Jaroslav Heyrovský, el primer Premio Nobel checo

Jaroslav Heyrovský

El 20 de diciembre se cumplieron 130 años del nacimiento del Premio Nobel de Química, Jaroslav Heyrovský. El destacado científico obtuvo el prestigioso galardón casi cuatro décadas después de su descubrimiento clave, la polarografía.

Fue una gota de mercurio lo que marcó la vida de Jaroslav Heyrovský, el primer ciudadano checoslovaco en obtener el Premio Nobel. Su aporte a la humanidad fue el descubrimiento de polarografía, un método de análisis químico de sustancias que facilita el trabajo en muchas industrias, incluida la medicina. Según confesó Heyrovský en su día a la Radio Checoslovaca, esta investigación fue el momento clave de su carrera.

Jaroslav Heyrovský  (a la derecha) | Foto: Archivo de ÚFCH J. Heyrovského AV ČR

“Mi vida está estrechamente conectada con la polarografía, que surgió en 1922 cuando publiqué mi ensayo sobre la corriente eléctrica que atraviesa el electrodo de una gota de mercurio”.

La polarografía es un método analítico que permite obtener la información sobre el tipo y la cantidad de sustancias contenidas en soluciones químicas. Por su simplicidad y uso práctico, el método ganó fama en todo el mundo.

En 1924, Heyrovský construyó con su alumno japonés Masuzo Shikata un aparato que registraba las curvas polarográficas automáticamente y recortó la duración del análisis en tan solo unos minutos. Este invento posteriormente empezó a formar parte del equipo de cada laboratorio. Heyrovský presentó su descubrimiento también en prestigiosas universidades de Estados Unidos y la Unión Soviética. En la Exposición Universal de 1958 en Bruselas, la polarografía protagonizó una exhibición que incluía todos los aparatos de fabricación checoslovaca.

Más vale tarde que nunca

Jaroslav Heyrovský obtuvo por su labor científica una serie de títulos de doctor honoris causa otorgados por prestigiosas universidades internacionales y membresías en Academias de Ciencias de varios países. Al Premio Nobel fue nominado en 18 ocasiones; 14 nominaciones fueron de química, una de física y tres de fisiología y medicina.

El polarógrafo de Jaroslav Heyrovský,  foto: Lukáš Mižoch,  CC BY-SA 3.0

Finalmente, el anhelado galardón llegó a sus manos el 10 de diciembre de 1959, 37 años después de su descubrimiento del método de polarografía. Heyrovský viajó a la entrega del premio a Estocolmo sin sus familiares, puesto que el régimen comunista no permitió que fuera acompañado para evitar su eventual emigración. La Radio Checoslovaca informó así sobre la entrega del premio.

“En este momento, el profesor Heyrovský recibe el Premio Nobel de Química de manos del rey de Suecia, quien le felicita y conversa con él”.

Un jefe exigente

Jaroslav Heyrovský fundó en el marco de la Academia Checoslovaca de Ciencias el Instituto de Polarografía, que atraía a científicos de todo el mundo interesados en aprender el método de Heyrovský. Sus conocimientos los aplicaba en diferentes industrias, desde la alimenticia, el medio ambiente hasta la medicina. Heyrovský fue conocido en el instituto como una persona altamente entusiasmada por la ciencia, según confesó para la Radio Checoslovaca su compañero Antonín Vlček.

Jaroslav Heyrovský | Foto: APF Český rozhlas

“No le gustaba cuando la gente del instituto se dedicaba a otra cosa que no estuviera vinculada con la polarografía. Decía que durante el día se deben hacer experimentos y en la tarde y noche se debe estudiar. El tiempo en el laboratorio se tenía que aprovechar totalmente”.

Para promover los avances científicos checoslovacos a nivel mundial, Heyrovský, con su compañero Emil Votoček, fundaron la revista internacional Collection of Czechoslovak Chemical Communications.

Jaroslav Heyrovský falleció el 27 de marzo de 1967. Su vida quedó retratada en la exposición itinerante 'La Historia de una Gota' ('Příběh kapky'), inaugurada en 2009 con motivo del 50 aniversario de la entrega del Premio Nobel. La muestra se basa en documentos de archivo, fotografías y recuerdos de los familiares de Heyrovský. Una parte de la exhibición presenta una serie de polarógrafos y otros aparatos con los que el científico trabajó durante su vida. Entre los años 2009 hasta 2019, la exposición se presentó en 31 lugares con la asistencia de más de 30 000 personas.