Vacunarse para dejar las mascarillas en verano

En Chequia han sido aplicadas ya más de cinco millones de vacunas contra el COVID-19. El epidemiólogo Roman Chlíbek considera que si se mantiene el ritmo de vacunación actual, en verano podría ser seguro quitarse la mascarilla.

Adam Vojtěch | Foto: Ondřej Deml,  ČTK

A partir de este lunes los checos pueden visitar nuevamente sus restaurantes y bares favoritos, ir a nadar, a la sauna o al casino. El veredicto del Tribunal Supremo de la semana pasada, que decidió que no era posible imponer un cierre general de los servicios, obligó al viejo-nuevo ministro de Salud, Adam Vojtěch, a suavizar las medidas más pronto de lo esperado.

Se seguirán aplicando medidas estrictas de higiene como el uso de mascarillas, el respeto de la distancia de seguridad y un aforo limitado de clientes por establecimiento. Se mantiene vigente también la obligación de presentar un test negativo de coronavirus, si uno no está vacunado o no ha pasado por la enfermedad en los últimos 180 días.

Foto: Michaela Danelová,  Český rozhlas

Aun así el ministro Vojtěch se mostró reticente y no completamente a gusto con el obligado levantamiento de las medidas.

“No sentimos preocupación, pero sí inseguridad, en cuanto al efecto que tendrá el levantamiento de las medidas en la situación epidémica. Si la situación no empeora y no se produce un impacto negativo, podremos empezar a debatir una nueva suavización”.

El Gobierno se reúne nuevamente este lunes para debatir cambios en las medidas actuales. Si la situación epidémica lo permite, se prevé un posible aumento del número máximo de personas que pueden acudir a los actos culturales, al igual que la apertura de las guarderías de los centros comerciales y el levantamiento de la prohibición del baile en los clubes y discotecas.

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Lo probable es que vuelva a discutirse asimismo el tema de los test de coronavirus en la cultura, ya que el ministro de la cartera, Lubomír Zaorálek sigue criticando como discriminatorias las condiciones que se aplican a los eventos culturales a diferencia de otras actividades.

“Mientras que en un restaurante, y me prometieron que sería justo, basta con presentar un certificado emitido por el empleador que confirme que la persona se ha hecho un test, en eventos culturales hace falta tener un certificado oficial. En los restaurantes, la responsabilidad cae sobre el cliente. En los actos culturales se convierte en una carga para los organizadores”.

Vacunas para los más jóvenes

Uno de los grupos que no tiene la obligación de presentar un test negativo para acudir a restaurantes, cines o teatros son los vacunados contra el COVID. En Chequia han sido aplicadas ya más de cinco millones de vacunas. A los más de siete millones de personas que pueden registrarse para recibir la vacuna en estos momentos, se sumarán el jueves a medianoche todos los mayores de 16 años.

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Expertos han puesto en cuestión el interés de los más jóvenes en vacunarse, ya que muchos consideran que lo peor ha pasado. No obstante, de acuerdo con el epidemiólogo y presidente de la Sociedad Checa de Vacunología, Roman Chlíbek, si se mantuviera el interés actual en la vacuna, los checos posiblemente podrían quitarse la mascarilla en verano. Un incentivo que también podría servir de motivación.

“Si las personas se vacunan y las cifras de vacunados siguen subiendo, podríamos llegar a la tasa necesaria en los meses de verano. Y, en teoría, podríamos quitarnos las mascarillas. Pero dependerá de la postura de la población hacia la vacunación, principalmente de los jóvenes”.

De acuerdo con Chlíbek, la eficacia de las vacunas es alta. Admite que, en teoría, una persona con el ciclo de vacunación completo puede propagar el virus en la población, no obstante, el riesgo en la práctica es mínimo. Si las vacunas no funcionaran, no estaríamos registrando la actual disminución en el número de contagios, según sostiene.

Roman Chlíbek | Foto: Honza Ptáček,  Český rozhlas

Al mismo tiempo, no considera oportuna la medida adoptada, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los vacunados ya pueden quitarse la mascarilla. No por el riesgo que supone, sino por su difícil implementación.

“En teoría, una persona plenamente vacunada podría quitarse la mascarilla. Pero en la práctica, ¿cómo diferenciaríamos entre quién está vacunado y quién no? ¿Cómo se reconocería y revisaría? Por eso hace falta esperar hasta que el número de vacunados sea suficiente y todos podamos quitarnos las mascarillas”.

A una mayor tasa de vacunados en la población debería contribuir asimismo la reciente decisión de la Comisión Europea quien, en base la recomendación de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), autorizó la aplicación de la vacuna de las empresas Pfizer/BioNTech también a los niños de entre 12 y 15 años.

De acuerdo con Chlíbek se trata de un paso importante, ya que también los menores pueden ser vulnerables al virus o poner en riesgo a alguien en su entorno inmediato.

Foto ilustrativa: ivabalk,  Pixabay,  CC0 1.0 DEED

“Al igual que en el caso de los adultos, también entre los niños hay pacientes con enfermedades crónicas, de los pulmones o el corazón, por ejemplo. El COVID puede ser peligroso para ellos, aunque por lo general no se manifiestan complicaciones tan serias como con los adultos. Además, en las familias con personas con una inmunidad debilitada, por ejemplo, las personas mayores, hace falta que se vacune al máximo de familiares posible. Esto fortalece la barrera que previene el contagio dentro del hogar y en su alrededor”.

Chlíbek asegura que, de acuerdo con estudios realizados, las complicaciones o efectos secundarios que se registraron tras la vacunación de niños son comparables con los de los adultos. Es decir dolores leves en el brazo, de cabeza o cansancio. Al no producirse reacciones graves, parece que la vacunación de los niños en Chequia podría iniciarse en breve, tal y como lo adelantó el primer ministro checo, Andrej Babiš.

Autor: Romana Marksová
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