Tanques hinchables checos para despistar al enemigo
Una empresa checa es líder mundial en la elaboración de réplicas hinchables de armamento pesado que pasan por reales ante los radares militares. Radio Praga Internacional habló con el CEO de Inflatech, Vojtěch Fresser.
Se trata de un taller normal y corriente que pasa inadvertido en el centro de un barrio de la ciudad de Děčín. Pero lo que elaboran dentro las seis costureras por turno de la empresa Inflatech, es material militar. Aunque no disparan y uno podría pensar que se trata casi de atracciones de feria, los tanques, aviones o sistemas de misiles hinchables que producen, tienen una gran importancia en el frente porque despistan a los radares, que los consideran armamento real, y entretienen al enemigo en su destrucción o haciéndoles tomar distintas decisiones estratégicas. Todo un cebo que, ante todo, desgasta la capacidad de ataque de los ejércitos enemigos, explica Vojtěch Fresser, CEO de Inflatech.
“El máximo beneficio económico es cuando el enemigo usa algún tipo de armamento muy caro. Por ejemplo, un misil controlado a distancia que puede ser 20 veces más caro que nuestra trampa. Pondré otro ejemplo, los misiles antitanque Javelin, muy populares ahora. Recuerdo hablar con un productor en una exhibición que me contó que los precios van desde los 80.000 dólares, que es tres o cuatro veces más que nuestros tanques hinchables”.
Fresser explica que también son muy útiles para entrenamientos y ejercicios militares, no solo en el frente de batalla. Pero es en la guerra donde desempeñan su papel principal. La empresa Inflatech está dedicada exclusivamente a realizar réplicas de seda sintética de armamento real: tanques soviéticos T-72 o T-80, cazas, sistemas de misiles HIMARS o tanques estadounidenses Abrams, son solo algunos de los alrededor de 30 modelos a escala real que realizan. Del taller de Děčín han salido ya más de mil de estas piezas a las que pueden dedicar hasta una semana de trabajo.
Bastan entre seis y diez minutos para desenvolver e hinchar un tanque o un sistema antimisiles. Pero aunque pueda parecer que se trata de algo parecido a un castillo hinchable de feria, lo más importante de estas réplicas se encuentra en su interior, porque es lo que despista a los radares, dice Fresser.
“Generan un rastro en los niveles óptico y térmico. Esto permite despistar las cámaras térmicas de los enemigos, además de generar un rastro en los radares igual a los de los objetos reales”.
"La decepción es muy importante en cualquier tipo de conflicto"
Inflatech nació en 2014 para hacer algo que, curiosamente, nadie estaba haciendo en ese momento, dice el director ejecutivo.
“Inflatech creó el mercado de los cebos militares hinchables. Desde el final de la Guerra Fría, el mercado se había acabado en este ámbito. Inflatech lo ha restablecido y estamos creciendo cada año. Puedo confirmar que el año pasado fue en el que más crecimos desde 2014”.
No hay que pensar mucho para ver la relación con el inicio de la invasión rusa a gran escala en Ucrania. Sin embargo, si el “armamento” inflable está siendo usado para combatir al Ejército ruso es algo sobre lo que Fresser guarda silencio. No puede dar ese tipo de información, pero asegura que el 90% de sus clientes son gobiernos, sobre todo, de países de la OTAN.
En cualquier caso, no parece casual que la empresa viva tiempos dorados, como cuenta Fresser.
“Vemos un desarrollo muy dinámico en el uso de cebos militares, por lo que esperamos que crezca nuestra producción. Producimos entre 35 y 40 cebos al mes y nuestro plan es de doblar la cifra este año. Te diré por qué: cuando el enemigo entiende que tenemos unos diez sistemas antiaéreos, serán los primeros que querrán destruir cuando entran en el país. Pero si les mostramos 30 de estos sistemas, se confundirán. Por supuesto sabrán que 20 son cebos, ¿pero cuáles? Los cebos son muy importantes”.
Fresser especula con otros escenarios en los que una de sus piezas puede suponer una ventaja en el campo de batalla.
“Puedo imaginar poner un cebo en algún lugar en el que el enemigo al principio no sepa que es una trampa. Pero si lo dejo en el lugar tres o cuatro días sin moverlo, al final se darán cuenta. Dejarán de tomarlo en consideración, no se fijarán, pero un día lo puedo cambiar por una pieza de equipamiento real para sorprenderlos”.
"La decepción es muy importante en cualquier tipo de conflicto", destaca Fresser, recordando al general chino de la Antigüedad Sun Tzu, que decía que el arte de la guerra es la decepción. Como decía el director ejecutivo, los cebos militares no son nada nuevo. Hace siglos que se realizan, pero fue con la Primera Guerra Mundial, con el desarrollo de la fotografía aérea, que se empezaron a emplear de manera masiva. En aquel entonces eran simples estructuras rudimentarias. Ahora esconden tecnología punta secreta que requiere revisar, investigar y actualizar constantemente, explica Fresser.
“Es necesario mantener el ritmo con el desarrollo de los sensores aéreos para aeronaves y drones. Estos últimos son algo nuevo que ha aparecido en los conflictos, así que tenemos que hacer nuestros cebos más móviles. Tienen que ser más ligeros, porque también los costos del transporte deben bajar. Si tienes un solo cebo, no cambia nada, porque necesitas el mismo número de personas con los cebos que antes pesaban cien kilos, con los hoy, que pesan 43 kilos. Pero si transportas 200 cebos, tendrás que llevarlos en avión. Así que hay que hacerlos más ligeros, pero también más efectivos en lo que a su rastro se refiere. El rastro térmico debe desarrollarse de la mano con el del rastro para los radares. Tiene que ser más realista para las cámaras multiespectrales”.
La localización de la fábrica en Děčín tiene todo el sentido del mundo, explica el director de la empresa, porque la región tiene una antigua tradición textil. Ellos tenían que agregar después su know-how tecnológico a las entrañas de las piezas inflables. Pero asegura Fresser que en un principio su idea no era hacer material militar.
“Al principio teníamos la idea de fabricar objetos inflables civiles para hacer deporte, gimnasia o camping. Pero entonces nos enteramos de que había una necesidad de cebos militares inflables y que no había competencia en el mercado. Entrar en un mercado inexistente es algo muy interesante, por supuesto, y seguimos estando varios años por delante. Nuestro competidor más cercano va cuatro años por detrás tecnológicamente. Es difícil decir si lo que hacemos está bien o mal. Personalmente, preferiría producir algo con lo que los niños pudieran jugar”.
En cualquier caso, con lo que puede tener la conciencia tranquila Fresser es sabiendo que el misil que destruya uno de sus cebos hinchables, habrá explotado sin causar ningún daño a personas.