoció la Paz de Libeň. Matías ganó Moravia, Austria y Hungría. En un esfuerzo por calmar la situación entre católicos y protestantes, Rodolfo II se vio obligado a firmar en 1609 un documento especial conocido como la Carta de Majestad que promulgaba la libertad religiosa.

El fin de su reinado era inevitable. En mayo de 1611 tuvo que abdicar. Matías le permitió quedarse en el Castillo de Praga, donde murió el 20 de enero de 1612.

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