Una fantasía de concierto para el himno de San Venceslao
Con motivo de la fiesta nacional del 28 de septiembre les ofrecemos la composición de Josef Klička titulada Una fantasía de concierto para el himno de San Venceslao.
Su don musical natural y el empeño de hacer arte a la perfección de Josef Klička culminaron a sus 30 años de edad. El organista nacido en 1855 fue nombrado entonces profesor de artes musicales y daba conciertos en la sala Rudolfinum de Praga, donde había sido instalado hacía poco un nuevo órgano.
En aquella época desarrolló plenamente su talento musical. Inspirado por el órgano de la empresa alemana Sauer y las composiciones de sus coetáneos europeos, escribió su primera obra extensa.
Sus composiciones de finales del siglo XIX acabaron por cambiar la historia de la música de órgano nacional. En la obra de Josef Klička el órgano se convirtió en un instrumento capaz de reemplazar a una orquesta sinfónica. Modificaba para el órgano las composiciones escritas para orquesta, pero componía también piezas nuevas creadas en estilo orquestal.
A diferencia de sus coetáneos, que bajo la reforma de la Iglesia tocaban preludios y fugas o componían piezas más extensas y ricas emocionalmente como sonatas, siguiendo las formas y armonías habituales, Josef Klička ofrecía inesperadas expresiones emocionales y fantasías virtuosas libres irradiando su experiencia del romanticismo tardío.
Su pasión por el sonido orquestal se le notaba ya desde su juventud. En la biografía escrita por Karel Hoffmeister se puede leer: “Su ideal no era la simple voz del violín, sino una rica y abigarrada fuerza de la orquesta. Sin ser experimentado en la teoría, comenzó a escribir su primer trabajo orquestal. Escribió la obertura que dedicó en Navidades a Leopold Měchura. Y poco después compuso otra obertura. La realización viva de la partitura la reemplazó por una imaginación infantil: las sillas colocadas en el salón hacían de músicos de una orquesta muda a los que dirigía con ímpetu juvenil moviendo frenéticamente los brazos”.
Esta pasión por un sonido orquestal completo lo acompañó durante un largo período. Fue en 1885 cuando se centró más en las composiciones para órgano.
Una fantasía de concierto para el himno de San Venceslao surgió en 1895. Su magnitud merece la atención de un oyente despierto, pues difícil disfrutarla al máximo al escucharla por primera vez. Uno lo logra apenas cuando conoce mejor la pieza, pero el esfuerzo merece la pena.
Su estructura y elementos onomatopéyicos y su carácter sinfónico le dan una gran fuerza a la composición. Así lo decía ya el periódico Política Nacional el 28 de septiembre de 1913: “Esta composición es la obra más monumental de Josef Klička, deja una impresión inolvidable en el oyente. En cuanto a la virtuosidad, esta pieza no se puede comparar con ninguna otra composición para órgano”.
La composición fue editada por la casa Maurice Senart en 1914 y forma parte de las piezas de Klička tocadas con más frecuencia.
El motivo principal surgió a mediados del siglo XIX, así que se trata de una segunda versión de dicho himno. Como hemos dicho, el órgano es utilizado aquí plenamente, ya sea su parte técnica como su amplitud de registro.