Un proyecto checo para revivir los perfumes de la Antigüedad
El Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias intenta recrear perfumes de la Antigua Grecia y Egipto en su último proyecto.
Sean Coughlin es investigador en el Instituto de Filosofía y científico asociado del Instituto de Química Orgánica y Bioquímica de la Academia de Ciencias de Praga. Durante más de un año, él y su equipo han estado intentando redescubrir el arte y la ciencia detrás de la fabricación de perfumes de la Antigua Grecia y Egipto.
El proyecto titulado La alquimia del perfume comenzó en 2021. Sean Coughlin habla sobre su surgimiento.
“En 2012 una pareja de arqueólogos de la Universidad de Hawái, Robert Littman y Jay Silverstein, estaban excavando en un lugar llamado Tell Timai en Egipto. Timai es una ciudad antigua conocida como Thmouis según las fuentes antiguas y es próxima a una localidad llamada Mendes, que fue famosa durante la Antigüedad por su producción de perfumes. Cuando estaban excavando, descubrieron un lugar que parecía haber sido utilizado para procesar líquidos. Y se había pronosticado, según las crónicas antiguas, que en ese área debía haber una fábrica de perfumes. Por lo que inmediatamente tuvieron la esperanza de que el hallazgo fuera esa fábrica de perfumes. También encontraron unas botellas de perfumes así como muchas monedas de oro allí escondidas. Debido a este descubrimiento quisieron analizar los residuos que encontraron en las botellas. También contactaron a Dora Goldsmith en Berlín y a mí para ayudarles a reconstruir el perfume que podría haber estado en las botellas. Eso fue para una exposición de National Geographic en 2019 y fue el impulso para este proyecto”.
El proyecto va más allá de recrear perfumes de la Edad Antigua, es poner a prueba una nueva forma de hacer historia, dice Coughlin.
Los perfumes están siendo recreados a partir de la información conservada hasta el día de hoy. Los investigadores han tomado como referencia dos fuentes. En primer lugar, los murales de los templos de la dinastía ptolemaica en Egipto, donde las recetas están grabadas en piedra en las paredes. También está descrito cual era el fin de los perfumes, en la mayoría de los casos eran utilizados con fines religiosos, pero también podían utilizarse dentro del campo de la medicina.
Coughlin señala que al hablar de perfumes de la Antigüedad, se debe entender como perfumes bastante similares a los actuales. Los usos que la gente les daba entonces no difieren mucho a los de ahora, por ejemplo, su uso en actos religiosos, como sucede con el incienso. Normalmente una de las motivaciones es hacer una ofrenda a las entidades divinas y la otra es hacer que un espacio sea “divino” en sí mismo. Es algo que la gente hacía y sigue haciendo.
El proceso para la recreación de los perfumes de la Antigua Grecia y el Antiguo Egipto es bastante complejo, sostiene Coughlin.
“Para el proceso tomamos dos archivos que estamos creando. Por un lado, uno de materiales donde vamos adquiriendo todas las resinas y fluidos aromáticos, así como semillas del Egipto mediterráneo y Oriente Medio, recolectándolas y cuantificando los compuestos químicos que contienen. Tenemos un colega en el Instituto de Botánica Experimental, Jan Rezek, que está haciendo este trabajo por nosotros. Y luego tenemos un léxico, un archivo escrito que recopilamos de todas las diferentes palabras y lo que podrían ser. Y así comenzamos a diseñar experimentos, que es un proyecto muy laborioso. Probamos cada variable y vemos lo que encontramos al final. Lo cuantificamos usando el equipo químico nuevamente y luego comenzamos a compararlo con evidencia arqueológica, como análisis de residuos, y lo comparamos con nuestros registros escritos”.
En principio, el objetivo del proyecto es recrear cinco perfumes distintos. Actualmente están centrados en uno. Parece ser que están cerca de descifrarlo, comenta Coughlin. Este primer perfume que replican es el stacte. A pesar del origen griego de su nombre, también se han encontrado menciones en algunos documentos del Antiguo Egipto. Actualmente cuentan con escasa información del origen de este perfume, más allá que parece ser un derivado de la mirra.
La elección del stacte como primer perfume a replicar se debe a dos razones. Una es que es la base de muchos perfumes posteriores. Su ingrediente principal es la mirra, que es prácticamente el ingrediente principal de cualquier perfume egipcio del período que se conoce. La segunda razón es que es el único perfume simple sin compuestos.
El proyecto se lanzó en el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias, pero involucra a expertos de varios campos. Egiptólogos, expertos en simbología, artistas olfativos e incluso dramaturgos trabajan junto al equipo de Sean Coughlin con el fin de entender los perfumes de la Antigüedad desde todas las diferentes perspectivas posibles.
Además del proyecto, también se organizan talleres donde se puede fabricar en cierto modo estos perfumes antiguos.
“Organizamos talleres donde ofrecemos dos cosas. Primero que la gente venga y siga con nostros una receta antigua y haga un perfume siguiendo esa receta que puede llevar con ellos a casa. Pero también estamos fomentando la ciencia ciudadana, y esto nos beneficia tanto a nosotros como al público. Tenemos muchos materiales y hay muchas formas diferentes de hacer un perfume. Tenemos personas que vendrán al taller, harán un perfume de acuerdo con su interpretación de lo que creen que dice la receta. Nos lo registran y luego nos matienen actualizados cada dos semanas, nos dicen cómo va su perfume, nos envían fotos y nos informan, y esto son cosas que podemos incluir en nuestros estudios a largo plazo”.
El proyecto La alquimia del perfume se prevee que tenga una duración de cinco años, donde a los cinco perfumes que intentan recrear se les suma un diccionario de perfumería greco-egipcia. Se trata de un diccionario histórico donde se registra lo que la gente a través del tiempo ha pensado sobre los perfumes. Pretenden recopilar en un solo volumen toda la información disponible.
También van a tener un libro de perfumería, documentando todo lo realizado a lo largo del proyecto, así como las propias investigaciones. En el caso concreto de Coughlin, está trabajando en un libro sobre el arte y la naturaleza de la Antigua Grecia.
Esperan expandir el proyecto debido al gran interés que han mostrado personas de todos los campos en colaborar en él.
Para Coughlin lo más importante es enseñar al público que la historia de la ciencia es algo que realmente pueden experimentar directamente.