Un cuadro de la Segunda Guerra Mundial revela una fascinante historia de los pilotos checoslovacos
La Embajada checa en Londres y el Instituto Militar de Historia han logrado desvelar la fascinante historia de un cuadro donado a una enfermera británica por un piloto checoslovaco que luchó en la Segunda Guerra Mundial.
Todo empezó con un retrato de una mujer misteriosa. El británico Anthony Shorter lo ha tenido siempre. Se lo regaló su madre, quien había trabajado como enfermera en el Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, gracias a la labor conjunta de la Embajada checa en Londres y el Instituto Militar de Historia, ha sido posible identificar al autor de la pintura y también a la persona que donó el cuadro a la madre de Shorter. Resulta que en ambos casos se trató de pilotos checoslovacos.
El secretario de la embajada, Michal Žižlavský, detalló para la Radio Checa los datos con los que contaban al principio de la investigación.
“El señor Shorter nos informó que había recibido de su madre un cuadro que supuestamente le había regalado un piloto checoslovaco del que ella habría cuidado como enfermera en un hospital”.
En el cuadro se observa el rostro de una mujer hermosa, medio encubierto entre la sombra. En él encontraron dos inscripciones, continúa Žižlavský.
“Al analizar el cuadro descubrimos una firma en la parte delantera, con la fecha de septiembre de 1939. Al otro lado se encontraba una dedicatoria que logramos descifrar. Esta decía: ‘De mí para tí por Navidad, Josef. V. Kučera’.
Con el objetivo de revelar la identidad de los supuestos pilotos checoslovacos, la Embajada en Londres decidió pedir ayuda a expertos. Jiří Rajlich, del Instituto Militar de Historia Checo, concluyó que ningún V. Kučera había figurado en los rangos de la Real Fuerza Aérea británica durante la guerra.
“Seis hombres de apellido Kučera sirvieron allí, pero ninguno con un nombre que empezara con V. Así que estaba claro que el cuadro tenía que provenir de Francia. Y, efectivamente, allí encontré a un Vladimír Kučera. Nunca fue miembro de la Real Fuerza Aérea porque falleció en la fuerza aérea francesa en un accidente el 14 de mayo de 1940”.
La identidad del hombre llamado Josef, a quien Vladimír Kučera regaló el cuadro, resultó ser el mayor rompecabezas para los historiadores. Al final ayudó a esclarecer la historia una fotografía proporcionada por Anthony Shorter. En la imagen, tomada en 1946, aparecía Shorter, entonces de cinco años, su madre, y un alto desconocido, cuenta el historiador.
“La pista resultó muy útil. Descubrí que el hombre en la fotografía era Josef Richter. Richter había servido con Kučera en Francia. Participó en los primeros vuelos que se realizaron con los bombarderos Wellington, los ataques nocturnos sobre Alemania y Europa Occidental. Como la mayoría de los pioneros del 311 escuadrón checoslovaco, vivió numerosas aventuras”.
Richter se sumó al famoso escuadrón de bombardeo tras la derrota de Francia y se ganó el aprecio y la popularidad de sus compañeros de lucha, entre otras razones, por su gran pasión por la cerveza, agrega Rajlich.
“Corría el rumor de que era capaz de tomarse 54 cervezas. Alerto a todos que no lo intenten. Se trataba de 54 cervezas inglesas, es decir más pequeñas que las checas”.
Richter volvió a Checoslovaquia en 1945. Poco tiempo después del golpe comunista en 1948 huyó de regreso a Reino Unido. Allí es también donde falleció, una semanas después de la caída del régimen en 1989.
En cuanto a Vladimír Kučera, este murió a los 29 años, solo cinco meses después de regalarle a Richter el cuadro en Navidad de 1939.
La identidad de la mujer que aparece en la pintura sigue siendo un misterio.